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Los logros de Gertrude Ederle no solo fueron en el agua, como nadadora olímpica y como la primera mujer en cruzar a nado el Canal de la Mancha, sino que también tuvo un gran impacto en la cultura popular estadounidense.
1924, París, Francia.
Gertrude Ederle, de 19 años, compitió por el equipo de natación femenino de EE.UU.
en los juegos olímpicos de verano.
Cuando en 1896 se iniciaron los Juegos Olímpicos modernos, las mujeres no participaban en ellos.
Pero en 1900 ya hubo cinco eventos para mujeres: tenis, golf, croquet, equitación y vela.
1912 fue la primera vez que se incluyó a las mujeres en los deportes acuáticos, la natación y el buceo.
Gertrude Ederle ganó la medalla de oro en el estilo libre de relevos cuatro por cien metros, y también ganó dos medallas de bronce.
"¿Las carreras olímpicas?
Había que nadar como alma que corre el diablo.
Cuando estamos en el agua, no estamos en este mundo".
Gertrude Ederle nació en 1905 en la ciudad de Nueva York en una familia inmigrante alemana que tenía una carnicería.
Cuando tenía 9 años su padre le enseñó a nadar en un río, llevaba atada una cuerda alrededor de su cintura.
Cuando era niña Gertrude Ederle contrajo sarampión cuyas complicaciones le originaron problemas auditivos; la natación no ayudaba en nada con esos problemas.
"Los médicos me dijeron que mi audición empeoraría si continuaba nadando, pero amaba tanto el agua que no podía parar".
Cuando tenía trece o catorce años Gertrude dejó la escuela para entrenar natación todo el año.
Creo que el apoyo de la familia fue tremendo, especialmente del padre.
La mayoría de los jóvenes, si abandonaban la escuela, era para trabajar y contribuir a los ingresos de sus familias.
Pero ella se dedicó solo a nadar.
La sociedad veía a las mujeres como el sexo más débil, se decía que biológicamente carecían del coraje físico para resistir los rigores de las competencias.
Algunos médicos incluso llamaban a las atletas no aptas para la maternidad, ya que el esfuerzo físico excesivo podría perjudicarlas a la hora del parto.
Por tanto, en los deportes existía para la mujer un claro límite a lo que de ellas se esperaba y se las animaba a hacer.
En 1918, Ederle se unió a un equipo de mujeres y empezó a nadar competitivamente.
La Asociación de Natación de Mujeres fue fundada por Charlotte Epstein en 1917 y es realmente una de las primeras organizaciones atléticas fundadas por mujeres para promover el deporte competitivo femenino.
Tenían un entrenador, Louis de Breda Handley, un ex olímpico, que creía que las mujeres podían y debían nadar; así que una vez que la unión atlética amateur permitió a las mujeres competir en la década de 1910 ellas comenzaron a hacerlo.
"Para mí, el mar es como una persona, como un niño que conozco desde hace mucho tiempo.
Suena a locura, lo sé, pero cuando nado yo le hablo al mar.
Nunca me siento sola cuando estoy en el mar".
Para 1925, Ederle había establecido 29 récords mundiales femeninos nadando estilo libre, incluyendo una larga distancia desde Nueva York a Nueva Jersey.
Gertrude Ederle nadó las 22 millas en 7 horas y 11 minutos.
Y ese récord se mantuvo durante más de 80 años, por lo que fue campeona de natación de corta distancia y larga distancia.
No puedo pensar en alguien que pueda hacer eso en este momento.
Eso es muy singular.
Soy Lia Neal, y soy dos veces olímpica.
Me uní a un equipo de natación cuando tenía ocho años y he estado nadando de manera competitiva desde entonces.
Para dar el nombre del más rápido nadador o nadadora del país, la selección nacional cada año tiene un nombre distinto.
En los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, me convertí en la primera mujer afroamericana en nadar en una final en el relevo libre de 400 metros.
Y nadando en los Juegos Olímpicos de 2016, me convertí en la primera mujer afroamericana en participar en dos olimpiadas.
Fue como mirar e ir a través de un túnel, sin ponerme límites, esforzándome constantemente.
En 1925, con el patrocinio de la Asociación de Natación de Mujeres, Ederle puso la vista en la prueba de resistencia definitiva: cruzar a nado el canal inglés.
Los hombres lo habían estado haciendo y cinco lo habían logrado.
Las mujeres lo habían intentado, pero ninguna lo había conseguido.
"Cinco hombres lo han logrado, ¿por qué no una mujer?
!¡En el club atlético, con seguridad, casi somos iguales en resistencia".
Tenemos que recordar: en 1920 las mujeres acababan de tener el derecho al voto, por lo que Ederle estaba tratando de demostrar que también éramos capaces en lo físico.
Pero involucraba riesgos enormes.
Estaban las olas enormes, las heladas temperaturas, los peces del mar.
Y con frecuencia, aparecían los vientos y te desviaban del rumbo.
Así que era un esfuerzo físico enorme y la mayoría pensaba que los hombres podían hacerlo con las justas, de ningún modo una mujer.
Ederle partió de una playa en Francia, determinada a conquistar nadando las 21 millas.
"Estoy lista.
!¡Tráiganme al viejo canal!".
Gertrude usó el estilo libre y la mayoría de los nadadores habían usado el estilo de pecho o braza.
Era diferente, pero parecía moverse en el agua con bastante rapidez y al principio todo parecía ir bien.
Pero se levantó una ola enorme y su entrenador que la seguía desde el remolcador le dijo: "Gertrude, deberías salir".
La tocó, lo cual no estaba permitido.
Y entonces ya no podía seguir.
Gertrude se enojó mucho porque sentía que podría haber seguido adelante.
"Mi lema es, si al principio no tienes éxito, inténtalo, inténtalo de nuevo.
De nuevo intentaré nadar el Canal de la Mancha el próximo mes de julio".
Ederle contrató un nuevo entrenador y pasó un año entrenando por lo menos 4 horas al día.
También diseñó sus propias gafas y un bañador más aerodinámico.
A finales del siglo XIX y principios del XX, a las mujeres en las playas y piscinas se les decía que se cubrieran.
Tenían que usar faldas largas, a menudo medias o pantalones bombachos lo que limitaba la movilidad en el agua.
Con su traje deportivo Ederle revolucionó la natación.
El 6 de agosto de 1926, a las 7 a.m., Gertrude Ederle salió de la costa de Francia por segunda vez.
Se untó de grasa todo el cuerpo para protegerse del agua fría y las picaduras de las medusas.
"No dejes que nadie me saque del agua a menos que yo misma lo pida.
Prométemelo.
!¡Inglaterra o la ruina!".
Dos remolcadores la acompañaban-- uno llevando a su familia y fans; el otro, reporteros de un periódico que patrocinaba la natación.
Se ponía de espaldas para poder comer algo, ya sea caldo, terrones de azúcar o chocolate.
Desde los barcos la gente la animaba cantando.
Esta vez no iba a haber nada que la detenga.
Catorce horas y treinta y nueve minutos después, Gertrude Ederle de 20 años llegó a la costa británica.
No sólo era la primera mujer en nadar el canal de la mancha, sino que batió por dos horas el récord de hombres de entonces.
"Apuesto a que todas las mujeres del mundo celebrarán esta noche.
!¡Arriba las mujeres y abajo los hombres!".
Cuando Ederle regresó, en la ciudad de Nueva York fue recibida por más de 2 millones de personas alineadas en las calles y los muelles tirando papel picado y serpentinas.
Todos querían verla.
La llamaban "Reina de las olas" o "Venus untada de grasa".
Fue una de las primeras mujeres en visitar la Casa Blanca y el presidente Calvin Coolidge la llamó, "La mejor señorita estadounidense".
Se hizo un cortometraje sobre Ederle y hubo canciones dedicadas a ella.
Ederle acabó con las ideas equivocadas sobre la debilidad de las mujeres.
En la década de 1920, en los Estados Unidos la súbita fama de Gertrude Ederle inspiró a más de 60.000 mujeres para obtener certificados de natación de la cruz roja.
Por dos años recorrió el país en el circuito de Vaudeville, demostrando sus destrezas en un tanque portátil.
Sin embargo, como resultado de la creciente atención y presión de la prensa, Ederle sufrió lo que los médicos entonces llamaron un "ataque de nervios".
El nado que realizó por el canal también había empeorado considerablemente su condición auditiva.
Dejó la natación competitiva en 1928, a los 22 años.
"Al final temblaba.
Era un manojo de nervios.
Tuve que renunciar.
Y estaba totalmente sorda".
En sus cincuentas, Gertrude Ederle dio clases de natación en una escuela para niños sordos en la ciudad de Nueva York.
Es asombroso que ella, al final y enfrentándose a su sordera, diera la mano a otras generaciones con lo que mejor sabía hacer.
No hay muchas entrenadoras.
Las pioneras tenemos la opción de retribuir a las comunidades menos privilegiadas; hacerles saber que nadar es una opción, y que siempre y cuando uno se ponga con firmeza a ello y se entrene, se puede lograr.
Gertrude Ederle murió en 2003 a la edad de 98 años, después de ser admitida en el Salón Internacional de Natación de los Famosos.
Gertrude Ederle es parte de este largo legado de pioneras del deporte en el que las mujeres compiten y triunfan.
Ciertamente, nos abrió las puertas a la participación olímpica demostrando que las mujeres, si se nos da la oportunidad, podemos romper barreras y lograr, a veces incluso más que los hombres.
"Cuando alguien me dice que no puedo hacer algo, es cuando lo hago.
La gente decía que las mujeres no podían nadar el Canal de la Mancha, pero yo demostré que sí podíamos".