

Run, Sara, Run
Episode 5 | 1h 12m 7sVideo has Closed Captions
Ricardo threatens Paula, and Paula learns that Teresa is dead.
Ricardo threatens Paula, and Paula learns that Teresa is dead. Fernando’s business dealings mean he knows Paula not who she says she is.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Run, Sara, Run
Episode 5 | 1h 12m 7sVideo has Closed Captions
Ricardo threatens Paula, and Paula learns that Teresa is dead. Fernando’s business dealings mean he knows Paula not who she says she is.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Truth (La Verdad)
Truth (La Verdad) is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.

Discover Mysteries, Romances, & More
Explore our hand-picked collections of PBS dramas to find your new favorite show. Browse our catalog of sweeping historical epics, breathtaking romantic dramas, gripping crime thrillers, cozy family shows, and so much more.- ¿Por qué no quieres hablar con nosotros?
- Quiero ver al inspector Eguía.
- Esa chica está obsesionada contigo.
- Y creo que puedo utilizarlo.
- Andrés Herrera, policía municipal de baja por depresión.
- [Alicia] Solo queremos hablar contigo.
- [Marcos] Baja las manos y todo irá bien.
¡No!
- ¡No!
- Soy yo, Sara, Sarita.
Me he escapado, mi amor.
- ¿[Márquez] Te acordáis del GPS que encontramos en casa de Andrés Herrera?
Sorpresa, todavía le late el corazón.
- Está en Madrid dentro de un polígono industrial.
Parece una fábrica.
Hubo una redada y detuvieron a uno de los trabajadores.
- Mijail Baranov, puede ser el vendedor.
Nos vamos de viaje.
- ¿Paula García?
No me jodas.
- ¡Suéltala, cabrón!
- ¡Alto, policía!
[disparos] - [Alicia] ¡No me vas a matar, hijo de puta!
- [Baranov] Cállate.
[disparo] - Todo se torció desde que le llamé a usted, señor Lalo, me miran por la calle, cuchichean, llaman y cuelgan.
- La madre del tarado de Ruiloba estaba hablando hace un momento con Lalo Ruiz.
- Vuelve allí ahora mismo, y les quitas las ganas a esos dos de cotillear.
- [Lalo] Lo que quieres es cerrarme la boca.
- ¿Adela?
¡Costa, llama a una ambulancia!
¡Ayúdame, coño!
- Eguía, está muerta.
- [Ricardo] Sarita, ¿eres tú?
Chula, tenemos que hablar.
- Eguía, tenemos que ir al embarcadero.
- [Paula] ¿Dónde está Teresa?
- Pues en un puti, ¿dónde va a estar?
Cuanto antes me des el dinero, antes la sacamos de esa pocilga.
[música de tensión] - [Marcos] Dime quién era ese hombre, Paula.
Sabemos que te ha llamado por teléfono y también sabemos que te ha llamado Sara.
- [Paula] Tienes que darme tiempo, Marcos.
- Tienes que contarme la verdad.
Sobre ti, sobre Baranov, sobre todo.
- Lo haré.
- [Ernesto] Dentro de dos días es tu cumpleaños y tu abuela tenía una ilusión.
Le hubiera gustado regalarte esto.
- ¿Qué estamos jugando, Sarita?
¿Hmm?
Como me hagas volver, te mando al otro barrio, ¿me oyes?
Y luego voy a por tu hermana.
¿Estamos o no estamos?
[música de suspenso] [oleaje] - Esta mañana me espera Lizcaíno.
- [Marcos] ¿Quién?
- Un cliente que está que trina con Fernando García, el padre de la niña.
- ¿Qué pasa con él?
- ¿Desde cuándo te interesan mis asuntos de trabajo?
- Desde siempre.
- Has levantado las antenas porque he nombrado al padre de Paula.
Anda, trae la toalla, yo te voy a secar la espalda que siempre te la dejas medio mojada.
¿Te acuerdas cuando fuimos a aquel balneario?
- Sí, estuvo muy bien.
Creo que me dieron el mejor masaje de mi vida.
- Me encantaría volver, llegar hasta Finisterre como hicimos la otra vez.
Y a ti te vendría bien desconectar después de lo de Madrid.
- ¿Quieres que vayamos este fin de semana?
- ¿Tú quieres?
Bueno, no sé para qué digo nada si yo no puedo.
Tengo que ponerme a tope con Lizcaíno.
Fernando García va a dar mucho de qué hablar.
Fernando García va a dar mucho de qué hablar.
Lo siento, mi amor, ha sido solamente una ocurrencia.
Me voy a la ducha que si no llego, pierdo el trabajo.
- Luego no digas que te tengo desatendida, ¿eh?
Yo hubiera ido.
- No seas mentiroso, los McMahons nos tienen absorbidos a mí el padre, y a ti la hija.
- [Consuelo] ¿Sabéis algo más sobre ese tipo del embarcadero?
- Paula dijo que era un antiguo cliente que quería acostarse con ella.
Un chantaje.
- Sabiendo que, realmente, es la nieta de uno de los hombres más poderosos de este país, ni el más estúpido se atrevería.
He hablado con el grupo de la judicial de Madrid.
Parece que Baranov estaba vinculado a una banda del este que lleva años operando en España.
Costa del Sol, Levante, Madrid sobre todo.
Este es Nikolav Petrov, responsable y cabeza de la banda.
- No tiene pinta de mafioso.
- No, parece un alto ejecutivo.
Se llama evolución, y es peligrosa.
- Tenemos unas imágenes, venid a verlas.
Hemos estado revisando las cámaras de seguridad de la zona del embarcadero.
- ¿Es el hombre con el que se vio Paula?
- Ajá, ahora estamos rastreando el resto de cámaras a ver si encontramos alguna imagen que se le identifique mejor.
- [Consuelo] Esperemos que sí.
¿Crees que Paula nos contó la verdad sobre él?
- Costa, creo lo mismo que tú.
- Entonces, ¿por qué coño miente?
- Lo único que sabemos es que él la conocía.
- Y que pertenece a su pasado.
- Ah, buenos días, ¿tenéis un mechero?
¿Un fuego?
Perdone, caballero, ¿tiene fuego?
Gracias.
¡Muchas gracias!
[música de intriga] [timbre de teléfono] - Hola, chula.
- Ricardo.
- Ya pensaba que te habías acojonado y habías ido con el cuento a esos papipijos nuevos que tienes.
- No es fácil encontrar un momento para estar a solas.
- Ya, pues, te lo buscas, niña, te lo buscas.
Por la cuenta que le trae a una que yo me sé, te lo buscas.
- ¿Has sabido algo de ella?
- Bueno, eso depende de la buena noticia que tengas.
- Antes dime algo de Teresa.
¿Cómo está?
- ¿Cómo va a estar, Sarita?
¿Cómo va a estar?
Esperando a que su hermana le consiga la pasta.
Así está.
- Pero ¿dónde está?
- En un puti, ya te lo he dicho.
- Tienes que ayudarla.
- [Ricardo] ¿No te jodes?
Encima me vas a decir lo que tengo que hacer, ¿no?
¿Qué pasa?
¿Que no tienes la guita?
- No puedo conseguir tanto dinero.
- No, no, no, o sea, no, eso no es lo que quiero oír, ¿eh?
[suspiro] - En serio, desde que llegué a esta casa no he visto dinero.
Si quiero algo, lo pido y me lo dan o me acompañan a comprarlo.
Ya te he dicho que no me dejan sola en ni un momento, y tú mismo viste que tengo a la policía detrás.
- ¡Que no me vengas con historias, hija de puta, que te buscas la vida!
¡Yo también tengo la madera pegada al culo por tu culpa!
Que ya eres mayorcita, que no has nacido ayer, ¿vale?
- Muy bien, pero necesito algo más de tiempo.
- Muy bien, tienes hasta esta tarde.
Me quiero virar de esta ciudad de una vez, estoy hasta la polla de dormir en el coche.
En el faro a las 7:00.
- No te preocupes, tendrás tu dinero.
- No me falles, ¿eh?
Piensa en la Tere.
Piensa en la Tere.
Hija de puta.
- ¡Joder!
[sollozos] [música de intriga] [timbre de teléfono] NO RESPONDER.
- Estoy muy preocupada por Paula.
Creo que voy a volver a hablar con la policía.
- Y te volverán a decir lo que ya sabes, que no hay novedades y que en cuanto sepan algo, nos llamarán.
- ¿Y si le digo a mi padre que nos ponga más protección?
- Convertiremos esta casa en un búnker, no me parece una buena idea.
- Muy bien, entonces, ¿qué hago?
¿Quedarme de brazos cruzados?
- Dentro de lo posible seguir con nuestra vida, sobre todo tú.
Tendrías que llamar a tus amigas y salir.
Nos merecemos llevar una vida normal otra vez.
- ¿De verdad crees que me apetece ponerme a jugar al golf?
Lo único que quiero es recuperar a mi hija, que su secuestro se aclare, y que tú estés tan indignado como yo y dejes de intentar normalizar una situación que no tiene nada de normal.
- Yo no trato de nada, solo digo que disfrutes de que tu hija está en casa de nuevo.
Va a ser su cumpleaños, tenemos que estar contentos y no amargados todo el día.
- Mira, si allí afuera hay un cabrón que quiere hacer daño a mi hija, me importa una mierda su cumpleaños.
Lo siento, no quería hablarte así.
- No pasa nada.
Nos vemos luego.
- ¿Qué quieres, Rosario?
- Necesito saber si vamos a hacer algo especial para el cumpleaños de la niña.
- No, no, se va a ocupar mi padre, iremos todos a su casa.
- Ah, de acuerdo, es que no lo sabía.
- No, Ana, no lo encuentro.
¿Seguro que no lo has cogido?
No, bueno, pues, como cualquier otro pen de los nuestros.
No, no.
Vale, vale, vale, vale.
Adiós.
[música de intriga] - ¿Qué haces?
- Tienes estas imágenes de Paula.
- Sí, son del caso.
- Pero es que las tienes en tu pen, Eguía.
- ¿Has cogido mi pen del cajón?
- Pensaba que era el mío.
- Costa, no me gusta que registres mis cosas.
- ¿Por qué tienes estos videos?
- Porque la estamos investigando, son del caso.
No tengo que darte explicaciones de nada, Costa.
- Hay una carpeta oficial del caso.
Es que no... no entiendo por qué tienes que llevar esto contigo.
- Mira, Costa, si tienes alguna queja de mi trabajo, me lo dices directamente, ¿vale?
Mejor se lo dices a tu amiga Laguna.
- Una cosa es acercarte a ella por el bien del caso, y otra muy distinta... - ¿Otra muy distinta qué?
¿Qué pretendes decir?
¿Qué insinúas?
- Yo no estoy insinuando nada.
Yo solo anticipo problemas.
- [Ramiro] Muy bien, de acuerdo.
Muy bien, muchas gracias, hasta luego.
- ¿Qué sabes de Bahía Project?
- Lo mismo que todos, el futuro de nuestra ciudad.
- Mauro Gil es el principal promotor.
- ¿Otra vez Mauro Gil?
¿Por qué preguntas lo que ya sabes?
- He estado haciendo algunas averiguaciones.
- Bahía Project no se toca.
- ¿No te parece curioso que la consultoría de Fernando García esté detrás del proyecto desde el principio?
- ¿A dónde quieres llegar?
- Mauro Gil es la pieza política.
Fernando García es el enlace con el banco.
Un proyecto millonario con márgenes de beneficios para todos los implicados.
- ¿Tienes pruebas de eso?
- Hay alguna que otra denuncia de constructores ninguneados por trato de favor.
Estoy en ello, Ramiro.
- Pero no puedes demostrar nada, y yo no quiero abrir ese melón, ¿estamos?
Ten cuidado, Lalo, tu vendetta personal contra Fernando García te puede sacar de este periódico.
- Tómate una pastillita, Ramiro.
[música de intriga] - Me acaba de llamar Lidia, está intranquila.
- ¿Intranquila?
- Tiene miedo de que el hombre del embarcadero con el que se encontró Paula vuelva a intentar acercarse a ella.
Quiere que hable con Paula.
- Tienes que intentar sacarle todo lo que puedas.
Esa niña sabe mucho más de lo que dice.
- Cada vez que la veo intento hacerlo, pero es dura.
¿Habéis averiguado algo más?
- Estamos revisando las cámaras de la zona del embarcadero.
De momento es todo lo que tenemos.
- Ajá, ¿este es el hombre?
- Eso parece.
- ¿Y creéis que es peligroso?
- Mucho.
- Sí, por supuesto, cuenta con ello.
No, hombre, gracias a ti.
Hasta luego, gracias.
¿Quiere tomar algo?
- No, gracias, estoy bien.
- Usted dirá, señorita Santos.
- Creo que ya está al tanto del motivo, señor García.
- Imagino que es por la denuncia que uno de sus clientes quiere interponer contra mí.
- Máximo Lizcaíno, presidente de Construcciones Lizcaíno.
- Su cliente ha perdido un concurso público, algo que ocurre cada día y a cada hora.
Es ley de vida, unas veces se gana y otras se pierde.
- Y qué casualidad que siempre ganan las constructoras que están asociadas a su consultora.
- Afortunadamente trabajamos bien y presentamos buenos proyectos.
- Y también contáis con los mejores aliados.
- Por supuesto, nada se consigue en la vida si no tienes a los mejores.
Es algo que usted aprenderá con el tiempo.
Y ahora, si me disculpa.
- Bahía Project es un proyecto de envergadura.
- Es el proyecto que esta ciudad se merece.
- Pero solo estarán dentro unos cuantos elegidos.
- Así ha sido siempre y así va a seguir siéndolo.
- Las cosas cambian, señor García.
- Si se refiere a la política, ya sabe lo que dicen.
- Que para que todo cambie, todo tiene que seguir igual, ¿no?
- Hágase un favor y hágaselo a su cliente.
Olviden el asunto, no van a poder probar nada en mi contra.
Si Lizcaíno es listo entenderá que esta vez se ha quedado fuera, pero que en el futuro habrá otros proyectos.
Todo depende.
- ¿Debo tomarme este comentario como una advertencia?
- Como un consejo desinteresado, simplemente.
[música de intriga] - ¿Dónde vas?
- ¿Y a ti qué coño te importa?
A una comida con los Arbeloas.
- Ah, pues, nada, a comer como Dios.
- Es solo una comida de trabajo.
¿Y tú?
¿Cómo vas con el artículo sobre la huelga de Almirel?
- He quedado en pasarme por allí, pero hoy no va a poder ser, no tengo moto.
- ¿Y eso?
¿Te has dado una hostia?
- No, pero necesito 3 000 pavos para recuperarla y de paso el coche también, ¿me vais a dar un adelanto?
No, pues, eso.
- [Ramiro] ¿Quieres pasta?
Sé lo que puedes hacer para conseguirla.
¿Por qué no te decides de una puñetera vez y escribes otro libro sobre Paula?
- ¿Me estáis vacilando?
- Este sería todo lo contrario.
Podrías retractarte de tu teoría y contar por lo que ha pasado.
- ¿Has hablado con el editor?
- Piénsatelo.
- No hay nada qué pensar.
- Muy bien, pero esta tarde te quiero cubriendo la huelga de Almirel.
Ve en bici, en patinete, o como te dé la gana.
- Ven.
Tenemos algo, Márquez acaba de avisarme.
- [Marcos]¿Qué?
- ¿Recuerdas el teléfono móvil de Ricardo Vega?
- Sí, el número al que se llamó desde el móvil de Andrés Herrera.
- Pues, ha recibido una llamada.
Y adivinad desde dónde.
Desde el teléfono fijo de la casa familiar.
- ¿Crees que Paula se ha puesto en contacto?
- Eso es.
Este, este es Ricardo Vega.
Herrera contactó con Baranov que traficaba con chicas.
Localizó a Paula y empezaron a intercambiar fotos.
A Herrera le gustó.
- Pero Baranov sabía que tenía el juicio detrás.
Tenía que tener cuidado.
- Necesitaban un intermediario, alguien que tuviera cierta experiencia con las chicas.
- Alguien como Ricardo Vega.
- Tiene sentido que él fuera el intermediario, eso explicaría lo de las llamadas de teléfono.
Pensaría que al salir, pues, iba a cobrarse el curro, y se ha encontrado con que están todos muertos y ahora no tiene forma de cobrar lo que le deben.
- Salvo extorsionando a Paula.
- Este tío tratará de sacarle todo lo que pueda.
- [doctor] Muy bien, don Enrique, ¿cómo se encuentra?
- Razonablemente.
- Bueno, eso es más alentador de lo que hablamos la última vez.
- La última vez me propuso un tratamiento que yo no estaba dispuesto a realizar.
- En contra de mis indicaciones.
- Plenamente consciente, sí, señor.
Ahora solo le pido que haga una evaluación de mi estado actual.
Mariano, le aseguro que he tenido una vida larga y complicada.
Estoy acostumbrado a recibir malas noticias.
- Lo que ya sabíamos, se está extendiendo.
- Así que tengo menos tiempo del previsto.
- Lo siento mucho.
- No se preocupe, doctor, no se preocupe.
El doctor Aguilar ya se marcha, acompáñalo a la salida.
Doctor.
- [Mariano] Don Enrique.
[música de intriga] - Todo atado.
- Hola, gracias.
Mantenla al margen mientras nosotros hablamos con la madre, ¿sí?
- Ajá.
- [Alicia] Hola, ¿cómo está?
- [Lidia] ¿Quieren decir que mi hija ha vuelto a contactar con ese hombre desde aquí?
- Desde su teléfono fijo, sí.
- La llamada se ha producido hoy mismo.
- Pero, ¿para qué?
- Pues, suponemos que la está extorsionando.
- Ese hombre tiene antecedentes como proxeneta y creemos que estuvo en contacto con Andrés Herrera.
- Pues, deténganle.
- Es lo que intentamos, pero no tenemos pruebas.
De momento todo son suposiciones.
Necesitamos saber qué es lo que quiere exactamente.
Necesitamos pruebas.
- Muy bien, pues, preguntémosle a Paula qué es lo que quiere ese hombre y terminemos con esto de una vez.
- Paula tiene mucho miedo, y nada de lo que nos diga es de fiar.
La única solución es detener a Vega cuando se produzca el encuentro.
- Ni hablar.
Olvídense, eso es peligroso para ella, no.
- ¿Más peligroso que el que siga contactando con él?
Es nuestra oportunidad.
- [Andrea] ¿El nombre de Ricardo Vega te dice algo?
- ¿Por qué?
¿Lo debería conocer?
- No es el hombre que estaba en el embarcadero, ¿verdad?
- Ya os dije que no sabía ni cómo se llamaba.
¿Habéis venido por eso?
- Entre otras cosas.
Tu madre me ha dicho que no has dormido muy bien.
Estás alterada después de todo lo que pasó.
- Estoy bien, mi madre exagera.
Supongo que es lo normal.
Me perdió y ahora siente miedo todo el tiempo.
Imagino que cualquier persona le hubiera pasado lo mismo si hubiese pasado por esa situación.
¿Desde cuándo estáis juntas?
[música de intriga] Lo sé desde el primer día que os vi.
Y también sé que debe ser muy difícil vivir con ella, ¿verdad?
- Eso es privado.
- Tú también me preguntas por cosas privadas.
- ¿Por qué no vamos dentro?
Empieza a hacer un poquito de frío.
- Como quieras.
[música de piano] - ¿Qué he hecho esta vez, abogada?
- Esta vez has sido lo suficientemente sensato como para no meterte en un lío en el que yo tenga que intervenir.
- Sin que sirva de precedente.
- Sé que has estado haciendo preguntas.
- Y yo sé quién es la abogada de Lizcaíno.
- Vaya, otra vez nuestros caminos vuelven a unirse.
- Aunque tengo que confesar que el hombre que nos une no es santo de mi devoción.
- Lo sé.
- Sergio.
- He leído parte del libro que publicaste.
Fue demasiado temerario acusar a Fernando García de asesinato sin tener pruebas.
- Bueno, digamos que tenía razones fundadas.
- O intereses personales.
- Pueblo pequeño, infierno grande.
- Por eso mi cliente está convencido de que le dejaron fuera de este negocio sin jugar limpio y eso no le gusta.
- Abogada, ¿estás acusando a Fernando García de prácticas ilegales sin pruebas?
- Digamos que mi cliente ha querido llegar a un acuerdo con Fernando García, pero este no ha querido escucharle, pero a mi cliente no le interesa una denuncia.
- Ya, pero sí le interesa un artículo.
- Nunca está todo al dado, siempre queda algún cabo suelto.
Haz con esta información lo que consideres.
Ahora está en tu mano.
[música estridente de rock] [música se detiene] - Te tengo que pedir un favor.
- ¿Qué favor?
[música de suspenso] - Prométeme que esto va a quedar entre tú y yo.
- Tiene que ver con ese hombre del embarcadero, ¿verdad?
[música de suspenso] - Toni... estoy metida en un buen lío, un lío de verdaderos gordos.
- ¿Y qué necesitas?
- A ti.
Te necesito a ti.
- [Alicia] Hablaré con Laguna, no me deja opción.
- [Andrea] Ali, me parece que estás exagerando, que tenga ese pen no significa nada.
- Eran los videos más heavies de Paula, flipas si los ves.
- Sé comprensiva, es su primer caso, es normal que se obsesione.
- No estás de punto, Andrea.
No, no es normal, te lo digo.
- Tú también tienes un pasado.
- Yo nunca me he extralimitado con alguien a quien estuviera investigando, y jamás me he dejado besar para sonsacar nada a nadie.
- No, pero te obsesionaste hasta el tuétano cuando estabas en Lugo.
- Mira, yo solo te digo que Eguía se están encoñando de esta niña.
Primero fue el beso, ahora los videos.
- No estarás celosa, ¿no?
- ¿Cómo dices?
- Que el caso era tuyo hasta que McMahón se lo pasó a él.
Igual eso es lo que te pasa, ¿no?
- ¿Y a ti qué coño te pasa?
¿Por qué eres tan supercompresiva con todo el mundo menos conmigo, tía?
¿Qué mierda de confianza es esto?
¿Qué es esto?
A Eguía le viene grande este caso, y esta niña le está manipulando y él se está dejando.
- Pero sois compañeros.
- No, no somos compañeros, él va a la suya.
¿Tú le has dicho que estábamos aquí?
- Se lo comenté de pasada.
- ¿Qué?
¿Cotilleando?
- Sí, de ti.
Alicia me estaba comentando lo compenetrados que estáis desde que sois compañeros.
- Sí, pues, cualquiera lo diría.
- Perro ladrador, poco mordedor.
- Creo que voy a pedir la cuenta.
- Costa, me gustaría pedirte disculpas por lo de antes.
- Pues, si lo sientes, ¿por qué no empiezas a hacer las cosas bien, hmm?
- Lo estoy intentando.
- ¿Ah?
¿Sí?
- Sí, ¿cenamos juntos?
- ¿Cómo?
- No digo tú y yo solos, Andrea y con Laura.
Una cena de parejas.
- ¿Qué pasa?
¿Que a ti lo de mezclar la vida con el trabajo es lo que te va o qué pasa?
- Pero a ver, ¿qué tiene de malo?
Somos compañeros, pero tú desconfías de mí, y a mí eso me jode.
Igual con una cena diferente, un ambiente agradable, y no sé, un poquito de vino, consigo que me entiendas.
¿Qué?
¿A las 9:00?
¿En mi casa?
- No.
- Ahí estaremos.
- Gracias.
Y a ti te espero en el coche, tenemos mucho trabajo que hacer.
- Allí estaremos.
[música de intriga] - [Paula] Mamá.
- [Lidia] ¿Sí?
- He estado hablando con las amigas de Toni y me han dicho que si me quiero ir con ellas a dar un paseo.
- ¿Con Celia y con Rocío?
- Sí, hemos quedado junto al casino.
- ¿Te acompañará tu hermano?
- No, Toni ha salido, pero bueno, he pensado que me puede acompañar Bashir y le digo que me recoja después.
- Ah, bien... ¿Estás segura?
- Si te quedas más tranquila, me quedo en casa, yo lo decía por tomar un poco el aire.
- No, no, cariño, tienes que salir.
Perfecto.
- Vale, no te preocupes por nada.
- [Lidia] No lo haré.
- No tardaré.
- Disfruta.
[pasos] Sí, soy yo, va a salir acompañada por Bashir.
Va hacia el casino.
Por lo que más quieran, protéjanla.
[música de intriga] [música de tensión] - Acaban de salir, los seguimos.
El coche acaba de parar en frente del casino.
Todo el mundo atento al contacto con el sospechoso.
- ¿Dónde estás?
- Atentos, es posible que coja un taxi y cambie de lugar.
- ¿Pero qué mierda?
- Atentos todos, acaba de encontrarse con unas chicas, pero el sospechoso puede estar por aquí, no la perdáis de vista.
- Esto no me gusta nada, Eguía.
[timbre de teléfono] - Ana, dime.
- [Ana] Eguía, he estado revisando la ficha policial de Ricardo Vega.
- [Maros] ¿Y qué tenemos?
- Pues, cumplía condena por un delito contra la salud pública, y también estaba acusado por proxenetismo, de una tal... Teresa López Pascual.
- Podría estar relacionado con Paula.
¿Podemos hablar con ella?
- Complicado, está muerta.
[música de tensión] [graznidos] - ¿Tú qué me miras?
- Me manda mi hermana.
- No embromes, joder.
- No te pongas nervioso, Fernando.
¿Eh?
No estamos haciendo nada malo.
Tan solo somos dos amigos que han quedado para charlar.
- Tú y yo no somos amigos.
- En eso tienes razón, los negocios entre amigos siempre acaban mal.
Se pierde el dinero... y se acaba la amistad.
- ¿Estás loco?
¿Cómo traes esto aquí?
- Para que lo guardes.
De ti nadie puede sospechar.
Además, este dinero también es tuyo.
- He hablado con Mauro Gil, cumplirá su parte del trato.
- Y nosotros cumpliremos con el nuestro, ¿no?
- Por mi parte sí, ya te lo he dicho.
- Eso espero, no me gustaría que nos dieras la puñalada en el último momento.
- [Lalo] Tengo que hablar contigo y no puede ser por teléfono.
- Tienes suerte de que mi marido no está en casa.
- Sabía que no estaba.
- ¿A qué has venido, Lalo?
- Tu marido está de barro hasta las orejas y no creo que pueda contenerlo.
- Mira, no puedo pensar en eso ahora, y si tiene algo que ver con el banco, mi padre ya se ocupará de arreglarlo.
- Escúchame, porque tu padre no va a poder hacer nada, nada.
Las cosas están cambiando, Lidia, y me importa muy poco lo que le pase a Fernando, pero sí me importa lo que te afecte a ti.
Solo quiero ayudarte a ti.
- Pues, si quieres ayudarme, de verdad vete ahora, por favor, y no compliques más las cosas.
- Escúchame, no se trata del banco, se trata de tu familia, ¿se puede saber qué coño te pasa?
- ¡Paula!
Paula me pasa.
- ¿Qué le ocurre?
- Hay un hombre que va tras ella, Lalo, y ahora mismo puede estar en peligro.
No puedo perderla otra vez, Lalo.
- Acércate, hombre, acércate.
¡Acércate, hostias!
¿Dónde está tu hermana?
- ¿No te dijo que tenía la policía detrás?
No podía venir.
- Pero ¿os habéis pensado que yo soy gilipollas o cómo es la cosa?
¿Eh?
- A ver, tío, tranquilo, ¿vale?
Esto es para ti.
- Amigo, así sí.
Así sí que nos empezamos a entender, hombre.
A ver.
A ver qué tenemos.
¿Qué es esto?
¿Esto qué es?
¿Qué hago con esto?
¿Me lo pongo o cómo?
¿Que qué es esto, hostias?
¿Que qué es esto?
¿Que para qué me das esto?
- Mira, tío, no sé qué hay entre mi hermana y tú, pero si lo que quieres es dinero, esto vale más de lo que te debe fijo.
Era de mi abuela.
- Amigo, si es de la puta reina de Saba, ¿qué cojones hago con esto?
Si lo vendo tengo a la madera en dos días encima mío, hostias.
Me trae un collar de la abuela.
Vamos, no me jodas, eh, hey, ven aquí.
Ven aquí, hostias.
¡Ven aquí, hostias!
A ver, ¿a dónde vas?
¿A dónde vas?
¿A dónde vas?
A ver, ¿a dónde vas?
Vamos a ver, le vas a decir a la zorra de tu hermana que quiero el dinero ya, ¿eh?
O si no la jodo viva, ¿entiendes?
- Ni se te ocurra tocarla.
- ¿Tocarla?
Pero si se la ha follado media España, hombre.
¿Tú no sabes que es puta?
- Retira lo que acabas de decir de mi hermana.
- Retira lo que acabas de decir de mi hermana.
¿Qué estamos ahora?
¿En el patio del colegio o qué?
¿Eh?
A ti nunca te han dado una buena hostia, ¿verdad?
Un buen meco, ¿eh?
Te voy a hacer un favor, anda.
¿Ves?
Eso es un meco, compañero.
Bueno, ¿sabes lo que vamos a hacer ahora?
Vas a ir a casa y le vas a decir a papi y a mami que te caguen el dinero si hace falta, ¿hmm?
¿Estamos?
- Suéltame, cabrón.
- ¿Estamos o no estamos?
- ¡Que me sueltes!
- ¿Qué pasa?
¿Además de pijo eres un poquito tonto o qué?
¡Que si está claro, coño!
- Está claro, está claro, joder.
- Bueno, venga, pa arriba.
¡Pa arriba!
Vamos, hostias.
- ¿Qué haces?
- Me quedo con tu teléfono, ¿vale?
Así no habrá problemas con la madera.
Venga, pírate, y no me jodáis más, ¿eh?
Que te pires.
[música de intriga] - ¿Qué haces aquí?
- ¿Yo?
Esperar, ¿y tú?
- ¿A quién esperas?
- A ti.
- Paula, no mientas, estabas esperando a alguien.
- ¿Y a quién iba a esperar yo?
- No sé, ¿a Ricardo Vega?
- No sé quién es, yo te esperaba a ti.
- Ya, ¿por qué estabas tan segura de que iba a venir?
- Porque te he visto que me seguías.
¿Por qué me seguías?
- Paula.
- ¿Te quedaste mal por el beso de ayer, cariño?
- Escucha, esto no es un juego, ¿vale?
Soy policía y te estoy haciendo preguntas.
¿Has vuelto a quedar con Ricardo Vega o no?
- Te quedaste mal, pero bueno, no pasa nada.
- Contéstame.
- Contéstame tú, ¿por qué me seguías?
- Paula, dime la verdad.
- ¿Hay más policías?
Me voy a comprar unas medias, las voy a estrenar mañana en la fiesta de mi cumpleaños.
Es en casa de mi abuelo, me encantaría que vinieras.
- ¿Qué ha pasado?
- Nada.
Que Ricardo Vega no está aquí.
[timbre de teléfono] - ¿Sí?
Dígame.
Hombre, Montero, ¿qué tal?
¿Qué?
¿Ya te ha llamado el listo de Ramiro?
Ya quisiera yo hacerle una entrevista a la niña, pero mira va a ser que no.
Hombre, si me lo encargas tú lo que me vas a tener que pagar es una pasta, lo sabes, ¿no?
Bueno, déjame que me lo piense y te digo algo.
Vale, vale, vale.
[música de suspenso] - [Fernando] Entonces, el operativo no ha servido para nada.
- Es lo que le estaba comentando a su mujer.
Creíamos que se iba a citar con el tal Ricardo, pero finalmente no... - Pero finalmente ha hecho lo que ha dicho que iba a hacer, ver a unas amigas de su hermano.
- [Lidia] Me parece muy bien, pero ahora, ¿dónde está ella?
Porque mientras ustedes están aquí contándonos todo esto, Paula puede estar en peligro con ese hombre.
- No, tranquila, hemos hablado con su jardinero y están de camino.
- De hecho, deberían estar llegando.
- Toni... ¿qué te ha pasado?
- Nada, me he caído de la moto.
- De la moto.
¿Puedes quedarte con ellos a esperar a Paula?
- No te preocupes.
- Hijo, espera, déjame ver.
- [Toni] Mamá, estoy bien.
En la calle estaba mal el asfalto y me he caído y ya está.
- ¿Ah?
¿Sí?
¿Y en qué calle ha sido?
Es para llamar al ayuntamiento para avisar.
- Mamá, déjame ya.
- [Fernando] Lidia, Bashir ha llegado.
- Ya voy.
Ya hablaremos de tu accidente.
- Hola, hija.
- ¿Qué están haciendo ellos aquí?
¿Qué pasa, mamá?
- Nada, los inspectores... - ¿Y Toni?
¿Está en casa?
- Sí, en su cuarto, se ha caído de la moto.
- Voy a verle.
- Espera, quieren... - Papá, quiero ver primero a Toni, ¿vale?
¿O qué pasa?
¿Me van a estar preguntando otra vez por lo mismo?
¿Qué ha pasado?
¿Estás bien?
- Sí, pero no gracias a ti, precisamente.
- Perdóname, Toni, no sabía que se iba a poner así.
- ¿De verdad pensabas que se iba a quedar con el collar así como así?
¿Un tío como él?
- Lo tenía que intentar, Toni.
Bien, no te mereces lo que te ha pasado y te lo compensaré, haré lo que me pidas.
- ¿Qué te parece contárselo todo a la policía?
- ¡No!
- Mejor que me parta la cara mañana también, ¿no?
Y después a ti.
- Nadie te va a hacer daño, Toni, ni a mí tampoco.
- ¿Y quién se lo va a impedir?
Tienes que hablar, Paula, es la única forma de parar esto.
- Yo lo hablaré con él... - Tienes que decírselo, de verdad, solo la policía puede sacarnos de esta.
Ese tío no va a quedarse quieto.
[música de tensión] - Toni... ¿tú sabes lo que pasaría si yo hago que Ricardo vaya a la cárcel?
Que sus amigos lo pagarían con mis amigas.
- ¿Cómo?
- Escúchame, Toni, todo esto es mucho más complicado de lo que tú te puedas llegar a imaginar.
Se llama Teresa.
Es mi mejor amiga, como si fuera mi hermana.
Ricardo es su chulo y si no le doy el dinero, lo pagará con ella, la matará, Toni.
- Pues, llama a la policía.
- No, sería mucho peor.
Y si no es Ricardo, la matarán otros, Toni.
Tú no sabes cómo funciona esto.
Yo la quiero.
Tengo que hacerlo por ella.
No puedo dejarla, se lo prometí.
Entiéndeme, por favor.
¿Te ha dicho cómo veros?
- Tiene mi móvil, quiere que lo llames.
- Gracias.
[música de intriga] - No había nada raro ahí, estaban las chicas, las amigas de Toni y... Que no sé qué quieren que les diga más.
- [Lidia] Nada, se acabó, no tienes nada más que decir.
Gracias, puedes irte, Bashir.
Los que sí tienen que hacer ahora algo son ustedes.
Busquen a ese hombre fuera de esta casa, y deténganlo de una maldita vez.
- Vámonos.
- Espera un momento.
- ¿Pero qué mierda te has creído, Ricardo?
No, no, ni hablar.
Más bien será al revés, ¿no?
Ya te di todo lo que me pediste y más.
Si no lo has querido, es tu problema.
- ¿Con quién hablas, Paula?
- ¿Qué hacéis aquí, Marcos?
¿Qué más quieres?
- Pues, mira, para empezar, que me digas qué haces hablando con Ricardo Vega.
- No sé de qué me hablas.
- Lo sabes perfectamente.
Ricardo es el tipo del embarcadero y no es un antiguo cliente, sino un proxeneta.
Lo era de una tal Teresa y de ti también, ¿verdad?
- ¿Qué sabes de Teresa?
- [Marcos] ¿La conocías?
- No.
- Paula, Paula, ¿quién era Teresa?
- ¿Era?
Marcos, ¿por qué has hablado de ella en pasado?
- Cuéntame todo lo que ha pasado esta tarde.
- Ya se lo he dicho a mamá, ha sido una caída tonta.
- No me tomes por un imbécil que bastante estoy tragando ya.
Eso no es de una caída, ¿quién te ha pegado?
Yo no soy como tu madre, sé lo que es una hostia en la cara, ¿quién te ha pegado?
- No puedes decir nada, papá.
- ¿Ha sido tu hermana?
¿Te ha enviado ella a que te partan la cara mientras engañaba a la policía?
- Papá, Paula está en peligro y puede que nosotros también, y a saber quién más.
No quiere decir nada a la policía porque ese tipo es peligroso.
- Está bien, no pasa nada, tranquilo.
- Tiene mi móvil.
- Yo me encargo, hijo.
¿De acuerdo?
- ¿Quién es Teresa?
- ¿Tú sabes dónde está?
Dímelo.
- ¿Es tan importante para ti?
- Por favor, cuéntamelo, Marcos, por favor.
- Paula, ¿quién es Teresa?
- Una amiga, mi única amiga.
- Una amiga vinculada a Ricardo Vega, ¿verdad?
Paula, ¿qué pasó?
¿Cómo llegó a teneros a ti y a Teresa?
- Al principio confiamos en él.
- ¿Después qué pasó?
- Todo se complicó.
- ¿Qué hizo Ricardo?
[sollozando] - Nos vendió.
- Cuéntame dónde está, por favor, dímelo, Marcos, dímelo, por favor, dímelo.
- Paula... Teresa murió, lo siento.
- ¿Qué?
[música dramática] [llanto] - No.
¡No!
[música dramática] [música de intriga] - [Laura] Costa, ¿estás bien?
No has hablado casi nada en toda la cena.
- Nada, le duele la cabeza, me lo ha dicho cuando veníamos.
- Vaya, quizás deberíamos haber quedado otro día para cenar, ¿no?
Pero como a Marcos me dijo que le apetecía tanto.
- [Alicia] ¿Eso te ha dicho?
- Sí.
- Llevamos varios días con esta investigación y nunca nos habíamos tomado nada fuera del trabajo.
- Marcos te tiene idolatrada, dice que tienes mucho carácter.
- Pues, sí, tengo carácter.
- Doy fe de ello.
- Pues, yo también.
- Bueno, contadme, cómo es como investigador.
- Pues, la verdad es que se está tomando el caso muy apecho.
- Yo también lo he notado, creo que demasiado.
- Uy, no le digas eso a Alicia.
- En serio, ¿tú también lo piensas?
- Bueno, ya basta, ¿no?
¿Que vais a despellejarme entre las tres o cómo?
- No, no, escúchame, el otro día pasé cerca de los juzgados y le vi con Paula.
Sí, sí, a ti.
Porque sé que es prácticamente imposible, pero les vi tan solos y ahí como abrazándose que... que parecían novios, oye.
- Laura, ya basta con el vino, ¿vale?
Te lo voy a quitar.
- Fue el día en que se empeñó en hablar solo contigo, ¿no?
- Sí, no sé por qué esta niña solo quiere hablar conmigo.
- ¿Y sí estaba abrazando a Paula?
- Sí, bueno, es una manera de hablar.
Los vi como demasiado juntitos, como... - Estaba interrogando y se vino abajo.
- Ya.
- Por eso la abracé.
- Claro.
- Para protegerla.
- [Laura] Que solamente era una anécdota, ¿eh?
Que no quiero os enfadéis.
- ¿Quién se ha enfadado?
- Yo no me he enfadado.
- Lo que pasa, Laura, es que para Marcos y Alicia este caso es muy difícil.
- Bueno, la verdad es que para mí es un caso como otro cualquiera.
- Quizás el de Lugo era mucho más fácil, ¿no?
- ¿Tú qué sabes del caso de Lugo?
- Creo que es tarde ya.
- ¿Qué pasó en Lugo?
- Nada, lo que nos pasa a muchos policías cuando empezamos, que nos obsesionamos.
¿No, Ali?
- ¿Qué tal si nos vamos ya?
Que se está haciendo muy tarde.
- [Laura] ¿Ya?
- Sí, es tarde.
- Pero si iba a sacar unos bombones.
- Mañana madrugamos, pero la cena estaba exquisita, ¿eh?
- Gracias.
- [Alicia] Hasta luego.
- Mejórate.
- Sí.
- Si no, quedamos otro día, ¿no?
- Claro que sí.
- ¿Hablamos para la semana que viene?
- Correcto, sí.
- Gracias por venir.
- A vosotros.
- Voy a acompañarlas a la puerta, cariño.
- Muy bien.
[música de tensión] - Esto parece un cementerio, ¿dónde está la gente?
- Se ambienta más tarde.
¿Quieres un vodka?
Se te alargó la comida con los Arbeloas, ¿no?
- Los ricos nunca tienen prisa.
Dale.
Oye, Lalo, tú ¿cómo coño acabaste en Santander?
- Esa es una historia larga, Ramiro.
- Me da igual, tengo tiempo.
Dale.
- ¿Por qué lo quieres saber?
- No lo quiero saber.
En realidad, me importa una mierda por qué acabaste en Santander, era por hablar de algo.
- Por una mujer.
- Por una mujer... Entonces, mejor no me lo cuentes, esas historias son todas iguales.
¿Sabes?
Hoy estuve un buen rato mirando el mar.
Joder, qué olas, me quedé colgado.
Me estoy meando.
¿Y sabes en qué pensaba?
Pensaba, ¿por qué tú que fuiste mi amigo, te estás tirando a mi mujer?
En eso pensaba.
Dímelo tú, Lalo, ¿por qué?
- Echa el freno, Ramiro, ¿quieres?
Por favor.
- Anda, mira.
- Hola.
- [Lalo] Hola.
- ¿Qué estáis haciendo?
- No me has contestado, Lalo.
- Lo sabes perfectamente.
- No, no lo sé, sé por qué lo hace ella, pero no sé por qué lo haces tú.
¿La quieres?
- ¿Pero de qué estáis hablando?
- Ha bebido mucho.
- Tengo que hacerlo para aguantarle.
- Pues, no bebas más, cariño, ¿eh?
Venga, vámonos a casa.
¿Tú qué querías contarme?
- Tu marido que quiere que escriba otro libro sobre Paula García.
- ¿Qué?
No, ni de coña.
- Eso he dicho yo.
- Si lo hago por su bien para que tenga dinero y pueda llevarte a cenar a algún sitio decente.
- [Ana] Bueno, vale ya, Ramiro, vámonos a casa.
- Eh, no te enfades.
Me voy, escribe ese puto libro y no hagas el gilipollas otra vez.
- Ay, Dios mío, no puedo quitarme de la cabeza esa imagen.
Sus ojos estaban llenos de... de tanto dolor.
Paula me dijo que esa chica, Teresa, era su única amiga, y la policía me comentó que murió por una sobredosis.
Encontraron su cuerpo tirado en una cuneta.
¿Te das cuenta que podría haber sido Paula?
- No lo quiero ni pensar.
Afortunadamente pudo escapar.
- Yo creo que nuestra hija continúa escapando, Fernando.
Eso no ha terminado aquí.
- Con el tiempo lo olvidará.
- Yo creo que cuanto antes lo asumamos, mejor para todos.
Nuestra hija ha vuelto, sí, pero ha vuelto rota.
Y todo por culpa de unos hijos de la gran... Y nosotros pensando en esa fiesta de cumpleaños.
Me siento tan sumamente ridícula.
Voy a llamar a mi padre y decirle que, que lo suspenda todo.
- [Fernando] Eso sería un error, Lidia.
- ¿Un error?
¿Por qué?
- Ella ha sido fuerte y nosotros tenemos que serlo.
Se lo debemos.
[llanto] [música de tensión] [música de intriga] - Claro que no, que no pienso ir.
- ¿Pero por qué te tensas tanto?
- Laura, no empecemos como anoche, ¿vale?
Ya te he dicho que no se me ha perdido nada en esa fiesta.
- Hazlo por mí, podría venirme bien dejarme caer por ahí.
Seguro que Fernando García aprovecha para hacer sus negocios y podría verle en plena acción.
- Bueno, pues, vete tú.
- A mí no me han invitado.
Por favor, Marcos.
- Mira, vale.
Me voy, que Laguna ha convocado a una reunión.
- Gracias, amor.
[timbre de teléfono] - ¿Lalo?
- [Lalo] Hola, Laura.
- ¿Leíste mi mensaje?
- Sí, por eso te llamo.
Yo no estoy invitado a esa fiesta.
- Deberías ir si quieres seguir tirando del hilo de la información que te pasé, y así podrás ver a Fernando García cómo se maneja con sus acólitos, ¿no crees?
- Laura, yo no soy bien recibido en esa casa.
- Es que sabía que este operativo era absurdo.
No, es que lo sabía, es que... No sé por qué confíe en vosotros.
- ¿Qué pasa?
- Pues que ese operativo no tenía ningún sentido.
- Bueno, parecía lógico que se citara con Ricardo Vega.
- ¿Lógico, Eguía?
Tan lógico como esa teoría de que Ricardo Vega vendió a Paula conectando a un mafioso ruso con un pederasta cutre de un pueblo del norte.
- Yo sigo pensando que Baranov contactó con Vega.
Es lo lógico y, además, es lo único que tenemos.
- Sí, a un proxeneta que lleva más de dos años metido en la cárcel comiéndose los mocos, eso es lo que tenemos.
- Bueno, pero igual se conocieron en la cárcel.
Baranov estuvo allí, y, bueno, tú mejor que nadie sabes que esta gente sigue trabajando desde dentro.
- Eguía, no, es que no pasaron por la misma cárcel.
- Vamos a ver si construimos hipótesis de trabajo sin dar pasos de ciego, por favor.
Y eso también lo digo por ti, Costa.
- Oye, tampoco sé por qué te pones así.
No hemos perdido nada porque no teníamos nada.
- Eso lo dirás tú.
Hoy me ha llamado Lidia McMahón.
- La crème de la crème.
- Pues, sí.
Se ha quejado de que Paula tuvo ayer una crisis de ansiedad porque vosotros le hablasteis de esa tal Teresa, pero ¿en qué estabais pensando, Eguía?
- ¿También es culpa nuestra eso?
Estamos investigando, Sole.
- Además, Teresa es importante para ella y el vínculo con Ricardo Vega.
- Ya, pues, a partir de ahora se acabaron los interrogatorios de aquí te pillo, aquí te mato.
Si tenéis que hablar con la chica, lo hacéis dentro de este edificio y con Andrea adelante, ¿entendido?
¿Tenéis algo más que contarme?
- Nada más.
- Bien.
- Gracias.
- En paz.
[golpes a la puerta] - ¿Sí?
- ¿Cómo vas?
[suspiro] - Ya casi estoy.
- Paula, antes de salir quiero darte las gracias por el esfuerzo que estás haciendo, cariño.
A tu abuelo le hace mucha ilusión la fiesta.
- Lo sé.
- Paula, tú no has tenido la culpa de lo de tu amiga.
Ha sido la vida la que separó vuestros caminos sin que tú pudieras hacer nada para evitarla, así que, por favor, deja de torturarte, ¿quieres?
- No quiero llorar más.
Ayúdame.
- Dame el collar, venga, date la vuelta.
Estás guapísima.
[música de intriga] - Estás preciosa.
- [Paula] Muchas gracias.
- Hola, papá, qué guapo estás.
- Es el cumpleaños de mi nieta, no es para menos.
¿Entramos?
- Sí.
- [Enrique] A partir de ahora tienes que disfrutar de todo esto.
Todos los que están aquí te aprecian.
Esta es tu vida, Paula, todo esto es por y para ti.
- Papá, no acapares tanto a Paula.
Iré a buscar a la señora de Veiga, me ha preguntado por ti.
- Eso también lo aprenderás con el tiempo.
Saludos obligados mientras pones buena cara.
- No le hagas ni caso, protesta, pero en el fondo todo esto le encanta.
- ¿Qué hace aquí?
- [Paula] Lo he invitado yo.
Siempre está ahí cuando lo necesito.
- Hola, Paula.
- [Paula] Hola.
- Felicidades.
- Gracias por venir.
- Creo que no os conocéis.
Es mi chica.
Laura, Paula.
- Felicidades.
- Laura, qué sorpresa.
No sabía que estabais juntos.
- Si me perdonáis, voy a tomar algo.
- [Lidia] Cuéntame, ¿qué tal están tus padres?
- Muy bien, fenomenal.
- ¿Pero estás aquí viviendo sola?
- ¿Se puede un refresco, por favor?
- Hola, Paula, me alegra volver a verte.
- ¿Tú?
- Hombre, Luis, no te había visto.
- Soy amigo de la familia de toda la vida.
Conozco a tu abuelo desde hace casi 30 años.
- [Enrique] No exageres, anda.
- [Luis] No exagero en lo más mínimo, yo tengo ya un montón de años.
- Toni... Perdona, Lucía.
¿Has visto a tu padre?
- No.
Pensaba que estaba con vosotras.
Qué bien esto.
[obturador] - ¿Quién es usted?
- Soy Lalo Ruiz, periodista del Diario de Santander.
Busca ahí que debo estar.
¡Lidia!
¡Lidia!
¡Lidia!
- No está invitado.
- ¿Cómo qué no?
¡Lidia!
- Por favor, caballero.
- Sh, sh, no me toque, ¿ah?
- ¿Qué son esos gritos?
Le conozco, déjelo.
¿Qué haces aquí?
- Estás preciosa.
Había pensado en tomar una copa y brindar por la niña.
- ¿Otra?
¿No crees que ya has bebido suficiente?
- ¿Y si te lo suplico?
Lidia... ¿tú estás bien?
Adiós, Lalo.
- No.
[timbre de teléfono] - Dígame... Hola, Montero.
Pues, sí me lo he pensado, sí.
Lo haré si me dais... 6 000 euros de adelanto.
Hecho.
[música de suspenso] - ¿Y mi dinero?
- ¿Desde cuándo mi dinero es tu dinero?
- Desde que tu hija me lo debe.
- Mi hija no te debe nada y mi hijo menos.
Aléjate de mi familia o te arrepentirás.
- Yo no sé si es que no te enteras o que no te quieres enterar.
Tu hija no es tu hija.
Ni siquiera se llama Paula, se llama Sara, y es puta.
O sea que lo sabías.
Aquí hay dos que saben toda la verdad.
Y yo puedo hacer que todo esto reviente y el otro, pues, puede evitar que así sea.
Adivina quién eres tú.
El tiempo se agota, máquina.
Tú puedes evitar que tu familia salga volando por los aires.
[música de tensión] [aplausos] -[Lidia] Dale recuerdos a Nuria.
- [mujer] De tu parte.
- ¿Pasa algo?
- No localizo a Fernando, papá.
Se fue antes de sacar la tarta y no sé ni a dónde ni por qué.
- Tu marido ausentándose en los momentos más oportunos.
No es ninguna novedad.
- No empecemos, ¿eh?
- ¿La niña está bien?
- Ajá.
- Pues, eso es lo que importa.
[música de intriga] - Feliz cumpleaños, Paula.
[música de tensión] [música dramática] - Estás temblando, Paula.
- Sí, es que hace frío afuera.
- ¿De qué hablabas con ese hombre?
Con Fonseca.
- Nada, le daba las gracias por venir a la fiesta.
Y gracias también a ti.
No hubiera sido lo mismo si no llegas a estar aquí.
He pedido un deseo antes de soplar las velas.
No te lo digo, porque si no, no se cumple.
[música de intriga] Le estaba diciendo a Marcos que me ha alegrado mucho que hayas podido venir a la fiesta.
- Ha sido una fiesta preciosa.
- Y gracias también a ti.
Y gracias por el regalo que seguro que ha sido cosa tuya.
- Me alegra saber que te ha gustado.
- Claro que me ha gustado, Laura.
Me ha gustado muchísimo.
[música de intriga] - ¿Nos vamos?
[música de tensión] - [Ricardo] Tu hija no es tu hija.
Ni siquiera se llama Paula, se llama Sara.
- [Paula] Qué distinto es esto la última vez que nos vimos a solas, aquí no te atreverías a tirarme del pelo ni a tocarme los pezones.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Te pongo en bandeja la investigación de la década y no haces más que ponerme problemas.
- Resulta que soy quien soy y nunca me creo una primera versión.
- Haz lo que tengas que hacer, nadie te va a dictar nada.
- Solo quería saber si estabas bien.
- De verdad, no te preocupes.
- [Toni] Eso es lo que hacen los hermanos, ¿no?
Cuidarse unos a otros.
- Bordear ciertas líneas puede ser peligroso, y no sé hasta qué punto eres consciente que todo lo que tú hagas no solo te afecta a ti, nos arrastra a todos.
- [Marcos] ¿Te ha molestado que me diera un abrazo?
- [Laura] Está claro que esa chica te toma por lo que no eres y tú tienes que marcar las diferencias.
- Le pedí 3 000 pavos a Paula, ¿y ahora resulta que tenéis un banco?
- No sabes con quién estás jugando.
- 100 000 y me borro.
- ¿Qué hacías ayer en la fiesta de Paula?
Supongo que tiene que ver con esa fijación que tiene contigo.
A mí me da igual, haz lo que tengas que hacer.
- ¿Marcos?
- No, chula, no soy Marcos.
Te queda muy bien el vestidito ese azul de niña pija que llevas.
- O lo haces tú o van a venir otros, y os van a echar.
- Mi padre piensa lo mismo y no quiero creeros.
¡Es imposible que Fernando haga una cosa así...!
- Si tanto confías en él, ¿qué haces aquí?
- [Fernando] No quiero precipitarme.
Estas cosas hay que hacerlas con cuidado.
- En la lonja en una hora.
- Tú debes ser Ricardo Vega.
- ¿Tú quién coño eres?
- ¿Qué te ha pasado, papá?
- Estás distinta.
- El vestido y el collar.
- No es solo eso.
- ¿Qué pasa?
Support for PBS provided by: