

The Invitation
Episode 12 | 52m 29sVideo has Closed Captions
Jose confronts Joao after receiving Lucas's head in a box.
Paul, trying to woo Lucia, invites her to an important dinner on the farm. Suspecting that Joao and Paul will contact their supplier there, Ramon pressures Lucia to accept. Meanwhile Jose, very affected by Lucas' death, confronts Joao.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

The Invitation
Episode 12 | 52m 29sVideo has Closed Captions
Paul, trying to woo Lucia, invites her to an important dinner on the farm. Suspecting that Joao and Paul will contact their supplier there, Ramon pressures Lucia to accept. Meanwhile Jose, very affected by Lucas' death, confronts Joao.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch The Accident
The Accident is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship- [Samuel] !¡Mamá!
- [Lucía] Samuel, a la cama directamente.
Venga.
- Diles que me tengo que ir.
- ¿Qué vas a hacer?
- Por favor, quédate a pasar la noche aquí.
Que Lucía no salga.
- [Juan] José.
[jadea] - [Lucía] ¿José?
¿Por qué se ha ido?
¿Qué ha pasado?
- Sí, se ha ido.
[Juan se queja] - ¿Qué te pasa, Juan?
¿Tú estás bien?
- Me he mareado.
Ya está.
- Vale, Venga.
- Mareado.
- Vamos a sentarnos.
Ven.
Tranquilo.
- Venga, a ver.
- Siéntate.
- Sí.
- ¿Qué ha pasado?
- Dame un segundo.
- Samuel ya se ha dormido.
Juan, hijo.
¿Estás bien?
- Sí.
Tranquila, mamá.
Tranquila.
- [Teresa] Pero ¿qué te pasa?
- No, que, que se ha mareado.
Pero ya está.
- Algo que me ha sentado mal.
Ya está.
- [Lucía] Te voy a preparar una manzanilla.
- ¿Y José?
¿Dónde está?
- Se ha tenido que ir.
Se ha tenido que ir.
- Así de repente, ¿no?
¿Qué ha pasado aquí?
¿Os habéis peleado?
- Que no, mamá, que no pasa nada.
- Pues para no pasar nada, pasan cosas muy raras.
Venga, vamos.
Llévame a casa.
- Toma.
¿Te importaría irte tú sola?
Que ahora mismo no... no puedo ni levantarme.
De verdad.
- Ay, madre mía.
Ay, madre mía, llamemos al médico.
Hijo, a ver si va a ser un infarto.
- Qué, qué infarto ni qué... No.
Déjame, déjame, déjame solo.
Déjame solo.
De verdad.
Me echo, me echo un rato en el sofá y ya está.
De verdad.
- Vale.
Pero si tú te quedas aquí, yo también me quedo.
No te importa, ¿verdad, hija?
- No, claro que no, Teresa.
- Porque me voy a pegar ojo dejándolo aquí, así enfermo.
- [Lucía] Tú no te preocupes.
- Yo duermo con Samuel, ¿te parece?
- Vale, vale, vale.
- [Juan] Bueno, vale, vete.
- Bien.
Pero si se pone peor, me avisáis, ¿eh?
- Que yo me quedo con él.
No te preocupes, Teresa.
[jadea] ¿Me va a decir qué ha pasado, Juan?
¿Qué es lo que te ha puesto así?
¿Por qué se ha ido tu hermano corriendo?
¿Lo vas a decir o no?
- Ya te he dicho que no es nada, Lucía.
Tenemos un problema con un camión y ya está.
- Juan, que no me mientas más.
- Lucía, por favor.
- Vale.
Ya está.
Da igual.
Si, si prefiero no saberlo, Juan.
- Perdóname, pero voy a echarme un rato en el sofá del salón, ¿vale?
- Ahora te llevo la tila.
- Gracias.
[♪ música de suspenso] [♪ música sentimental] [solloza] - Joder.
Lo siento.
Lo siento.
[♪ Cecilia Krull: "La verdad"] - ¿Juan?
Coño.
- [Juan] Lucía.
- Qué susto me has dado.
¿Qué haces ahí?
- Me he hecho una infusión.
- [Lucía] ¿Cómo sigues con el estómago?
- Bueno, mejor.
¿Qué hora es?
- Las 05:00 de la mañana.
- No dormido en toda la noche.
- Yo tampoco.
Tu hermano lleva mandándome mensajes toda la noche.
Mira.
Me ha mandado 50 por lo menos.
¿Me puedes decir qué está pasando, Juan?
¿Dónde está?
¿Dónde se ha ido?
Es que no, no entiendo por qué hace esto ahora.
- No tengo ni idea.
- Que no... Parece como si se estuviese despidiendo.
- No.
Lucía, no pienses eso.
De todas formas, si quieres le llamamos y hablas con él un momento.
- No, yo no, no quiero hablar con él.
Llámalo tú.
Lo que ha hecho tu hermano es demasiado grave como pa arreglarlo ahora mandando fotitos como si fuese un adolescente.
- Lucía.
- ¿Qué?
¿Qué pasa, Juan?
- ¿Tú le sigues queriendo?
- Pues, no lo sé.
Sí, pero, pero no como antes.
[♪ música sentimental] Lámale, ¿vale?
Que estoy preocupada.
Gracias.
Descansa.
- Vengo a ver a Joao.
Dile que soy José Espada.
- Por mí como si eres el rey.
Está durmiendo.
- Pues, que se despierte.
Avísale.
Anda.
- No sé quién te has creído que eres, pero date la vuelta y ven más tarde.
¿Eh?
[claxon] - [José] Que no me toques.
- Dejadlo.
!¡Suéltalo!
¿A qué has venido?
- Quiero hablar contigo.
- Llevadlo al almacén.
- No me toques.
- [hombre] ¿Y qué hacemos con esto?
- Eso también.
- [José] Dime qué quieres de mí.
- Lealtad, José.
Quiero lealtad.
Hace tiempo que te veo un poquito despistado.
- Bueno, pues, ven a por mí.
Pero no metas a mi familia.
¿Cómo me mandas esto a casa?
Mi hijo podría haberlo abierto.
- No me digas.
No me había dado cuenta.
- Deja a mi familia al margen.
- ¿Me lo estás exigiendo?
- Solo te pido que respetes unos límites.
- ¿Unos límites?
Si quieres que tu familia esté al margen, suplícamelo.
Ofrécete a hacer lo que sea necesario.
- Te lo suplico.
- Mejor.
- [José] Solucionemos nuestras cosas entre nosotros.
- Muchísimo mejor.
Porque ayer, cuando te propuse que colaboraras, no te vi nada contento.
- Ya, lo siento.
- ¿Qué?
- Que lo siento.
- Ay, muy bien.
Entonces cuento contigo sin reticencias y sin gilipolleces.
¿Vas a hacer todo, y digo todo, lo que yo te pida?
- Lo que tú quieras.
Si me prometes que mi familia está a salvo.
- Pero claro, hombre.
Si tú cumples, yo cumplo.
Es un asunto de negocios.
Y ahora, discúlpame que no te invite a desayunar.
Pero ¿sabes?
A veces, a mí también me gusta estar tranquilo en familia.
Buenos días.
-[Lula] Buenos días.
[Paul saluda en francés] - ¿María?
- [Lula] Durmiendo.
Pero tranquilo, que no ha enterado de nada.
- [Paul] Pues, mira que tiene el sueño profundo, ¿eh?
- Es que toma pastillas para dormir.
Yo creo que más de una.
- ¿Cómo ha ido con tu conductor?
- Hará lo que le digamos, Paul.
- ¿Y su mujer sabe algo?
- Tú... ¿No estás muy interesado por Lucía?
- Es que lo estoy.
Me gusta.
¿Y cómo va lo de la cena de mañana?
- Por mi parte, está todo organizado.
- Perfecto.
- [Lula] ¿Tenemos noticias de tus invitados?
- Aún no.
Bueno, Joao, me voy a dar una vuelta por tu finca.
Nos vemos luego.
- Pásalo bien.
Lula.
Que María recoja a tu hijo hoy.
Te necesito aquí.
- Vale, pero antes quiero enseñarte una cosa.
- ¿Qué es esto?
- Lo que dejó escrito Nico antes de morir.
- Si quieres decirme algo, dímelo claramente.
- Nico, quería avisarte.
- ¿Avisarme?
¿Sobre mi propia mujer?
¿Por qué?
- Mira, María no es de fiar.
Ya te lo he dicho muchas veces.
¿Y si fue ella la que le dio la información a los que te traicionaron?
Ya sabes que tenía un móvil oculto.
¿Eh?
¿Qué más cosas hace a tus espaldas?
No quieres verlo y eso te hace débil.
- Estoy hasta los huevos de esa monserga que tienes de mujer celosa.
- Mira, lo siento, Joao.
- No, no, no, no.
- Lo siento.
- Pruebas, pruebas, pruebas.
!¡Pruebas, joder!
!¡Definitivas!
Y te juro por nuestra madre que actuaré en consecuencia.
Pero si te equivocas, Lula, si te equivocas... si te equivocas... [♪ música de suspenso] - Se lo dije.
Se lo dije.
Le dije que se largara de este puto pueblo.
Joder.
- Lo siento.
Lo siento.
- ¿Tú qué vas a sentir?
Lo usaste como un currito y mira cómo ha acabado.
Todo esto es culpa tuya, José.
!¡Me cago en todos tus muertos!
Mi compadre.
Ay, mi compadre.
Joder.
Lucas.
- Manuel.
Es que no, no sé qué decirte, tío.
- Pues, yo sí quiero que me digas algo.
Ahora viene por mí, ¿verdad?
- [José] No.
- ¿No?
¿Qué sabe el hijo de puta de Joao?
- [José] De ti nada.
- De mí nada.
- [José] Si no abres la boca, no te pasa nada.
- Me cago en la puta.
!¡Joder!
Pobre Lucas, joder.
- [Raimundo] ¿Qué pasa aquí?
- No pasa nada.
Cosa nuestra.
- Ya.
Por eso no me gusta.
¿Y tú qué haces aquí con esas pintas?
- [José] Nada, de trabajo.
- Ya.
- Ya no vamos.
- [Raimundo] Pero ¿no vas a preparar la iglesia para el culto?
- Luego la terminó.
Me voy a voy a ir a currar.
Necesito darme una vuelta y tomarme una copa.
- Yo no puedo ir contigo, tío.
Tengo que ir a recoger a Samuel, tengo que pasar por casa a cambiarme.
No puedo.
- Ya.
Claro, la vida sigue, aunque no pa todos.
- No hagas ninguna tontería, ¿vale?
Cuidado con esas copas.
- Ya está, pequeño.
Ya está.
Muy bien.
Muy bien.
No te acerques.
- ¿Tienes ojos en la espalda?
- No, he olido tu perfume.
Y este pequeño también.
Los cerdos tienen el olfato muy agudizado.
Interpretan cualquier olor desconocido como, como si fuese una amenaza.
- No tenía idea.
¿Y cómo se dejan coger tan fácilmente?
- Bueno, porque si se acostumbran desde pequeños a que, a estar con humanos y a que los cuidemos, les demos de comer, pues, crecen más tranquilos y, por lo tanto, más sanos también.
- Claro.
Y dan un mejor jamón.
- Bueno, a mí no, no es algo que me importe, la verdad.
Para mí los cerdos son seres vivos.
No son mercancía.
Mira, por ejemplo, eh, esa de allí.
Es allí es Magdalena.
Es su madre.
Y es una cerda muy agradecida.
- ¿Agradecida?
¿Como, cómo lo sabes?
- Bueno, porque los cerdos, cuando te quieren demostrar que te quieren o te quieren agradecer, pues, te echan el aliento en la cara.
- [hablando francés] Prefiero no experimentarlo.
- Ya me imagino.
Bueno, pues, me tengo que ir.
Tengo que asegurarme que los ganaderos limpien bien todo de maleza.
- Pero espera, espera, te acompaño.
- Em, es que... Bueno, va ser una paliza, la verdad.
- No pasa nada.
Cuando terminemos, te acerco a casa en mi coche.
- Vale.
Bueno.
Eh, por aquí.
- [Paul] Vamos a ello.
[niños jugando] [voces indistintas] - Hola.
- [José] Hola.
¿Qué haces aquí?
- He venido a recoger a Pablo.
[campanilla] ¿Estás bien?
Tienes mala cara.
- Sí, no es nada.
Oye, aprovecho que hace días que te quiero contar una cosa.
Tenemos que cerrar nuestra casa.
- ¿Por qué?
- Porque es muy peligroso.
- Pero a lo mejor la necesitamos para algo.
- No, no vamos a volver allí nunca.
Y no podemos permitirnos que nadie la encuentre.
- Vale.
Sí.
- ¿Lo entiendes?
- !¡Papá!
- [María] Hola, Samuel.
- [José] Hola, chiquito.
¿Qué tal?
- [Samuel] Papá, ¿me puedes llevar mañana al bosque?
- [José] Vale.
- Es para un trabajo del cole.
Tenemos que coger hojas y clarificarlas.
- ¿Y qué?
- [Samuel] Clarificarlas.
- Clasificarlas.
- Clasificarlas.
- [José] Eso.
- Pablo.
- [Pablo] ¿Qué?
- [Samuel] Nos vemos en el bosque.
- Genial.
A mí me lleva mi tía María.
- [Samuel] A mí, papá.
- Pero no sé si vamos a coincidir, ¿eh?
- [Samuel] Sí.
- [José] ¿Por qué?
- El trabajo es por parejas.
- [José] Ah.
- Bueno, igual te tiene que llevar mamá, porque la tía está muy liada.
¿Vale, amor?
Nos vamos.
- Hasta luego.
Vale.
Te voy a abrochar esto.
- Papá.
¿Te cae mal María?
- ¿Qué?
- ¿Por qué?
- Es superguapa.
- Sí.
[♪ música de suspenso] - [Isabel] Hola.
- [Julián] Hola.
Ay, ay, ay.
- ¿Y esto?
- Pues, nada.
Unos percebes.
A ver.
Una langosta y unas cigalitas.
Me he pasado por el, por el mercado y he dicho: "Nunca comemos mariscos".
- No, claro.
Nunca comemos marisco, como, como no hacemos otras muchas cosas.
¿Qué te digo yo?
Irnos, irnos, irnos a cenar o cambiar de coche.
O, o comprarnos un perro.
- ¿Quieres que te compre un perro?
No sabía que te gustaran.
- No, no quiero que me compres un perro, Julián.
Lo que quiero es que no gastes tanto, que está a punto de terminarse tu paro.
Y el marisco, coño, el marisco es carísimo.
Y el, el champán francés.
Pero ¿a ti qué te ha dado?
- Tranquila, mujer, que las cosas van a cambiar.
Esta mañana he ido al banco y he pedido un crédito.
- Y te habrán mandado a la mierda, ¿no?
- Pues, no, señora, me lo han concedido.
¿Y sabes para qué quiero el crédito?
- Pues, para pagar esto, por ejemplo.
- No.
Para abrir un bufete.
He estado mirando locales en alquiler.
Escúchame.
Con el préstamo podré pagar el alquiler unos meses hasta que empiece a hacer una buena cartera de clientes y me dé algo de dinero.
- Un momento, un momento.
A ver, que no es que me parezca una mala idea.
Que no me lo parece.
Que, que... De hecho, me encanta verte tomar una iniciativa.
Me parece un poco locura.
Cariño, llevas dos años fuera del mercado y no has ejercido nunca por tu cuenta.
¿De dónde van a salir los clientes?
- Los buscaremos, ¿eh?
Los buscaremos, que para eso tengo la mujer más simpática y querida de todo el pueblo.
Venga, Isabel.
Vamos a echarle un poco de ilusión a la vida, ¿eh?
Mmm.
Mira.
No he podido evitarlo.
A que me pega, ¿eh?
- ¿Has visto lo bien que pinta tu hijo?
- [José] Como me salga artista... No sabes lo que me ha costado bañarle.
- [Teresa] Qué cara de cansancio tienes, hijo.
Si hasta tienes la mirada triste.
- ¿La mirada triste, mamá?
- [Teresa] ¿Cómo te va con Lucía?
- Ahí estamos.
- Ay, Dios.
No puede seguir así.
Tienes que ganártela.
¿Sabes lo que hizo tu padre una vez que nos peleamos a muerte?
- A ver.
- Me llevó un fin de semana a Peñíscola.
No te rías, niño.
- Hombre.
- Ay.
Fue hace 30 años y todavía me acuerdo, ¿eh?
¿Y sabes por qué?
- ¿Por qué?
- Porque salió de él.
¿Te imaginas a tu padre comprando billetes y buscando un hotel?
Un milagro.
- Desde luego.
[ríen] - Ah, ¿te estás riendo?
Qué gusto da, hijo.
Lo importante, ¿sabes qué?
Lo importante es que Lucía sepa que piensas en ella.
Que quieres hacerla feliz.
Tenéis que buscar juntos un sitio que le ilusione.
- Peñíscola es un planazo.
[ríe] - Oye, Joao te ha invitado a la fiesta, ¿verdad?
- No.
¿Qué fiesta?
- La clausura de la feria de ganado.
- Ah, pues no.
No me ha invitado.
- ¿No?
- No.
- Qué despistado.
¿No te apetece venir?
- Eh.
No sé.
- Lo digo porque podrías conocer a gente que te interesa.
Posibles clientes para una veterinaria.
- Ya, pero es que no voy a poder.
Mira, es aquí.
Bueno, pues, muchas gracias por traerme.
- Es un placer.
Lucía, espera, por favor.
Es que te lo estoy planteando mal.
En realidad, te, te quiero pedir un favor.
- [Teresa] Eh, ¿quién es ese que trae a Lucía?
- Es un amigo de Joao.
- ¿El francés del que está hablando todo el pueblo?
- Exactamente ese.
- ¿Sabes lo que dice?
- Ni lo sé, ni me interesa, mamá.
- Ah, pues, debería interesarte.
Porque dicen que es guapo y mujeriego.
- Pues, fíjate qué bien para él.
- Los invitados, todos se conocen.
Son gente de por aquí.
Yo me voy a sentir como un pez fuera del agua.
Me harías un gran favor si me acompañases.
- Eh, ya, pero... - No digas nada.
Solo piénsatelo, nena.
- Vale, me lo pienso.
Gracias por acompañarme.
- [hablando portugués] - [Teresa] Bueno.
Os dejo, ¿eh?
Y recuerda lo que he dicho, hijo.
- De acuerdo.
- Recuérdalo, ¿eh?
Hasta luego.
- Teresa.
No sabía que seguías por aquí.
- [Teresa] Ya me iba, hija.
Es que alguien tiene que hacer la comida.
Y tú con tanto trabajo.
No es que te critique, ¿eh?
Al contrario.
Es que me gusta ayudarte.
Oye, José ha ido a por el niño y lo ha bañado.
Qué buen padre es, ¿eh?
- [Lucía] Sí.
- Bueno, hasta luego, hija.
- Gracias.
Toma, Teresa, tu bolso.
- Gracias.
[exhala] - Qué pesada tu madre.
De verdad.
- ¿Podemos hablar un momento?
- Eh, luego hablamos, ¿vale?
Que voy a ver a Samuel.
- Pero si Samuel está bien, Lucía.
Está jugando.
- Eh, José, es que no tengo ganas de hablar contigo.
De verdad.
- Por favor.
[exhala] Han pasado muchas cosas.
Ya lo sé.
Pero es que tú y yo no sé en qué momento estamos.
No sé cómo te sientes conmigo.
No sé cómo me ves.
Es que no me miras.
Es que... - Sí te miro, José.
Claro que te miro.
Lo que pasa es que no me gusta lo que veo.
No me gusta nada.
- Vale.
- Eh, yo lo siento, pero es que... Necesito tiempo, José, pa que se me vaya la rabia esta que tengo dentro.
No puedo.
No puedo.
¿Qué quieres?
- Te echo de menos.
- Yo también te echo de menos.
Mucho.
Y nos echo de menos a nosotros cuando estábamos bien.
¿Tú crees que a mí me gusta esta situación?
¿Que a mí me gusta estar así contigo?
A mí me duele esto lo mismo que a ti.
¿Sabes?
- ¿Te puedo pedir una cosa?
¿Por qué no pasamos una noche juntos?
Fuera de aquí digo, ¿eh?
Nos vamos tú y yo solos.
Y hablamos o no hablamos, o lo que sea.
- No lo sé, José.
- ¿Cómo se llamaba el hotel portugués ese que tenía un nombre raro?
A ti te encantaba.
¿Cómo?
La... - La Posada de Marucha.
- La Marucha.
- Y nadie sabía quién era Marucha, por Dios.
- Pues, yo creo que se acuerdan de nosotros.
- [Lucía] Seguro que sí.
- Yo de rodillas, superserio con el anillo: "Cásate conmigo".
Y tú vas y te descojonas.
Como para acordarse.
[jadea] ¿Por qué?
¿Por qué no nos vamos al hotel de la Marucha?
Cenamos, nos reímos y, si te apetece, pasamos la noche juntos.
Y si no, nos volvemos.
¿Cómo lo ves?
- Vale.
Una noche.
- Voy a llamar ahora mismo antes de que te arrepientas.
Vamos mañana.
Gracias.
[♪ música sentimental] [exhala] [exhala] Juan, ¿te puedo pedir un favor?
¿Te puedes quedar con el niño una noche?
No, no se lo quiero pedir a mamá.
Lucía está harta de tenerla aquí en casa.
Perfecto.
Gracias.
[mensaje al celular] [♪ música de suspenso] - Hasta mañana.
[golpes en la puerta] ¿Me necesita?
Es que he quedado.
- ¿Has quedado?
- [Nacho] Sí.
- No me digas que aún tienes vida privada.
Pero que todavía no eres un buen policía.
- Si quiere, puede unirse.
Vamos a tomar unas cañas.
- Pues mira.
No te digo yo que no.
- [Nacho] Luego le acerco a casa.
- Ah, ¿sí?
¿Tienes coche?
[ríen] Venga, vámonos.
[llamada al celular] Lucía, ¿todo bien?
- [Lucía] Sí, sí, sí, todo bien.
Es que me he enterado de algo y no sé si es importante.
Eh, mañana hay una cena en la finca de Joao.
- Bueno, sabemos que hay una reunión de ganaderos por la feria de Zarza.
¿Te refieres a eso?
- Sí.
Sí, sí.
Han invitado a mucha gente.
No sé si tiene algo que ver con vuestra investigación, pero prefería decíroslo.
- No, no has hecho, has hecho muy bien en avisar.
Tú estás invitada a esa cena, ¿no?
- Sí.
¿Cómo...?
¿Cómo lo sabía?
Me ha invitado Paul.
- Bueno, no lo sabía, pero no me extraña.
Por las conversaciones, parece que está muy interesado por ti.
¿No te estará creando problemas?
- Bueno, es un poco pesado, pero correcto.
Además, le he dicho que no voy.
El que sí me está dando problemas es José.
No entiende por qué sigo yendo a la finca y es que yo ya no sé qué inventarme.
- Ya, eh... Lucía, necesito que tengas paciencia.
Te necesito como dos semanas más.
¿De acuerdo?
- Ya.
- Y muchas gracias por llamar.
Si te enteras de algo, aunque te parezca insignificante, avísanos.
¿De acuerdo?
- De acuerdo.
Adiós.
- ¿Qué?
- ¿Crees que hay alguna forma de averiguar quiénes están invitados a esa cena?
- Bueno, tal vez a través de la Asociación de Ganaderos.
La secretaria está casada con uno de mis primos.
Puedo preguntarle.
Pero ¿no pensará que uno de los ganaderos...?
- No, no, no.
Pero es por ir descartando gente.
No vaya a ser que esa fiesta sea una tapadera para hablar con uno de sus contactos de la coca.
¿Crees que puedes hablar con tu prima o es demasiado tarde?
- La mujer.
La mujer de mi primo.
- Bueno, lo que sea.
¿La llamas?
- Entonces aviso a mis colegas de que no me esperen, ¿no?
Porque lo de las cañas... - No, ya te lo he dicho, ¿hmm?
Los policías de verdad estamos solos y jodidos.
Venga, llama.
[♪ música de tensión] [timbre telefónico] - ¿Mamá?
¿Qué pasa?
[♪ música de tensión] José.
- ¿Qué?
- Que, perdona, pero es que ha llamado mi madre, que dice que Manuel no, no apareció por casa, que no ha ido a dormir.
- ¿Manuel?
- Sí, dice mi padre que fuiste ayer a buscarlo por la tarde.
- Sí.
- ¿Y fuiste a buscarlo por algo?
- No, para saber cómo estaba.
- ¿Y no sabe dónde puede estar?
Es que tiene teléfono apagado.
- No.
A ver, tampoco sería la primera vez que a tu hermano se le alarga una cerveza, ¿no?
Pero mañana lo busco.
Tranquila.
- Dale.
Buenas noches.
- Buenas noches.
[♪ música de suspenso] Joder.
- No, no, Lula.
A estas dos personas no las puedes poner juntas en una mesa.
- Vale, vale.
- Buenas noticias.
Mis amigos los cafeteros han aterrizado en Madrid.
Han entrado sin problemas y están de camino.
- Ah, pero muy bien.
Estoy deseando conocerles.
- [Paul] ¿Quieres una copa?
- No.
- Te van a gustar.
Y si no es así, bueno, lo dejamos todo y cada uno a su casa.
- Oye, Paul, no seas travieso, ¿eh?
Sabes perfectamente que este es el negocio más importante que he tenido entre manos.
Y otra cosita.
A ti no voy a volver a dejarte escapar.
No te preocupes.
No.
Oye, quiero echarles un vistazo.
Al final, ¿qué es lo más importante?
La gente.
- [Paul] Desde luego.
Mira, he hablado maravillas de ti.
Por supuesto.
Pero no te olvides que tú también les tienes que gustar a ellos.
- Y voy a ser un encanto.
Y mi hermana les dará de comer divinamente.
- Bingo.
Bingo.
Están hablando de unos amigos de Paul, cafeteros y acaban de llegar.
Eso quiere decir que son colombianos, ¿no?
- [Ramón] Sí, señor.
Por fin han soltado algo.
¿Estarás grabando?
- Sí.
Estaban hablando de lo bien que les van a dar de comer.
Así que estarán esta noche.
- [Lula] Pues claro, de maravilla.
¿Cuándo se ha cenado mal en esta casa?
Además, les voy a poner la cena en el jardín que hace muy buen tiempo y será más agradable.
- Mierda.
Van a cenar en el jardín.
- Ahí no tenemos cámaras.
- Te van a pedir un montón de detalles sobre tu contacto en Portugal.
Son muy... ¿Cómo se diga?
Meticulosos.
- Y les daremos lo que quieran.
Si está todo preparado.
No te preocupes.
Lula, encárgate de que no nos moleste nadie cuando estemos solos.
Porque vamos a estar rodeados de palurdos.
Quedas advertido.
- Tranquilo, no te molestarán.
- Disculpad.
Me voy.
- Eh, María.
¿Llevarás al niño al bosque?
- Sí, no te preocupes.
- [Lula] Gracias.
- Adiós, amor.
- Adiós, querida.
- [Paul] Supongo que todo el personal de la casa es de absoluta confianza.
- En esta casa todo el mundo es de confianza, Paul.
- O eso creemos.
Ahora me disculpáis que yo también tengo que salir un momento.
- Tenemos que meter a alguien en esa cena.
Ya, ya, ya lo sé.
No hace falta que me mires así.
- ¿Se lo va a pedir?
[♪ música de suspenso] [♪ música sentimental] [ruido de motor] [♪ música dramática] [exhala] [♪ música de tensión] - [Lucía] Hola.
- [Isabel] Hola.
Lucía, necesito hablar contigo.
Pero ahora, ahora.
- Sí, claro, cariño.
Pasa.
¿Qué ha pasado?
- Que... - Siéntate.
- Mira que yo no sé si... si lo de José es contagioso o qué, pero... pero Julián también me miente.
- Pero ¿qué está diciendo, Isa?
- Tú sabes que no tenemos un duro.
Pues ayer Julián se compró una pluma, pero una, una pluma estilográfica carísima.
Y claro, para que no le dijera nada, compró para cenar champán francés y marisco.
Pero no te vayas tú a creer que unas gambitas.
No, no, no, no, no, no.
Percebes, cigalas y una langosta.
Y si me descuido, me compra un perro.
- ¿Cómo que un perro?
Si a ti no te gustan los perros.
- Bueno, lo de un perro es un decir.
Total, que le digo: "Julián, y este dinero, ¿de dónde ha salido?".
Y me dice que le han concedido un crédito.
Dios mío.
¿Cómo?
Dice: "No, no, que es que el, el director de la sucursal es amigo mío".
¿Amigo?
Que yo, que yo sepa, amigo no.
Dice: "No, sí, sí, que le he contado que voy a montar un bufete y me ha soltado la pasta".
- Ya.
- [Isabel] No, "ya" no, Lucía.
Ya no, que yo no soy tonta.
Que yo sé que estando en paro un banco no te da ni los buenos días.
Total, que me he ido esta mañana allí al banco.
Pues una vergüenza horrorosa, Lucía.
- ¿Por qué?
- [Isabel] Porque no tenían ni idea, ni de ningún crédito, ni de nada.
Te das cuenta, ¿no?
Me miente, Lucía.
Pero fíjate que eso no es lo que me importa.
Lo que me preocupa es de dónde saca el dinero, Lucía.
¿De dónde saca el dinero?
- Te tengo que contar una cosa, Isa.
- ¿El qué?
- Pues es que no te lo he contado antes porque no sabía cómo decírtelo.
Eh... ...cuando tú te llevaste la mochila a tu casa con la droga... - Sí.
- ...eh, se ve que Julián vio dónde tú la escondías.
Y cuando fuimos a tu casa a recogerla, que no la encontrábamos.
¿Te acuerdas que no...?
Pues la... Nos pidió dinero por devolvérnosla.
- ¿Cómo?
- Diez mil euros.
- ¿Diez mil euros?
¿En serio me lo...?
- [Lucía] Yo lo siento mucho, amiga.
Y no te lo quería... - No, lo siento yo.
Qué vergüenza, Lucía.
Qué vergüenza.
No sé ni lo que tienes que estar pensando de nosotros.
- Hombre, de vosotros no.
En todo caso, de, de Julián.
- ¿Cómo ha podido hacer eso, Lucía?
- No lo sé, cariño.
- Que sois nuestros amigos.
Se ha vuelto loco.
Este hombre se ha vuelto loco.
- Isa, ¿a dónde vas?
- Lo mato, lo mato.
- Un segundo, Isa.
Isa, para un momento, por favor.
- Te voy a devolver ese dinero euro a euro.
- Eh, por favor, amiga, que no quiero que te vayas así.
Por favor.
Coño.
- [Isabel] Joder.
- [hombre] ¿Lucía Romero Montes?
- [Lucía] Sí, soy yo.
- [hombre] Le envían un paquete.
- Toma.
- [hombre] Firme aquí, por favor.
- Sí.
Aquí tiene.
Gracias.
- Te lo envía el francés.
- [Lucía] ¿Qué es esto?
A ver.
- Ya, es precioso.
Este vestido es precioso.
Y de marca.
Esto, esto no se lo puede permitir cualquiera.
- No, cualquiera, no.
Un mafioso.
"Por si te decides a venir a la cena.
Sabes que me harías un favor".
- ¿Que te he invitado a cenar?
- A la finca de, del portugués.
A la clausura de la feria del ganado.
- Pues, tía, el vestido es una preciosidad.
Está claro que quiere que vayas espectacular para presumir de acompañante.
- Pues se va a quedar con las ganas, porque a mí no me compra nadie con un vestido, vamos.
Aparte, esta noche he quedado con José pa cenar.
- ¿Con José?
- Mjm.
Dame la caja.
- Hija mía, entre tu marido, el mío y el francés... estamos estupendas.
- [Samuel] [cantando] Soy un girasol.
- [María] He ido ya a la casa.
He recogido todo.
Hay algunas cosas tuyas.
Las tengo en el coche.
- Tíralas.
- ¿Todas?
- Mjm.
- Hay algunas cosas que son recuerdos.
Están nuestras fotos.
- No, tíralas.
Por favor.
- Vale.
- !¡Samuel!
Que me vea, que me veas todo el rato.
Si no me ves, es que yo no te veo.
- [María] ¿Sabes qué he sentido cuando he recogido esa casa?
Como si estuviera deshaciéndome de las pertenencias de un muerto.
Que nadie va a recordar.
- Siento mucho que hayas tenido que ir sola.
- Qué pena que haya salido todo tan mal.
Qué pena que no me hayas elegido.
- Yo no he elegido nada.
Solo estoy intentando que sobrevivamos todos.
Estamos vivos, ¿no?
De momento.
- Sí, bueno, a ver por cuánto tiempo.
Lula me mira todo el rato como si supiera algo.
- No sabe nada.
Si lo supiera, no estaríamos aquí tú y yo hablando.
Te lo aseguro.
- No me fío.
- Me voy a tener que ir.
- Vale.
- [José] !¡Nos vamos!
- [María] Ay, espera.
Las llaves.
Las devuelves tú.
[♪ música de suspenso] - [Lucía] Hola.
- Hola.
Disculpa el asalto.
No quería que nos vieran en comisaría.
¿Damos un paseo?
- Sí.
¿Pasa algo?
- Eh, bueno, voy a hablar claro, Lucía.
Tengo un problema.
Necesito meter a alguien en la cena del, del portugués.
Es una tapadera para encontrarse con su contacto.
Tú has sido invitada, así que tu presencia no levantaría sospechas.
- A ver, pero lo que no entiendo es por qué hay que meter a alguien si, si tenéis cámaras ahí.
- [Román] Es que la cena es en el jardín.
- Pero ¿crees que la hacen ahí porque sospechan algo?
- No, no, pero toman todas las precauciones posibles.
Escucha, Lucía, lo que necesitamos es algo muy concreto.
Saber quién es su proveedor.
- Ya, pero ¿cómo voy a averiguar quién es su proveedor?
No van a hablar de droga delante de mí.
- Bueno, tú llevarías un micro.
Sacar las conclusiones adecuadas es cosa nuestra.
- Eh, vamos a ver.
¿Un micro?
O sea, ¿cómo voy a llevar yo un micro?
Que me muero de miedo.
No, no, no.
- Lucía, estarías completamente cubierta.
A la menor sospecha de que algo va mal, estaríamos ahí en dos minutos.
- Ya.
- ¿Hmm?
Piénsalo.
Yo no te voy a forzar a hacer nada.
- Esa actitud tuya de "no te voy a obligar a hacer nada" es una mierda.
Porque me tienes cogido por el cuello y lo sabes.
- Lo siento.
- Ya.
- [Juan] A lo mejor yo he venido muy pronto, ¿no?
También.
- No, no te preocupes.
Estarán a punto de llegar.
- Uh, que broche más bonito, ¿no?
- Sí, me lo he comprado... Me lo he comprado para un vestido.
- Ah.
Bueno, ¿y qué quieres que le prepare a Samuel pa cenar?
- Pues hay macarrones para calentar.
Pero, de todas formas, es que a lo mejor no hace falta que te quedes con Samuel.
- ¿Y eso?
No salían a cenar tú y Jo... - !¡Mamá, mamá, mamá!
!¡Hola, tío!
- [Juan] Hola.
- Pero ¿de dónde has sacado tanta hoja?
¿Has dejado pelado los árboles?
- No, son del suelo.
- Ah, vale, que son del suelo.
Muy bien.
José, ¿podemos hablar un momento?
- [José] Claro.
- Venga, vete con el tío a jugar arriba, anda.
- Eso.
Venga, vamos a guardar eso.
- Eh, lo siento mucho, José, pero no puedo ir contigo a cenar esta noche.
- ¿Por qué?
- [Lucía] Es que... Porque tengo una cena de trabajo.
- ¿Qué cena?
- [Lucía] Pues en casa de Joao.
- ¿Que qué?
- [Lucía] Sí, han invitado a todos los ganaderos y me han pedido que vaya.
- Yo no te entiendo.
O sea, tu trabajo en la finca no lo entiendo.
Sabes que estás en peligro y te da igual.
¿Por qué?
¿Por qué haces eso?
Pues no quiero que vayas.
No vas a ir a la cena.
Cojones.
- No se te ocurra darme órdenes, ¿vale?
Y no me digas lo que puedo o no puedo hacer.
Está bien, hombre.
- El francés va a estar, ¿no?
En la cena esta.
- Pues sí, sí va a estar.
¿Qué pasa?
- [José] Nada.
- ¿Qué pasa?
¿Que te vas a poner celoso ahora?
¿Va a tener los santos cojones de ponerte celoso después de lo que me has hecho?
Es que alucino contigo.
Vamos.
- [Samuel] Mamá.
- ¿Qué?
- ¿Os estáis peleando?
- [José] Que no.
- Nada, Samuel.
No es nada.
Lo que pasa es que a veces los mayores, pff, discutimos por tonterías.
Como tú con tus amigos.
¿O es que tú nunca te peleas?
¿Eh?
- Sí, y me castigan.
¿Y a ellos?
- Bueno, a ellos los castigaré yo.
Y tú vete encendiendo la Play que hoy te voy a machacar al FIFA ese.
- No me apetece.
- Samuel.
- Lucía.
Ya voy yo.
Resuelvan lo que tengan que resolver.
Pero si puede ser sin gritos, mejor.
¿Vale?
[exhala] - [José] Perdóname.
Perdóname.
Me he pasado.
Perdóname.
Perdón.
- Sí, te has pasado mucho.
Pero mucho.
- Lo siento, de verdad.
Ven a cenar conmigo.
Por favor.
- Eh, José, cambia la reserva para otro día.
No puedo dejar plantado a Joao.
Lo sabes tú mejor que nadie.
Piénsalo un poco.
- Ya.
Bueno, para cumplir con Joao... puedes ir, estar un rato, quedar bien y... luego, te disculpas, te pides un taxi y te vienes conmigo.
- Es que no sé cuánto va a durar la cena.
- Pues haz que dure poco.
Joao brinda mucho, pero come poquito.
[exhala] Yo te espero ahí, ¿vale?
- ¿Cuántas veces tengo que perdonar a un hermano que me ofende?
¿Hasta siete veces?
No hasta siete.
!¡Hasta 70 veces siete!
- [todos] !¡Amén!
- !¡Digamos un fuerte "gloria a Dios"!
- [todos] !¡Gloria a Dios!
- Que Dios es misericordioso y nos enseña que todos debemos serlo también.
¿Cuántos dicen "amén"?
- [todos] !¡Amén!
- [Raimundo] !¡Amén!
- [todos] !¡Amén!
- Hermanos, Dios es amor.
- [todos] Así es.
- Y Dios es perdón.
!¡Aleluya!
- [todos] !¡Aleluya!
- !¡Aleluya!
- !¡Mentira!
Es todo mentira.
Basura pa que traguéis con todo.
Dios no existe.
No.
Y si existe... ha creado un mundo muy malo.
Muy malo.
- Estás bebido.
Fuera de aquí.
- ¿Me vas a echar tú?
- No está en condiciones de entrar en la casa de Dios.
Fuera.
- ¿Me vas a echar tú?
Eres un hipócrita.
Amigo de asesino.
- [Rosario] Manuel, Manuel.
[murmullos] Gracias, gracias.
Manuel.
- Hermanos, os pido perdón.
Por favor.
Podéis salir de aquí.
Mi hijo no se encuentra muy bien.
Perdón, hermanos.
Perdón.
Gracias.
Muchas gracias.
- Manuel, ¿qué te pasa?
¿Qué te ha ocurrido?
- Está muerto.
- ¿Quién se ha muerto?
- Lucas está muerto.
- ¿Cómo que Lucas está muerto?
!¡Manuel!
¿Qué ha ocurrido?
- Joao lo ha matado.
Joao lo ha matado.
Que está muerto, pero no es justo que ese sea Dios.
No es justo.
Lucas está muerto, papá.
Joao ha matado a todos mis amigos.
[♪ música dramática] - [Rosario] Dios mío.
[♪ música dramática]
Support for PBS provided by: