

Welcome to the 60s
Season 4 Episode 1 | 1h 18m 13sVideo has Closed Captions
Now a renowned designer, Ana dates pilot Carlos. A new fashion line begins.
Now a renowned designer, Ana dates pilot Carlos and dedicates herself to launching a ready-to-wear line at Velvet. Marco is against the new line but his father shows support. Meanwhile, Cristina returns, stirring tension.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Welcome to the 60s
Season 4 Episode 1 | 1h 18m 13sVideo has Closed Captions
Now a renowned designer, Ana dates pilot Carlos and dedicates herself to launching a ready-to-wear line at Velvet. Marco is against the new line but his father shows support. Meanwhile, Cristina returns, stirring tension.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Velvet
Velvet is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship[♪ música alegre] [♪ Alba Llibre, Lucio Godoy: "Falling In Love”] Ahí está.
[♪ música alegre] Señorita Ribera, mira aquí, por favor, un momento.
Una foto, por favor, un momentito.
Aquí, señorita Rivera.
Foto, por favor.
Un momentito.
Señorita Ribera, aquí, por favor, Foto a foto.
[♪ música alegre] En nombre de la ciudad de Madrid, le damos la bienvenida.
Es un honor tenerla de nuevo con nosotros.
Muchísimas gracias, el honor es mío, un placer volver a estar en casa, gracias.
¿Cómo ha ido su visita a Londres?
¿Es cierto que se ha visto con Mary Quant?
Sí, nos vimos en la gala de ayer y pudimos charlar un rato, pero no les puedo contar de qué, es un secreto profesional.
¿Cómo se siente tras recibir un galardón tan importante como el talento de la moda?
Muy feliz, después de tantos años de trabajo, es un sueño hecho realidad.
¿A quién dedicó el premio?
A la persona más importante de mi vida, Alberto.
Con estas palabras se expresaba la diseñadora Ana Rivera a su llegada al aeropuerto esta mañana, en los cinco años que han pasado desde que empezara a trabajar para Velvet como diseñadora, Ana Rivera se ha convertido en una estrella de la moda que no contenta con triunfar en nuestro país, también lo ha hecho en Europa, de lo que no cabe ninguna duda es de que Ana Rivera es el presente de la alta costura en nuestro país y que ha venido para quedarse.
La que comenzará siendo una más de las costureras para las galerías es ahora un referente del diseño que se codea con los grandes nombres de la moda.
Y tanto que se va a quedar, eso ya te lo digo yo, a mí Ana no la va a parar nadie, os queréis quedar un rato quietos, ¿eh?
Que no me entero.
Mamá, Jorge, que no me deja en paz.
Deja en paz.
Pero si yo no he hecho nada, ha empezado él.
Chivato.
Venga, ¿queréis parar de una vez?
Os queréis quedar quietos de verdad, para una vez.
Es, es, es que que qué hablo yo, ¿eh?
¿En ruso?
Pedro.
¿Qué?
Tus hijos que se están peleando otra vez, que yo ya no sé qué hacer con ellos, Oye, venga, no peguéis, de verdad que si no mamá se enfada.
Eso lo se hacer, yo también, ¿eh?
si te piensas que así te vas a quedar, vas listo.
Oye, por favor, es que tienes unos humos ¿No te recuerda a Cindy que estaba de seis meses?
¿Podéis parar de correr un poco iros al baño?
-Oye, por favor, chicos.
-A tu pieza.
Venga, iros, iros a lavar los dientes, vamos.
¿Tú te crees que con este panorama estoy yo para bromas?
¿Y qué quieres que haga?
¿Les, les, Les ato?
De verdad que es que, es que yo, mira, yo me tengo que ir.
Ya, soy el jefe de planta y no puedo llegar tarde.
Sí, sí y los hijos del jefe de planta tampoco pueden llegar tarde, así que Hala.
No, no, no, no, imposible, yo no puedo, yo no puedo llevar a los niños, hombre, que no, que no.
Que lleve la reme que está aquí al lado.
Que la Reme no quiere ver a los críos desde que Miguelito le rompió la figurita de Lladró de su boda.
Bueno, pues nada, pues contratamos una niñera.
Sí, ¿dime tú con qué dinero pagamos a una niñera, Pedro?
Que muchos jefes de planta, ¿eh?
-Pero en el sueldo se nota... -Bueno, pues poco a poco.
Pues poco a poco te lo vas a llevar tú al cole.
Hala, venga, Miguel, Jorge.
-a por las carteras.
-No cojáis la cartera, que no la voy a llevar, os va a llevar vuestra madre.
Les vas a llevar tú.
Entonces tú limpias la casa.
Es que siempre tienes razón, venga, coge la cartera, vamos.
Oye, necesitamos que estéis un poquito con brío porque nos tenemos que ir, llegamos súper tarde y yo voy a llegar tarde al trabajo, sí que vamos.
Lo vas, lo vas a limpiar, tú lo vas a limpiar.
Sí, hombre, voy a limpiar.
¡Vamos!
[♪ música movida] Alberto.
Alberto, vamos a perder el autobús.
¡Voy!
-Ya estoy.
-¿Y esa energía?
Nunca vas tan contento al colegio.
Es que he visto mamá por la tele y me ha dicho mi nombre.
Claro, porque papá te tiene presente todo el rato, todo el rato, y siempre dice tu nombre, siempre.
Aunque no salga por la tele y aunque esté lejos de aquí.
¿Y si está aquí?
¿Cuándo va a venir a vernos?
Mañana, porque hoy tiene trabajo, ella tiene trabajo, tú tienes escuela, así que vámonos, vámonos.
Abuelo, el teléfono.
Si es importante, ya volveré a llamar, vamos.
Vamos, cógelo, cógelo.
¿Me vas a peinar?
¿Me vas a dar con la mochila?
Dame la mochila, pero que no me vais a romper todo.
Dame la mochila, dame la mochila.
Señor Infantes, ¿cómo por aquí?
¿eh?
Señor Infantes.
Porque si se hubiese ido a otra parada hubiese llegado tarde al trabajo, don Emilio, y soy hombre muerto.
yo no puedo con estos críos, son el demonio.
-Mira, mira, mira.
-Son unos angelitos.
-Por favor.
-¿Angelitos?
Pero si es que es insoportable.
Lo único que quieren es jugar, ¿no lo ve?
Usted, usted está acostumbrado, usted ha educado, es abuelo, ya, ya.
Claro, es que ya pasó lo de educar, ya pasó.
Ahora lo que toca es disfrutar, esto es.
-Niños, el autobús.
-Vamos, vamos, vamos.
Toma la mochila, toma.
Vamos, vamos, vámonos.
-Dame la mano.
-Vámonos, eso es.
Vámonos.
Mira qué tarde, mira qué tarde es.
Dame un beso.
Un beso al abuelo.
-Venga.
-Un beso al abuelo.
Para adentro, vamos.
-Vamos.
-Vamos.
Señor Infantes, adelante, usted puede con esto y con mucho más, sí, Hágame caso, Se lo digo yo.
Sed buenos.
Primo.
Sí, Sí, casi, casi, casi.
¿Se puede saber qué le pasa?
Perdone, don Emilio, pero es que está usted hablando con el nuevo capitán y entrenador de la señora.
¿De la qué?
¿De la qué dice?
Del equipo de fútbol con el que llegamos a semifinales el año pasado, ¿te acuerdas?
A semifinales del barrio, es capitán y entrenador que... Claro, como a ti te tocó preparar papillas.
Todo eso del entrenamiento me parece fenomenal, pero como no se concentre en lo que debe, quién le va a sentar en el banquillo es alguien de ahí arriba que yo me sé.
Por favor, abrimos en cinco minutos, por favor.
Venga, primo, de verdad no me vas a felicitar si sé que te mueres de ganas Jugar.
Y yo tengo otra edad, yo soy padre de familia, yo soy jefe de planta.
Miriam, ¿usted ha colocado esto?
¿No?
Está muy bien colocado.
Yo tengo otras prioridades en la vida.
¿Sí?
¿Cuál es?
Encontrar una niñera y no tengo ni un duro.
Pa' que luego digan que un niño viene con un pan debajo del brazo.
No, pero si viene, lo que pasa es que no tardan en comérselo.
Bueno, tú dile la margarita que por lo menos te deje venir al primer partido.
Primo, ¿me estás escuchando?
O te pones a trabajar ahora mismo o te mando a limpiar el almacén, ¿qué quieres?
Ya sabes lo que quieres.
Pues sí que se le ha subido el puesto a este.
[♪ música alegre] Ya hemos llegado, señor Alcocer, son 10 pesetas, y la voluntad.
Estaba bromeando, Mujer, que no te voy a cobrar.
Ay, cariño, ¿se puede saber qué te pasa?
Alegra esa cara que es tu cumpleaños, por favor.
O ni las joyas te arrancan una sonrisa.
Lo siento, Valentín, es que no sé qué me pasa, no me encuentro muy bien.
Bueno.
A ver, un besito que lo cura todo.
Disfruta tu día, mi vida, luego lo celebramos, ¿sí?
[♪ música alegre] Patricia, querida.
Buenos días.
¿Qué energía por la mañana.
Se ve que cumplir años me sienta bien.
Hablando de eso.
Son preciosas, pero no hacía falta, sobre todo porque viniendo de mi amante me esperaba otro tipo de regalo.
Ahora no.
¿Puedo saber qué pasa?
Tengo que ir a la lectura del testamento de mi padre.
Pero a la vuelta, cuando sea el dueño de casi la mitad de las galerías, vamos a jugar a un juego que te va a encantar.
De verdad crees que tu padre va a dejarte el 40 %?
¿A quién¿ ¿Si no a Cristina?
Dejó de hablarla cuando la internaron, así que voy a ser el rey del mambo.
-Buenos días.
-Buenos días.
Tenía cita con don José Manuel.
Ahora mismo.
-¿Usted es?
-Enrique Otegui.
[golpean puerta] Disculpe, don José Manuel.
Bienvenido, Enrique.
Estaba deseando verte.
A veces la gestión de los testamentos se demora más de la cuenta.
Bueno, ya sabes tú cómo son los papeleos.
Pero siéntate, siéntate, hombre.
Muchas gracias.
-¿Quieres fumar?
-No, gracias.
Y bien.
Perdona que sea tan directo, pero... me gustaría que fuéramos al grano.
Bueno, pues creo que lo que debemos hacer ahora es esperar.
Todas las partes tienen que estar presentes en la lectura.
¿Qué partes?
Tu padre le ha dejado el 20 % de las galerías a tu hermana Cristina.
¿Cómo?
Mi hermana Cristina ha estado años yendo de sanatorio en sanatorio, y mi padre no la ha visitado ni una vez, ni una sola vez, ni siquiera cuando le dieron el alta y fue a visitarlo a su casa, ¿y sabes por qué?
Porque se moría de la vergüenza.
Es su última voluntad.
Me da exactamente igual.
Mi hermana es una desequilibrada ¿y se va a quedar con la mitad de lo que me corresponde a mí?
¿Una trastornada va a gestionar un negocio familiar?
Muchas gracias.
Buenos días.
Buenos días, Cristina.
Te estábamos esperando.
Muchas gracias, José Manuel.
Cristina.
Enrique.
¿Cómo te encuentras?
Mejor.
Mucho mejor.
Lo sabrías si hubieras venido a visitarnos a Barcelona, tu sobrina y a mí.
Por cierto, tu sobrina ya está hecha toda una mujercita.
Ya, lo siento, me ha sido completamente imposible.
Bueno, qué os parece si empezamos?
Antes de leer el testamento, tengo que leer, es una carta que vuestro padre me encomendó expresamente que os leyera.
Enrique, cristina, sé que no me queda mucho de vida, pero gracias a esta terrible enfermedad al fin veo las cosas claras.
¿Es muy larga la carta?
¿Me permite, Por favor?
Claro.
Desde que murió vuestra madre os he intentado criar de la mejor forma posible.
Hoy os pido perdón por todo lo que hice mal.
Sobre todo a ti, Cristina.
Mi Cristina, la niña de mis ojos.
En los últimos años no he sido un buen padre.
[♪ música triste] Dice que... Que le gustaría compensar el dolor que os ha causado a ti y a su nieta.
Y que espera que le podáis perdonar algún día.
[♪ música triste] [llanto] ¿Podría quedármela, por favor?
Claro.
Bien.
Bien.
La última voluntad de vuestro padre es dejaros todos los bienes, incluidas las Galerías Velvet al 50 %.
¿Cómo?
Está claro que no se puede menospreciar el poder de la culpa.
Por supuesto, Cristina, no tienes por qué aceptar a la voluntad de padre, es impensable que vuelvas a las galerías, así que estoy dispuesto a comprarte tu parte de las acciones.
Al final, mi padre pensó en nosotras.
Sí, esa era la voluntad de mi padre, así se hará.
Voy a empezar de cero, voy a volver a Velvet.
¿Sabes que Ana estará allí?
Lo sé.
Si quiero pasar página, ya va siendo hora de que nos veamos las caras.
[♪ música alegre] Señorita Rivera, ¿Cómo ha llegado?
Señorita Rivera.
Perdón.
No me quedaré en el callejón de atrás, por favor.
[♪ música alegre] Muchas gracias.
[♪ música alegre] [inaudible] Disculpe, me he perdido la cámara.
¡Ana!
Hija, ¿pero qué haces aquí?
Me dijiste que venías mañana.
Pero es que si le digo que vengo hoy, ¿dónde está la sorpresa?
¿Y Alberto?
¿Está ya en la escuela?
-Sí, sí.
-He llamado esta mañana -sobre las 8:10.
-Es que perdíamos el autobús, pero te puedes imaginar cómo está, no para de preguntar por ti.
-No es el único.
-Ay, doña Blanca.
¿Cómo estás?
¿Cómo te ha ido por Londres?
Muy bien, es una ciudad fantástica, maravillosa, otro mundo.
¿Es verdad que los hombres llevan el pelo largo?
Las mujeres la falda muy corta.
-¿Ese es el premio?
¿No?
-Sí.
Lo pondré en la vitrina con los demás.
-Muy bien.
-Supongo que querrás descansar un rato, ¿no?
No, no estoy bien, de hecho, quiero subir a hablar con Marco de trabajo.
Tengo algo que proponerle que puede cambiar las cosas, mucho.
Mucho, Londres, pero se están perdiendo las formas, ya ni saludamos.
¡Rita!
Ana, ¿cómo estás?
Hay cosas que no cambian ni cambiarán nunca.
¿Has conocido a algún mozalbete inglés?
Pero, Rita y Carlos.
Bueno, ya, chica, pero entre sus viajes y los tuyo, como casi no os veis, igual te había dado un arrebato de pasión con algún Gentelman.
Pues es verdad que nos vemos poquito, pero si nos echamos más de menos.
Oye, ¿y mis sobrinos?
Pues dos trastos a cada cual peor.
Entre Pedro su ascenso, limpiar, cocinar y el taller, ya no me duermo, me desmayo.
Bueno, menos el otro día que, que la liamos.
Creo que estoy embarazada otra vez.
Pero, Rita, eso es un notición.
Sí, útero hostil decían.
Hostil, yo que gasto un humor de perros, espero que solo sea uno, como me vuelvan a salir dos bestias pardas me tiro por la ventana.
Calla, mujer, malo sería.
Y Pedro, ¿qué?
¿Cómo se lo ha tomado?
Ese ni mu, que todavía no le he dicho nada, a ver cuando me hago la prueba.
Bueno, sea como sea, va a salir bien.
Ya para ti es fácil como tienes a don Emilio y parné.
Y tú me tienes a mí aquí para lo que haga falta.
¿Y tu hermana?
¿Cómo lleva el día maldito?
Dios sabe, conociéndola.
Yo de momento he preferido no verla.
[♪ música alegre] [timbre del teléfono] Galerías Velvet, dígame.
Hola, bueno, ya sabía que eras tú, a con que tienes mucho trabajo, pues yo ni te cuento, ya sabes, mi jefe, que es un tirano.
¿Necesitas que vaya a tu despacho para ajustar unas cuentas?
Ya, ya.
Clarita Montesinos, a mi despacho.
Ahora mismo.
[♪ música alegre] Cada día me gustan más tus jueguecitos.
Menos mal que has cerrado, imagínate que nos descubren ahora que te vas a Italia.
Estaba pensando para nuestra despedida que si quieres una cenita romántica, una cena con tu hermana y su marido.
Tú déjate de cenas, que nosotros somos más de postres.
Ah, sí.
Eres la mujer más increíble que he conocido, -¿lo sabes, verdad?
-Sí.
No me lo puedes decir en italiano.
[habla en italiano] [golpean puerta] Sí, muchas gracias, señor Cafiero.
Ana.
Pero no sabía que habías vuelto.
Es que no se lo había dicho a nadie.
Bueno, ¿y qué?
¿Cómo ha ido el premio?
Muy bien, ya te contaré.
Bueno, doña Blanca, yo lo he puesto abajo en el taller con todos los demás.
Bueno, es que no nos ha dejado ni disfrutarlo.
¿Y tú qué?
¿Cómo estás hoy?
Cuatro años después.
oh, ¿era hoy?
Pues fíjate que ni me acordaba, Mateo ya es agua pasada, Ana.
Bueno, ¿y qué te parece si quedamos esta noche?
Te prometo que te dejo despellejarlo y no digo ni mu, noche de chicas.
Os lo agradezco, pero de verdad que no hace falta.
que la clara de antes, a lo mejor estaba llorando por las esquinas, pero la clara de ahora esa no necesita de ningún hombre para ser feliz.
Bueno, como quieras.
¿Y este qué?
¿Cómo está hoy?
¿Sigue igual de imbécil?
Uy, subidito, subidito.
-Enhorabuena.
-Gracias.
Por favor.
¿No habrás venido a pedir un aumento?
No.
Quiero que convoques una junta extraordinaria con los accionistas, tengo algo que proponer.
Te escucho.
Cualquier cosa que tengas que contarle a los accionistas me lo contarás a mí primero, cadena de mando.
Ya sabes.
¿Es que nunca vas a cambiar de argumento?
Es cómo hago las cosas en mi empresa.
Pues sigue sin parecer mi manera de actuar.
Claro, tienes razón, y estoy hablando con la diseñadora del momento, un despacho se queda pequeño para ti.
Sigamos en la sala de juntas.
Tú dirás.
Quiero abrir la primera línea pret a porter de Velvet.
[♪ música romántica] Pensaba que era para algo serio, pero veo que no.
Estoy hablando totalmente en serio, Marco.
Velvet es alta costura.
Hay que popularizar la moda, todo el mundo tiene derecho a vestir bien, y en nuestra mano está poder acercar la moda a la gente más humilde.
Ana Rivera, el Robin Hood de la moda.
O te lo tomas en serio, o nos quedaremos atrás.
El pret a porter está arrasando en Europa, Roma, París, Londres.
La moda ha dejado de ser exclusiva.
Ofrecer algo exclusivo nunca ha sido malo para este negocio.
Ir en contra de las tendencias, sí, si abrimos Velvet a todo el mundo, no tenemos nada que perder.
Perderíamos a las clientas que buscan lucir un modelo único, no necesitamos más clientas, Ana, tenemos las mejores.
No, yo no estoy diciendo que dejemos de hacer alta costura.
Solo que introduzcamos una línea de moda para todo el mundo.
Por desgracia para ti, soy yo el que decide, y no, no lo veo.
El propietario del 60 % de las acciones de estas galerías es tu padre, no tú, quiero verle.
Dirá lo mismo que yo.
Bueno, pues si estás tan seguro, llámale, sé que está de visita en España.
Quiero una reunión con él.
Muy bien, hablaré con él y te haré saber cuándo nos vemos.
Eric, si no te importa, estamos en una reunión.
¿Una reunión a la que no he sido convocado?
No te preocupes, Enrique, es como si nunca hubiera pasado.
Espera.
Yo sí que tengo algo que contaros.
Si no te importa, no es el momento ahora.
Soy todo oídos.
Hola, Ana.
Cristina.
¿Qué haces aquí?
Llegué ayer a Madrid y... Quería verte.
Será mejor que te marches.
Tranquila, Ana, no he venido a armar un escándalo.
Eso es cosa del pasado.
Te pido por favor que escuches lo que tengo que decirte.
Lo siento, Ana.
Me ha costado mucho reconocerlo.
Años de terapia de tratamiento, Mucho dolor, pero reconozco que me equivoqué, me equivoqué en todo y te pido perdón.
Un poco tarde para eso, ya.
Bueno.
Mi padre me enseñó que nunca es tarde para pedir perdón.
Cuando pienso en lo que intenté.
En todo lo que te hice y lo que te hice pasar a ti.
No sigas, Cristina, por favor.
Ana, por favor, escucha.
También quiero que sepas que mi hija es una Otegui.
Me ha costado mucho asumirlo, mucho, pero reconozco que el único Márquez que hay aquí es tu hijo, Alberto.
A mí también me ha costado mucho olvidar y no quiero volver atrás, así que te pido por favor que te marches.
No he venido de visita, he venido a quedarme.
Mi padre me dejó en herencia el 20 % de esta empresa, así que... confío en que con el tiempo podamos volver a ser amigas.
[♪ música] Sí, necesito que me traigas el hilo, Conchita.
Déjame las telas ahí.
Ana Rivera, ay, qué guapa estás.
Estás guapísima.
Has venido y no he sido el primero en enterarme, más te vale poner una buena excusa.
Cristina ha vuelto Raúl, y para quedarse.
¿Qué?
Su padre le ha dejado el 20 % de las acciones.
Ay, Dios mío, no tenía ni idea, hace años que no la veo.
Yo ya había cerrado aquella etapa.
En cualquier caso, así tiene que seguir siendo, Ana, ya no sois las mismas personas, desgraciadamente, la persona que os unió ya no está aquí, pero bueno, no vamos a pensar en cosas tristes, mujer Venga, cuéntame tu viaje, ¿qué tal tu premio?
Todo, dime algo nuevo, por Dios que estoy muy seco aquí Con tanta moda de caballero no lo soporto más.
Pues he traído una idea que va a revolucionar, Velvet.
¿Pret-a-porter en Velvet?
¿No te gusta?
No, no me encanta, pero no para mí, más para ti.
Pues Marco me lo acaba de tumbar.
Ay, tonto de mierda.
Me he puesto con él como una fiera y le he exigido una reunión con su padre, pero es que Raúl, yo estoy convencida de que las clientas vendrían en masa.
Mira, voy a obviar la ofensa de que soy, has contado a Marco antes que a mí y te voy a dar un consejo, Marco Cafiero y su padre no tienen ni idea de moda.
No sabrían distinguir una falda tubo de una faja.
Son hombres de números, no les saques de ahí, pero si consigues que sus números cuadren les tendrás comiendo de la palma de tu mano.
Y sé quién me va a ayudar.
[♪ música alegre] -Adelante.
-Señor Ruiz Lagasca.
Julián, ¿cuántas veces te tengo que decir que me llames Mateo?
Don Mateo, lo que quieras.
Disculpe no volverá a ocurrir, señor Lagasca, digo, Mateo, perdón.
Don Mateo, venía para la reunión de temas de la semana.
Dispara.
-Entrevista a los Sirex.
Si yo tuviera una escoba, no deja de sonar en la radio.
No me extraña, es un tema muy pegadizo, hasta yo lo canto, hay material para doble página.
Sí, con las fotos de sobra.
Estupendo.
¿Tenemos algo del estreno de Lola y el Bandolero?
Entrevistas a Humberto Santamaría y al resto del reparto y sesión de fotos como pidió.
Estupendo, quiero Humberto Santamaría en la portada, ese galán vende más en España que los Beatles en Inglaterra.
He traído las fotos de la llegada de Ana Rivera.
¿Quiere verlas?
Esta preciosa.
A la portada.
-¿Y Humberto Santamaría?
-¿Me vas a comparar?
Ese fantoche se espera hasta la semana que viene.
Dime Paloma.
Don Mateo tiene una llamada de un tal Felipe.
Pásamela.
Seguimos más tarde, luego te aviso.
[♪ música alegre] Vaya, vaya, vaya, pero si estoy hablando con la estrella del momento.
Yo creí que ese eras tú, tu cara está en todas las revistas.
Sabes lo que me gustan las cámara, pero tengo que reconocer que tú sales muchísimo más guapa.
¿Cómo estás, Mateo?
Pues la verdad es que no me puedo creer que vaya tan bien, eso sí, trabajando como un perro todo el día, no tengo tiempo ni para tomar una copa.
Venga, que no me chupo el dedo, ¿me vas a decir que no tienes tiempo de tomar un Manhattan con una vieja amiga?
Los Manhattan forman parte del pasado, te lo aseguro, pero vamos, que si quieres puedes pasarte por aquí, te enseño la redacción y te cuento cuáles son mis nuevas aficiones.
Pues ¿qué te parece esta misma tarde?
¿En serio?
Me parece fantástico.
Nos vemos en un rato entonces.
-Hasta luego.
-Hasta luego, Mateo.
¿Vas a quedar con Mateo hoy?
¿El día de la ruptura?
Clara te va a hacer picadillo.
¿Y tú, se puede saber, dónde estabas?
Que llevamos Raúl y yo una hora buscándote.
Pues hija, con mi dilema personal que ya tengo cita con el ginecólogo pero todavía no se lo he contado a Pedro.
No sé ni dónde esconderme, llevo vomitando toda la mañana, pero bueno, tú no te escaquees.
¿Se puede saber qué estás tramando con el susodicho?
Necesito que Mateo me ayude a convencer a Enzo Cafiero, quiero abrir la primera línea pret à porter de Velvet.
¿Tú estás loca?
¿Por lo del proyecto o por llamar a Mateo?
Por las dos cosas.
Que no, Rita, que estoy convencida es el futuro, y eso nos va a hacer muy grande, además, no necesito que Mateo vuelva a trabajar aquí, solamente que me ayude a demostrar con cifras que la línea pret à porter nos ayudará a crecer mucho más rápido.
-¿Crecer, Cifras?
¿Tú quién eres y cuándo me vas a devolver a mi amiga?
Que no, boba, ya lo verás, que ahora las mujeres no van a tener que ser ricas para tener acceso a un buen vestido.
No sé en qué momento te has hecho tan grande.
La que se nos viene encima, prepárate tú para aguantar a mi hermana cuando se entere de que vuelve Mateo.
¿Cómo que vuelve Mateo?
¿Cuándo?
¿Hoy?
-Que no, que no vuelve.
-No.
Solo me va a ayudar con una cosa.
¿Con qué te va a ayudar?
Ah.
Bueno, que es broma, ¿no?
Porque claro, como habéis visto que lo tengo superado, habéis dicho: "Mira, vamos a tomarle el pelo un rato a Clarita".
¿No?
A ver, Clara, que le necesito porque Mateo ha sido capaz de poner una revista en lo más alto en todo este tiempo.
A ver si te crees tú que me importa a mí que Mateo haya hecho una revista, algo.
A ver, Clara, tranquilízate.
Lo que faltaba, ya.
¿Además, tú, no lo tenía superado ya?
Eso, ¿qué hay de esa nueva Clara de la que tanto hablas últimamente?
Pero sí, superado está.
¿Y entonces por qué estás a la gresca?
¿Qué gresca ni qué gresca?
Que estoy perfectamente.
Sí, no dramática.
De todas formas, si tanto te remueve, pues.
Vamos, eso es lo que le gustaría a él, pero vamos, a mí ni me va ni me viene.
Mira Ana, yo te estoy diciendo esto por ti, porque siento que te vas a llevar un chasco, porque ese cobarde te va a dejar en la estacada, y si no, tiempo al tiempo.
Hola, buenos días.
Buenos días, ¿todo bien?
Hola.
Buenos días, que pase un bonito día.
Eh.
Señor Infantes.
¿Qué estás haciendo?
Cuando digo que se te ha subido, se te ha subido.
Es que estoy con angustia, primo.
Que que estaba pensando en lo que me está hablando... -¿Que te vienes al partido al final?
Ya verás cómo me luzco ahí corriendo por la banda y dando órdenes a todos los chicos y las gacelas, deseando.
Oye, ¿pero tú me has visto cara de gol?
¿Qué está pensando y...?
Le voy a pedir un aumento de sueldo al señor Cafiero.
¿Qué pasa?
Primo, por qué lo tuyo es de traca, que ya puedes esperar sentado que ese tío es un rata, mucho italianini, pero poco paganini, no, que te lo digo yo.
En todos estos años no nos ha subido el sueldo.
Ya, ¿pero y si hablo.
Con él y me entiende?
Primo, que el señor Cafiero, eres una buena persona.
Irá contigo porque le haces la rosca, pero con los demás.
Oye, primo, ¿puedes parar un poquito?
Necesito que me motiven, no que bromees con mis problemas, ayúdame a pensar lo que le tengo que decir.
Oye, mira, si tú lo tienes claro y crees que el señor Cafiero se va hacer cargo de tu drama familiar.
-Sí.
Pues no hay más que hablar, vamos.
No, no ahora no, ahora no, lo que pasa, yo te he dicho como a calzón quitado.
Si has tenido valor para quedarte con la margarita con lo que manda, esto va a ser pan comido, -¿Pero ya?
-Venga, ahora.
[♪ música alegre] Oye.
¿Qué miras, Mateíto?
¿Eh?
A lo mejor tengo que quitar yo la sonrisita esta que tienes, ¿eh?
¿Eh?
-¿Va todo bien, Clara?
-Sí.
Sí, es que a veces el correo viene tan pegado que parece que estoy matando al cerdo en vez de abrir la carta.
Tú lo que necesitas es relajarte un poco, nada más.
Nuestra despedida va a ser apoteósica.
Pues mira que no estoy de humor.
Eso puedo arreglarlo.
Voy a hacer que no olvide este día nunca.
Señor Cafiero, precisamente a usted le estábamos buscando.
Buenas tardes, don Cafiero, ¿cómo está?
Que quería... Sí, señor Fuentes.
Es que se trata de un tema privado.
Si tan solamente le voy a robar un instante, pero si no tiene tiempo, bueno, solo sería un momento.
Claro, pasa a mi despacho.
[♪ música alegre] ¿Qué tal, Clarita?
¿Cómo va la vida?
Te veo tremenda.
No me enredes, no me enredes, Jonás, que menudo día llevo.
No, no, no, si yo me quedo por aquí esperando y... Anda.
¿Este no es Don Mateo?
Mejor en la papelera.
Si eso le dices a mi primo que le espero abajo.
Usted dirá.
Bueno, pues yo lo que le quería decir sobre todo es un tema laboral, lo que quería hablar con usted.
-Prego.
-Pedro Prego, siéntese.
Bueno, llámeme como usted quiera, porque es que el tema personal también está muy ligado a lo laboral, porque realmente aquí estamos pasando muchas, muchas horas... Al grano, señor Infantes.
que después de tantos años ya nos conocemos.
Usted sabe que Rita y yo estamos juntos, ¿no?
Bueno, que al final no... Bueno, que nos hemos casado, que tenemos los dos críos y tenemos una casa que pagar y llegamos muy justos a fin de mes.
Y necesita un aumento de sueldo, ¿es eso?
Precisamente.
Yo no, yo no lo habría dicho mejor con otras palabras, así que.
Lo primero que quiero que sepa es que si por mí fuera, le diría que sea lo mismo, porque si mis empleados son felices, yo también lo soy, pero claro, si le diera un aumento a todo el que entra por esa puerta a pedirlo, ¿sabes lo que pasaría?
Que gastaría, gastaría muchísimo dinero.
Exacto, Pedro.
exacto, un dinero que, por desgracia, ahora mismo no tengo, lo tendré, de eso estoy seguro, pero no, si empiezo a subir sueldos sintonison.
Claro.
Eso sí, cada uno y sus circunstancias económicas, sí, Dios en casa de uno y... Me alegro de que lo entienda de verdad.
Muchas gracias por venir.
¿Alguna cosa más?
No.
No, no, pues muchísimas gracias y disculpe las molestias.
Tenga un buen día.
Igualmente, gracias.
Pobracho.
Soy un perdedor, soy una caja, aunque no me paguen.
Señor Cafiero, yo no quiero su dinero.
Usted necesita dinero, le pago yo.
¿Qué rezas tanto, primo?
Porque salgo como entré, primo, sin un duro más.
Pues ya te lo dije, ese Marcos de la orden del puño cerrado que no suelta guita, sí, le maté.
¿Y qué hago yo ahora?
De verdad?
Si es que yo necesito el dinero, si es o una niñera o mi vida.
Te vienes al equipo Que por cada partido unas perras.
¿Quieres dejar de calentarme la cabeza con el dichoso equipo?
Que yo no quiero fútbol, primo, de verdad, déjalo ya... Mire, llevo años en Galerías Velvet trabajando y siempre pasa lo mismo, problema tras problema, ¿dónde están el resto de las muestras?
Y le dice ese señor de la Riva, comprendo que están desbordados.
No, don Emilio, las presas se desbordan, esto es un maremágnum en toda regla, tengo exactamente dos meses y siete días para presentar la colección masculina y me faltan manos, manos.
Si quiere le puedo dejar otra de mis chicas.
Que no quiero a sus chicas, doña Blanca, que yo lo que necesito es un hombre.
Un sastre.
Alguien que sepa de patronaje.
Margarita sabe de sastrería.
Sí, claro, y con Margarita me estaba apañando, pero es eso un apaño.
Doña Blanca, por Dios, que he estado cogiendo los bajos y haciendo los arreglos a los clientes yo mismo, eso no es un trabajo de un diseñador, eso es un trabajo de un ayudante.
Sí, en eso le doy la razón.
Bien, pues necesito sastres.
Hola, buenos días.
Perdón, estoy buscando a Don Mateo Ruiz Lagasca.
¿Tiene una cita?
A una hora concreta, no, pero hemos hablado por teléfono, Si no tiene una cita me temo que no puedo ayudarla.
Dígame su nombre, por favor.
Ana Rivera, la mejor diseñadora de este país y próxima portada de esta revista.
Mateo.
¿Cómo estás?
Aparte también rodeado como siempre.
Hay cosas que no deben cambiar.
Irene, ya me encargo, no te preocupes.
Ven que te enseño todo esto.
[♪ música alegre] -Hola.
-Hola.
[♪ Laurent Lombard: You'd Better Leave] [risa] -Bueno, ¿qué te ha parecido?
Siéntate.
-Gracias.
Pues la verdad es que es un sitio increíble.
Y a la gente se la ve muy feliz trabajando, Mateo.
-Pues sí.
He aprendido que los empleados no tienen que obedecerte, tienen que respetarte.
Esa es la diferencia entre un líder y un jefe.
-¿Quién te ha visto y quién te ve, Mateito?
Director de una revista de sociedad.
-Y tú triunfando como diseñadora en Europa.
No te quedas atrás.
¿Quieres?
-No, gracias.
-¿Qué tal las galerías?
¿Qué tal todo?
Ana -Mateo.
-Bien, ¿qué tal está Clara?
Teniendo en cuenta que hoy es el fatídico día.
-Pues bien, dice que es una mujer nueva, que ya no mira el pasado.
Ha pasado mucho tiempo y cada día que pasa pues... -Pues sí.
Me alegro mucho.
No quiero que eche a perder su vida.
-No, no lo hace.
Bueno, hablamos de negocios.
-¿De negocios?
Estás imparable.
-Te necesito, Mateo.
Quiero lanzar una nueva colección y... Te necesito para desarrollar el proyecto, los números, ya sabes.
-Pero para eso está Marco, ¿no?
-No, no es una colección cualquiera, y no quiero a Marco, te quiero a ti.
-¿De qué se trata?
-Quiero lanzar la primera línea pret a porter de Velvet.
-¿Velvet va a dejar la alta costura?
-No, no, las dos son compatibles, estoy segura.
Esta mañana le he hecho una presentación a Marco, pero no está por la labor.
Así que me queda una oportunidad: que es convenciendo a su padre.
Y estoy segura de que con buenos números lo haría, pero para eso te necesito.
-Ana, yo estoy muy feliz aquí, Esta es mi nueva vida, no quiero volver a Velvet.
-No tienes que volver a Velvet, ni siquiera la presentación la haríamos allí.
-No sé, no sé, no sé.
-Venga, Mateo, dime la verdad.
¿Cuántas veces has soñado con darle a Cafiero en las narices?
-No.
De acuerdo, te ayudaré.
-Gracias.
Sabía que no me fallarías.
-Patricia.
-Vaya, parece que la reunión ha debido de ir bien.
¿En una palabra?
-Sorprendente.
-¿Vas a decirme solo eso?
-Hola, Patricia.
Veo que no me esperabas.
-Cristina, ¿cómo estás?
-Muy bien, gracias, muy recuperada.
Creo que deberíamos hablar en un lugar más adecuado, ¿os parece?
-Sí, será lo mejor.
Tu despacho está dispuesto, como siempre.
Si necesitas cualquier cosa.
-Bueno, yo no creo que necesites nada teniendo en cuenta el tiempo que pasabas por aquí.
-Sé que debe ser muy extraño volver a verme aquí.
Y os agradezco el esfuerzo a los dos.
Y también os prometo que todo va a ser muy distinto.
Que no tenéis nada de lo que preocuparos.
-Más nos vale.
-¿Vamos?
-Veo que la línea masculina ha resultado ser todo un éxito, enhorabuena.
-Gracias.
Pero todavía nos queda el reto más importante: asentarla definitivamente.
-Lo que buscamos es que la nueva colección de De la Riva tenga el mismo impacto que la línea femenina de Velvet.
-En ese caso, yo creo que no deberíamos centrar toda la campaña en la prensa escrita o en la radio.
Tenemos que pensar en la televisión.
Tendrías que ver cómo se queda tu sobrina embobada mirándola.
La televisión no es el futuro, es el presente.
-Vaya, ¿os daban clases de marketing y publicidad en terapia?
-Precisamente estamos diseñando una campaña mucho más grande.
Y buscando al gran galán que pudiera protagonizar incluso un comercial televisado.
-Me parece una idea fantástica.
-¿Queréis que elaboremos una lista ahora?
-Me vais a tener que perdonar.
Valentín es un maníaco de las ostras, últimamente me sientan fatal.
¿Os importa que lo hagamos mañana?
-No te preocupes, yo también lo prefiero.
Así puedo ir a buscar a la niña al colegio.
Llevamos solo dos días en Madrid.
Nos estamos adaptando.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.
-Hoy me toca hacer de figurante.
-No diga eso, tío.
Que hace muchos días que no le veo.
[♪ Lionel Wendling y James Hughes: Crazy About You] Alberto.
-¡Mamá!
-Vamos, cariño.
-¡Mami!
-Mi amor.
-Has vuelto.
-Claro que he vuelto, cariño.
claro que he vuelto.
¿Y tú cómo estás?
Tienes que contarme todo lo que has hecho todos estos días.
-¿Todos?
-Todos, por la mañana, por la tarde, por la noche.
-Cuéntale a mamá, ¿Dónde te ha llevado el abuelo?
Al retiro, a oír a la banda municipal.
-¡Pero qué suerte!
Dame que te llevo eso.
Oye, ¿le has dado un beso al abuelo?
-Venga.
-Muchas gracias.
Venga, venga.
-Vamos, cariño.
Vamos [♪ Lionel Wendling y James Hughes: Crazy About You] -Él tiene la culpa de verdad.
Fue Pablito y Jaime.
-Ya, ya, seguro que sí.
-Que te lo prometo.
-Bueno, mañana voy a tener que ir yo a ese colegio a hablar con la maestra, a ver qué me cuenta de todo esto.
Pero ahora a dormir.
-No quiero irme a dormir.
-¿Pero cómo que no te quieres ir a dormir?
Que mañana tienes que madrugar, que tienes cole, Alberto.
-Pero es que esta noche es noche especial.
-Ya lo sé, pero es que es muy tarde, y eso podemos dejarlo para el fin de semana.
-Siempre que vienes de viaje, lo hacemos.
Vamos, por favor.
Por favor, por favor.
-Está bien, venga, pero solo un ratito.
-Quiero juguete, ya.
-Vamos.
[♪ Kathleen Irvine: So In Love] Te he echado tanto de menos.
-¿Vas a volver a irte?
-¿Te cuento un secreto?
Estoy preparando una colección con la que voy a poder quedarme aquí mucho, mucho tiempo contigo, ¿te gustaría?
¿Sí?
-Mamá.
¿Me enseñas otra vez la estrella en la que vive papá?
-Claro.
Mira.
¿Ves aquella estrella de allí?
Es la que más brilla.
Porque sabe que estamos aquí abrazaditos, pensando en él.
Y nos está mandando un beso muy muy fuerte desde allí.
-¿Pero no va a volver nunca?
-Papá nunca se fue, mi amor.
Porque está aquí.
Y mientras le queramos tanto, vivirá aquí para siempre.
Pensando en nosotros cada minuto.
Como nosotros pensamos en él.
[♪ Kathleen Irvine: So In Love] Qué orgulloso estarías de él.
[♪ Kathleen Irvine: So In Love] [Golpes en la puerta] -Adelante.
-Buenos días.
-¿Y Alberto?
Vamos a llegar tarde.
Cómo se le pegan las sábanas a este crío.
Es que es peor que tú.
-De eso venía a hablarle, me ha pedido... -¿Quedarse en las galerías, no?
-No se ponga así, tío, que acabo de llegar.
-Perdona que te diga, pero le consientes demasiado.
-Pero si es usted el que más le consiente y más caprichos le da.
-Porque soy su abuelo, tengo perfecto derecho a disfrutar de mi nieto, el que tiene que educarlo eres tú, que para eso eres su madre.
-Es solo un día.
Es más, aquí también tiene mucho que aprender.
Que para eso vivimos aquí, para que aprenda a ganarse la vida como yo lo hice.
-Bueno, bueno.
-Será solo un día, se lo prometo.
-No va a estar todo el día de brazos cruzados, ya le buscaré una tarea.
-¿Otra vez el abuelo enfadado?
-No, doña Blanca, la juventud que no saben educar a sus hijos.
-Cualquiera que le oiga creería que ha criado usted a cinco chicos.
- A cinco no, solo una.
Pero con el trabajo que me dio hubiese criado, no cinco, 50.
-Doña Blanca, ya que está aquí.
¿Le ha contado mi tío el nuevo proyecto que quiero sacar adelante?
-No.
-Bueno, quiero lanzar la primera línea de pret a porter de Velvet.
-¿Pret a porter, aquí?
-Es el futuro.
Está triunfando en todo el mundo y nosotros no podemos quedarnos atrás.
-¿Y cómo lo vas a hacer?
-Aún no lo sé.
Pero cuento con usted.
Esta tarde en el taller, le llevaré algo, se lo prometo.
No se olvide de Alberto.
-Está bien.
Pret à porter.
-¿Quién sabe?
A lo mejor lo revoluciona todo.
-Buenos días.
-¿Qué paz, no?
Qué raro, ¿Buenos días?
¿Dónde están los niños?
-Porque que he convencido a Reme para que lleve a los críos al cole.
-Como idea me parece maravillosa, pero es que verte tan serena con lo rara que has estado estos días me parece extraño, esto.
-Tú y yo tenemos una cita.
-Ah, muy bien.
¿Cómo?
- Que creo que estoy embarazada.
-¿Qué?
-En realidad, estoy convencida porque tengo las hormonas revolucionadas y tengo el pecho que se me sale de la camisa.
-Pues no pasa ni media.
Porque es un qué de alegría, al fin y al cabo.
Porque yo te digo una cosa, mira Rita, donde caben dos caben tres, y con todo lo que yo tenía ahí adentro.
Pues claro, lo hacemos con tanta ilusión, con tanto amor, pues que... Pues que tenía que pasar.
Yo me voy a relajar un poquito, no va a pasar nada.
-No, no, no, si, si estoy mentalizándome porque es que no me entra en la cabeza.
-No pasa nada, no pasa nada, no pasa nada.
¿Con quién es la cita?
¿Con el... Con el padre?
-Pedro que pedí ayer cita en el ginecólogo, que la tenemos ahora.
-Ah bueno.
Entonces no sé, a lo mejor esos síntomas son otra cosa.
-Sí, son gases, ¿no te digo?
¡Venga!
¿Podemos irnos ya?
-Sí, sí claro, me visto.
-Los malos tragos cuanto antes mejor.
Y me paso todo el día cansada.
Pero no como siempre, porque entre el trabajo y los críos es normal.
No, no, no, mucho más.
Por la noche no me tengo ni en pie.
-Aparte del humor que gasta últimamente.
-Oye.
-Es verdad, Rita.
Si es para quererte y amarte toda la vida, pero es que gasto un humor de perros.
-Doctor, ¿cree que puedo estar embarazada otra vez?
Porque para tener útero hostil, los mellizos ya fue un milagro.
-Cosas más raras se han visto y no sería la primera vez que pasa.
Vamos a esperar a las pruebas.
Pero por si acaso vayan haciéndose a la idea.
A veces, las parejas se relajan y cuando menos esperan, sucede.
- Relajados, relajados.
-¿Han tomado precauciones?
-Tres, Pedro, tres.
-Ha dicho que no nos angustiemos, que tenemos que esperar, a lo mejor nos estamos angustiados por nada.
- Que me conozco, hombre.
-¿Pero no te ha salido la señal que te salió detrás cuando estabas embarazada?
-Oye.
¿Te imaginas que es una niña?
Siempre he querido tener una, pero ya me había hecho a la idea de que no podía.
-Si es que somos unos afortunados, Rita.
Excepto con el dinero, ahí nunca tenemos suerte.
-Bueno, no pienses en eso ahora.
-Es que pedí un aumento de sueldo y me dijeron que no.
-Pero somos unos afortunados, Pedro.
-Sí, lo somos.
Ya veremos cómo nos apañamos.
-Si.
-El señor De la Riva, envío directo de don Emilio.
Creo que son las primeras referencias para el puesto de ayudante de sastre.
-Gracias, Jonás.
-Una preguntita, señor De la Riva.
¿Cualquier empleado puede presentarse?
-Mientras sepa coser.
-Otra preguntita, señor de la Riva.
-¿Jonás va a seguir dándole vueltas a la matraca o va a decirme qué le pasa?
¿Es que le interesa?
-No, no, no, solo quería saber.
-Jonás, que ya sé que tiene usted buena mano con la aguja, no se me haga el interesante.
-Bueno, sí, la verdad es que estaba hablando de mí, pero es que hace mucho que no coso y no sé si voy... -Pero nada, hazlo.
El puesto está vacante y estamos a la espera de candidatos, y yo ya conozco su currículum.
Así que solo tiene que presentarse.
-Bueno, Mateo, yo creo que con esto y tus cuentas, lo tenemos.
-No lo veo.
No lo veo, no es suficiente, no para Enzo Cafiero.
Si quieres conocer a alguien en los negocios, tienes que saber cómo juega el póquer.
Yo he jugado con Cafiero, y créeme cuando te digo que le gusta apostar a lo grande.
No le interesan las jugadas pequeñas, no entra ahí nunca.
Él quiere fuegos artificiales.
Y eso es justamente lo que tenemos que darle.
-No sé qué es lo que pretendes hacer, pero la cena es esta noche.
Mientras podamos tenerlo preparado para hoy.
-Tú tranquila.
Recuerda que ahora soy el hombre del momento.
[♪ Steve Byrd: Bobby Soxers] -Toma.
-Gracias.
-Ha sido un gran trabajo en equipo.
-Eso mismo hubiera dicho Alberto.
-¿Le echas de menos?
Yo también.
Bueno.
El trabajo aquí ya está hecho.
Ahora solo hace falta montar un taller.
-Nos vemos esta noche.
-Buena suerte.
-Gracias.
-Chris, vamos, que voy a llegar tarde a la reunión.
-Buenos días, ¿sube o baja?
-Sube.
Como nosotras.
-¿Le conoces?
-Sí, cariño.
Es Raúl de la Riva, un buen amigo de mamá.
-¿Y por qué no te habla?
-Me hablará cuando él quiera.
Vamos.
-Doña Blanca, manos a la obra, no hay tiempo que perder.
-Ana, pensé que ya no venías, llevo todo el día deseando ponerme manos a la obra.
-Se me ha complicado un poquito la presentación, pero ya lo tengo claro.
-Tú dirás.
-Haremos tres modelos iguales, en tres tallas principales.
Pequeña, mediana y grande.
-¿Cómo?
-Qué confeccionaremos un mismo modelo en tres tallas siguiendo los mismos patrones.
Y con eso, le voy a demostrar a Marco que se puede vestir al 80% de la población.
-Pero eso es una locura.
-Doña Blanca, por favor.
Se puede hacer, confíe en mí.
La presentación es esta noche, si usted no confía en mí, estoy perdida.
Hay que localizar a Rita y que nos ayude cuanto antes.
-Sí, Inés localiza a Rita, por favor.
Consuelo, venga conmigo.
-Estoy aquí, perdone.
-¿Cómo ha ido?
-Bien.
Con la ilusión de que sea una niña.
-Bueno, doña Blanca, usted me ayudará con los patrones.
Rita, tú dirige el corte y ayúdame a organizar a las chicas, por favor.
Chicas, entre todas podemos conseguirlo.
Os necesito.
Tela negra, hay que buscar tela.
-Tela negra, aquí está.
-La televisión será la clave para nuestra nueva línea de negocio.
Quiero que el grueso de nuestra campaña publicitaria se concentre ahí.
-¿Queréis hacer comerciales con mi colección?
-Es cuestión de tiempo que todo el mundo tenga una.
Así que lo que necesitamos, es un nombre, una cara.
Alguien que la gente relacione con la nueva colección de Velvet.
-Ya estamos listos.
Perdona, no sabía que estabas acompañada.
Enrique, te presento a tu sobrina, Cristina.
Anda, ve a saludar a tu tío Enrique.
-Hola.
-Hola.
¿Tú eres el papá de la prima Lourditas?
-Sí.
¿Y tú sabes que eres igual que tu madre cuando era niña?
-Anda, ven.
Quédate aquí dibujando que yo vengo enseguida, ¿vale?
-Adelante.
-Vaya, no sabía que íbamos a ser tantos.
-Si lo dices por mí, Raúl, quiero que sepas que estoy completamente recuperada.
Muchas gracias por preocuparte.
Creo que no es el momento, Cristina.
-Después de tanto tiempo alejada de aquí, de tratamiento, merezco una oportunidad.
-Muy bien, Cristina, toma asiento.
Estábamos hablando de la nueva imagen para la colección masculina de Velvet.
-Había pensado en Manuel, el del Dúo Dinámico.
Creo que es bastante elegante para su edad.
-¿Manuel es el alto?
Bueno, con las niñas funcionarán mucho, pero son un par de críos, perdóname, ¿alguien más adulto?
-¿Un futbolista?
Di Stefano es toda una estrella.
-Sí, pero la gente está acostumbrada a verle en pantalón corto.
No venderíamos ni una camisa, olvídate.
-Humberto Santamaría.
-¿El galán de cine?
-Es famoso, guapo, versátil, es actor.
Podrá ser el hombre que le pidamos que sea.
-Humberto Santamaría.
No está mal.
[♪ Alexander Baker y Clair Malo: Rock Me Baby] -¿Quién eres tú?
-No, ¿quién eres tú?
Yo vivo aquí.
-Cristina Otegui.
-Alberto Márquez.
-Pues vives en un sitio muy aburrido.
-Este sitio es de todo menos aburrido.
¿Quieres que te enseñe algo?
-Es que no sé si mi madre me va a dejar.
-No se lo digas.
[♪ Alexander Baker y Clair Malo: Rock Me Baby] -Los vestidos ya se quedan aquí hasta que tenga que marcharme.
Rita, por favor, dile a Mila que subo luego a pasarles un poco la plancha.
Doña Blanca, si ve a mi tío, que me consiga unas cajas grandes para portarlo sin tener que doblarlos demasiado.
-Ana, tranquila, todo va a salir bien.
-Porque he estado aquí trabajando mano a mano contigo, que si no, no me creo lo que acabas de hacer.
-Este va a ser un paso muy importante para Velvet.
para la moda en general.
-Bueno, ya verás tú, cuando mis primas luzcan tus modelitos.
Se cae porrillos de moderno, esto está hecho, Ana.
De verdad, pan comido, a que sí, ¿doña Blanca?
-Bueno, no sé yo sí pan comido.
Pero será un antes y un después, eso seguro.
-¿Y si me estoy equivocando?
Con Marco en contra... -Ana.
-Doña Blanca... El pret a porter puede hundir Velvet, puede hundirnos a todos.
-No pienses eso.
Cuando yo era pequeña, mis padres no tenían ni un céntimo.
Mi padre se partía la espalda para traernos algo de comer.
Y mi madre nos vestía con ropa que remendaba una y otra vez.
Yo soñaba con la ropa que veía en las revistas.
Más adelante aprendí a coser, y pude hacerme algún vestido.
Nada muy elegante, claro.
Pero lo que tú quieres hacer aquí, es lo que yo siempre he deseado desde niña.
Que la gente más humilde, también pueda disfrutar de la moda.
Eso no puede salir mal, porque llevamos décadas esperándolo.
-Mira, yo no sé nada de esto.
Pero... Lo que sí que sé es que vas a conseguir todo lo que te propongas.
Porque no puede ser de otra forma.
-Eso es cierto, tú siempre te sales con la tuya.
[Timbre de teléfono] Dígame.
No, Don Emilio no se encuentra aquí en este momento.
Pero si me deja un recado, yo misma se lo daré.
¿Cómo?
-Si lo sé, no vengo.
-¿Y usted es el que pretende capitanear el nuevo equipo de fútbol?
Pues permítame que le diga, o se pone las pilas o le va a durar ese equipo, lo que me duró a mí la primera novia.
-¿Y eso viene siendo?
-Día y medio, más o menos.
-Sí que apuesta usted por mí, don Emilio.
-Oiga, don Emilio, ¿si yo le dijera que a mí esa vacante de costura me interesa?
-¿Usted se cree que yo me chupo el dedo?
-¿Que no me he dado cuenta de que se guarda los pedidos de la mañana a la tarde para pasearse entre las modistas?
-No, no, que se lo digo de verdad.
Que yo en el pueblo cosía con mi madre y mis hermanas.
-¿Con su madre y sus hermanas?
Bien, lleve todo eso al taller, entrégueselo a mi sobrina, haga el favor.
-Está bien, pero usted y yo hablamos más tarde que todavía no me ha dicho, qué le parece.
Doña Blanca.
-Doña Blanca, ¿se encuentra bien?
-Sí, sí, es que acaba de llamar su amigo Ricardo de la fábrica de telas para informarle de que doña Aurorita acaba de fallecer, lo siento mucho.
-Vaya.
No acaba uno de darse cuenta del paso del tiempo hasta que ocurren cosas así.
¿Cómo ha sido?
-Parece ser que llevaba año y medio luchando contra un cáncer.
-No sabía de ella desde... Los años que tiene Alberto.
Ni siquiera sabía que estaba enferma.
Como dice un viejo amigo, "cada vez disparan más cerca".
-No diga eso, usted tiene una salud de hierro.
-¿Y el velatorio dónde se celebra?
-Parece que falleció en casa.
Estarán velándolo allí todo el día de mañana.
Me han dicho que será bien recibido.
-Muchas gracias.
-Os mantendremos informados de todo.
-Patricia y yo nos ocupamos de concertar una cita con el representante de Santamaría.
-Eso espero.
-Raúl.
Me alegro de verte.
-Yo me alegro de verte más recuperada.
-Cariño, ya he terminado.
¿Cristina?
Cristina, no estoy para juegos.
¿Cristina?
¿Cristina?
¡Cris!
Por favor, ¿han visto a una niña pequeña?
¿No ha salido una niña pequeña?
Una niña pequeña con un vestido azul.
¡Cris!
¡Cristina!
-¿Has visto una niña pequeña?
¿No?
¿No?
¡Cristina!
¡Cristina!
Cristina, te dije que no salieras del despacho.
-Lo siento, mamá.
-¿Pero tú sabes el susto que me has dado?
No me vuelvas a hacer una cosa así, ¿dónde estabas?
¿Y tú quién eres?
-Alberto Márquez.
-Es mi hijo.
Alberto, cariño, vámonos, no deberías estar aquí.
-Ni ella tampoco, vámonos.
-¿Se puede saber qué hacías con esa niña?
-Estaba enseñándole las galerías.
¿A que es guapa, mamá?
-No quiero que vuelvas a hablar con ella, ¿entendido?
-No, no lo entiendo, yo hablaré con él si quiero.
-Basta, Cristina, me da igual cómo te pongas.
No vas a volver a ver a ese niño nunca más.
-Se llama Alberto y es mi amigo.
-Prométeme que aunque te la vuelvas a encontrar por las galerías no hablarás con ella.
Ni siquiera te acercarás a ella.
-Pero es muy simpática, mamá.
-Claro que sí.
Pero no podéis ser amigos, Alberto.
Su familia y la nuestra no pueden mezclarse.
-¿Pero por qué?
-¿A ver cómo te lo explico?
Su madre y yo... Nuestras familias no pueden mezclarse.
-¿Por qué, mamá?
¿Qué le pasa a su familia?
-Venís de mundos muy distintos.
Cuando crezcas, cuando seas mayor, entenderás que hay barreras que no se pueden romper.
-Mira, sé que es difícil que lo entiendas ahora pero con el tiempo entenderás que lo estoy haciendo por tu bien.
-Está bien.
-Así que si te vuelvo a ver con él, soy capaz de no traerte nunca más a las galerías.
Se acabaron los vestidos, los paseos, se acabó todo, ¿de acuerdo.
-Vamos con el abuelo, anda, cariño.
-Lo sé todo.
-¿Has quedado con él?
-Clara, qué susto, creí que era algo importante.
-¿Esto no te parece importante?
-Pues no.
-¿No decías tú que la nueva Clara no quiere saber nada del pasado?
-Bueno, pero es que está clara, quiere saberlo todo, menudo sinvergüenza.
Ahora quiere ser él el amiguito perfecto.
-¿Pero qué te ha hecho?
-¿Cómo?
-¿Que qué te ha hecho?
Que has dado tantas vueltas y has contado tantas versiones diferentes que ya no nos aclaramos nadie.
-Mira, Ana, yo no quiero hablar de ese tema.
-Pero si lo has sacado tú, Clara.
¿Y si lo cuentas de una vez y te liberas?
¿Así yo me entero de algo?
-Mira, una cosa te voy a decir, es tan grave lo que me ha hecho que no quiero recordarlo.
Así que no me vuelvas a sacar el tema.
¿Y tú vas a ir así tan mona?
-Estás como un cencerro.
Vete a la cama y no me vuelvas loca.
-Ana.
-Que sí, que mañana te lo cuento todo.
Perdona el retraso.
-Estás increíble.
Gracias.
Ay, Mateo, estoy hecho un flan.
-Va a salir todo bien, ya lo verás.
-¡Ana, qué espectáculo!
Siempre bellísima.
-Gracias, Enzo, siempre tan caballero.
-Marco.
-Ana.
¿Me acompañan, por favor?
-Señor Cafiero.
-Mateo, que alegría.
Déjame darte un abrazo.
¿Cómo está?
-Muy bien, siéntese, por favor.
-Gracias.
-¿Qué hace él aquí?
Pensé que esto era una reunión de negocios.
-Lo es.
-Marco, me alegro de verte.
-Señor Cafiero, estoy aquí para ayudar a Ana en la presentación de su proyecto.
Es usted un público demasiado exigente, cualquier ayuda es poca.
-Fantástico.
-Bueno, bueno.
Espero que no me hagas esperar al postre.
¿Qué tienes entre manos?
-Bueno, tener.
Tener no tiene nada.
-Nada que te hayamos contado a ti.
Señor Cafiero, tenemos un proyecto entre manos que solo un visionario como usted podría apreciar.
[Risa] -Perdón, adelante.
-Señor Cafiero, durante todos estos años, la alta costura ha dejado de ser un misterio para mí.
necesito nuevos retos, Velvet necesita nuevos retos.
No podemos quedar anclados en el pasado.
-¿Qué está intentando decirme, señorita Rivera?
-Necesito que arriesgue, que arriesgue por el futuro.
-Por el pret à porter.
-Y sinceramente, no me esperaba algo así, la moda es glamour, lujo y nuestras clientas exigen exclusividad, Ana.
-Traté de evitarlo, padre, pero ya conoce a las mujeres.
Las clientas de la alta sociedad van a seguir comprando en Velvet.
Pero las galerías se estancan, y hay un público ahí fuera, señor Cafiero, al que solo podremos llegar si cambiamos nuestro modo de hacer las cosas.
-Tendríamos a las clientas habituales y podríamos ampliar mercado.
-¿Y de qué nos serviría ese mercado si es un mercado sin recursos?
Pobre.
Lo siento, padre, pero todo esto me parece ridículo.
No hablamos de mercado, se trata de estatus, de clases.
Y con algo así nos estamos rebajando y perderíamos dinero.
-Marco, ves Velvet como lo que fue.
No como lo que puede llegar a ser.
-Bienvenido a los 60, las clases han muerto.
-A ver, hacedme un huequecillo que voy, que voy.
Aquí mismo, estupendo.
-¿Puedo coger otro, mamá?
-Sí, claro, qué sí.
-¿Está rico?
-Sí.
Está muy bueno, mamá.
Me alegro, gracias.
Oye, Jorge, Miguel.
Les voy hacer una pregunta.
Ay, mira todo esto está lleno de pipos, los pipos no se pueden comer, ¿eh?
Oye, imaginaros que en vez de ser tres, sois dos.
-No, no.
-¿Qué?
-No, no, no.
Imaginaros que en vez de ser dos, sois tres, es que no sé como es el cuento de la gaviota.
- Vuestro padre está intentando decir que sois dos hermanos pero que hemos pensado, que a lo mejor, le hacemos un encargo a la cigüeña, ¿eh?
Y entonces seríais uno más, seríais tres.
-¿Pero niña o niño?
-Pues es una niña, por ejemplo.
-No, niñas no, son unas lloronas.
-Y van al baño y se sientan.
-Anda, qué gracioso.
[timbre de teléfono] Anda, anda, anda.
-Tiene razón, tiene razón.
-Tú no le digas nada al niño.
No se van a sentar.
-Están llamando y van a colgar.
Os voy a contar.
-¿Diga?
-Rita, soy el doctor Quintanilla.
-Doctor, ¿cómo está?
Pues no sabía que iba a llamar tan pronto.
¿Sabe ya si estoy embarazada?
-No, no lo está.
-Ah, pues vaya, pues yo ya me estaba haciendo la idea.
Se lo tendré que decir a los críos ahora.
-Rita, escuche.
En realidad, le llamo porque he visto algo en los análisis que no me gusta nada.
-¿El qué?
-Que puede que sus síntomas provengan de algo más serio.
Necesito volver a verla.
-Sí, sí, claro.
-La espero mañana en mi consulta.
Muchas gracias, Rita.
-Mira.
[Risas] -Lo exclusivo siempre será dinero.
Si de verdad crees que una señora, una de nuestras clientas, compraría en la misma tienda que su criada, Es que no sabes absolutamente nada.
-Una fregona siempre será una fregona.
se vista como se vista.
-¿Estás seguro de eso, Marco?
-Por favor.
-¿Pero qué es todo esto?
-Una apuesta.
-Una de estas tres mujeres es la cocinera del restaurante, que nos ha preparado nuestro filet mignon de la cena.
Si adivina a la primera cual es, no volveré a nombrar el pret à porter.
-Padre, por favor, todo esto es una pérdida de tiempo.
-No, a mí me parece genial, si no eliges tú, lo haré yo.
-Ella.
Les presento a la marquesa Colodrón Sánchez, íntima amiga de Mateo.
-La cocinera es ella.
Si quieren, pueden preguntarle cómo nos ha cocinado el filet mignon que acabamos de comer.
-Eso no demuestra nada.
-También es importante saber ganar y saber perder, y esta vez has perdido.
-Padre, por favor, ni siquiera sabemos si el proyecto es económicamente viable.
No tomemos una decisión por un truquito estúpido.
-Aquí está todo bastante claro.
Señor Cafiero, yo mismo he hecho los números.
-Me encanta tu propuesta, Ana.
Es moderna, arriesgada, es el futuro, me gusta.
Pero solo lo aceptaré si Mateo vuelve a Velvet.
Querido Alberto, ya estoy en Velvet.
Pronto conoceré a tu admirada Ana y le haré saber tu deseo de tener algunos de sus modelos en Nueva York.
Besos, Adele.
-Si quiere que vuelva, tendrá que ser bajo mis condiciones.
-¿De qué se trata?
-Quiere que Mateo vuelva y se encargue de las cuentas.
-Claro, has tenido que poner en su sitio.
-Parece que Patillitas vuelve por la puerta grande.
-Sí, vendrá fardando como si fuera un pavo real.
Ya lo estoy viendo.
-No hay nadie que represente mejor que usted los valores de Velvet, elegancia, glamour.
-Que no, que me da igual que salga en todas las revistas, no, no y no.
-Ana, escucha, estaba equivocado.
Pret a porter es el futuro, los números de Mateo lo demuestra.
-¿A qué viene esto, Marco?
-Petra.
-Raúl me ha ofrecido un puesto de sastre.
-¿Te vas a poner a hacer dobladillos ahora?
-Coser es lo que me gusta, primo.
-¿Y luego qué?
-Valentín.
-Sí.
-Quiero ser madre.
-Clarita, que cualquier malpensada diría que estabas intentando impresionarle.
-¿Yo?
Lo que quiero es que sufra, Que vea todo lo que se está perdiendo.
-¿Qué tal, Rita?
- Hemos detectado algunos niveles descompensados.
Podrían indicar algo relativamente grave, la existencia de un tumor.
-Ana.
-Dime.
-No pretendía provocar todo esto.
-Ha pasado mucho tiempo y todavía no nos hacemos a la idea de su muerte.
-Eso no es posible, mi jefe es don Alberto Márquez y está vivo.
Support for PBS provided by:
















