

Wild Wind
Episode 10 | 1h 14m 37sVideo has Closed Captions
Eguia learns that Lidia, Fernando and Enrique all know the girl is not Paula.
Eguia learns that Lidia, Fernando and Enrique all know the girl is not Paula. Lalo and Eguia don’t find Paula’s body where Fernando said it was.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Wild Wind
Episode 10 | 1h 14m 37sVideo has Closed Captions
Eguia learns that Lidia, Fernando and Enrique all know the girl is not Paula. Lalo and Eguia don’t find Paula’s body where Fernando said it was.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch Truth (La Verdad)
Truth (La Verdad) is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.

Discover Mysteries, Romances, & More
Explore our hand-picked collections of PBS dramas to find your new favorite show. Browse our catalog of sweeping historical epics, breathtaking romantic dramas, gripping crime thrillers, cozy family shows, and so much more.- Soy Paula García.
- Han encontrado a Paula García.
- Es imposible.
Paula García está muerta.
- ¿Sabes de verdad dónde está mi hermana?
- Porque si no hay dinero, no hay hermana.
- Teresa murió.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Ese tío tenía que proteger a mi amiga.
Es la única que he tenido.
- ¡Ah!
¡Ah!
- ¿Tienes miedo de que vengan a por ti?
- No vi nada.
- [hombre] Es como si le hubieran pegado una paliza.
- Esto es lo que hemos sacado del teléfono de Ricardo Vega.
Y esta chica que aparece en varias fotografías.
- Irina ha reconocido a Paula como esa chica implicada en el asesinato.
- Tuve que defenderme.
- ¿Y no pensaste en tirarte al agua?
- No sé nadar.
- Paula no sabe nadar porque Paula no es Paula.
Dejaste cocaína encima de la mesa y Paula se la comió por error.
Nuestra hija está muerta por tu culpa.
- Es una mentira que se ha inventado para hundirte, ¿me oyes?
- No, porque me... - Porque te quiere retener a su lado como ha querido... toda su puñetera vida.
- [mujer] ¿Quién coño eres, Marcos?
¿Por qué Paula sabe quién eres y yo no?
- Esa niña solo confía en mí.
- Si cruzas esa línea, no hay marcha atrás.
- [Marcos] Esto no puede ser, Paula.
- [Paula] ¿No te gusta?
- [Marcos] ¿Tú qué crees?
- [mujer] Mira, por aquí viene la del cumple.
Saluda, Sara.
- Hola.
- Son ellas, ¿no?
- Quiero que le hagas una entrevista a Paula y que la pongas contra las cuerdas, ¿me escuchas?
Contra las cuerdas.
- ¿Usted sabe que Paula no es Paula desde el principio?
- Quiero que toda esta mentira se convierta en verdad.
- Sé que eres Sara, la hermana de Teresa.
- ¿De dónde sacas eso?
- He estado en vuestra casa, la de tu hermana y la tuya.
- He localizado a un sospechoso del asesinato del estibador.
- Jefe, estoy en el puerto.
- [hombre] No puede quedar ningún rastro que nos vincule con esto.
¿Está claro?
- [mujer] ¡Ana!
[golpe] - Yo en realidad quiero preguntarte por tu madre.
¿Crees que no te reconoce?
- Solo quiero recuperar el tiempo perdido, mamá.
[♪ música de suspenso] [hablando en ruso] [♪ música dramática] [♪ música tensa] - ¿Dónde está Ana?
Quiero verla.
Quiero verla ya.
- Tendrás que esperar.
Laguna está hablando con los médicos.
- ¿Me puedes decir qué coño ha pasado?
- Pues, la Ana nos llamó desde el puerto.
Estaba siguiendo la pista de un sospechoso del caso de Ricardo Vega.
Cuando llegamos allí, la vimos caer de una plataforma de una grúa.
No sabes la hostia que se dio.
Costa salió tras el tipo que estaba con ella.
Pero no sé, no dio con él - ¿Me estás diciendo que había un tipo con ella?
- Sí, sí, había alguien.
Pero todo pasó muy rápido y estaba muy oscuro, no sé.
- Me cago en la puta.
Me cago en la puta.
- Acabo de hablar con el médico.
Tiene un traumatismo grave, pero no la van a operar.
Habrá que esperar a que el hematoma se reabsorba de forma natural.
- ¿Está despierta?
- No, la han sedado para que esté más tranquila.
¿Habéis avisado a su marido?
- [hombre] Sí.
Le he llamado, debe estar viniendo.
[♪ música dramática] - Johnny ya está facturado camino de Glasgow.
- De nada sirve mandar el problema afuera.
Sigue siendo el mismo problema, pero más lejos.
- Me he deshecho de su móvil y... tampoco hay por qué preocuparse ya por las huellas del coche.
- Hmm.
¿Y no podías haber tomado todas estas precauciones antes?
¡Antes, joder!
¿A quién se le ocurre meter en esto a un tío grande como un castillo, pelirrojo y con antecedentes?
Solamente le faltaba llevar un chaleco reflectante.
Cuanto más lejos le mandes, más lejos tendrás que ir a solucionar el asunto cuando la cosa se ponga fea.
- ¿Es usted su marido?
- Eh... no.
- Le preguntaba que si... - Yo... yo soy su marido.
- Se va a poner bien, no te preocupes.
[pitidos electrónicos] [♪ música tensa] - Fui a la cocina, y... - ¿Y después?
No, gracias, no.
- [Marcos] Cualquiera diría que no te gusta esa noticia.
- Y a lo mejor acertaba.
- Seguro que es un éxito de audiencia.
- Pues, nada.
Todos contentos.
- Nunca has tenido nada contra Fernando.
- Tú eres policía y necesitas pruebas.
A mí me basta con mi intuición y te aseguro que nunca me falla.
- ¿Y por qué no has aprovechado la entrevista para conseguir lo que tanto tiempo llevas persiguiendo?
- Esa era mi intención y hasta tenía permiso.
Pero parece que el corazón tiene razones que la razón no entiende.
[timbre de teléfono] ¿Y tú?
Parece que hay alguien a quien no quieres escuchar.
- Ven conmigo.
Quiero que veas algo.
- ¿De qué se trata?
[Marcos suspira] - De algo más que una intuición.
[♪ música misteriosa] - [mujer en televisor] Que a tu hija le hacen todas esas cosas.
Pero ella tiene tanto amor.
Tanto amor que dar y... y lo necesito tanto.
Yo solo quiero recuperar el tiempo perdido, mamá.
¿Crees que habrá merecido la pena?
- Lo importante es que ahora tú estás bien.
- Creo que sí.
Había muchas cosas sin decir.
Gracias por todo, mamá.
- A partir de ahora todo será más fácil.
La gente ya tiene lo que quiere y... y nos dejarán en paz.
Todo irá bien.
- ¿Tú estás bien?
- Sí, solo un poco cansada, así que me voy a dormir.
[♪ música misteriosa] - [Teresa] Mira, por aquí viene la del cumple.
Saluda, Sara.
- Hola.
- [Teresa] Y aquí está la tarta.
- Se llama Sara.
Sara López Pascual, hermana de Teresa.
- [Teresa] Ricardo, ven, que voy a soplar las velas.
- El vídeo me lo pasó el padre de Ricardo Vega.
- Si me estás enseñando esto a mí significa que en comisaría no tienen ni puta idea, ¿verdad?
¿Qué está pasando, inspector?
¿Por qué guardas esta información?
Oye, oye, oye, tranquilo, coño.
¿Qué pasa?
[suspira] - Joder.
Si cuento la verdad, esa chica volverá a la vida que llevaba cuando era Sara.
O peor, nadie le perdonaría por lo que ha hecho.
Se ha hecho pesar por Paula, ha engañado a todo el mundo, hasta a su familia.
- Entiendo que la quieras proteger.
Merece que le pase algo bueno en la vida.
- Ya, coño, pero yo soy policía.
Y sus padres merecen saberlo.
Una mentira puede hacerte feliz, pero no es justo que vivan engañados.
Además, si es así, ¿dónde coño está la verdadera Paula?
- Marcos, por partes.
La familia lo sabe, así que no te tienes que preocupar.
- ¿Cómo?
¿Los padres?
¿Desde cuándo?
- Pues, coño, Fernando lo sabe desde el primer día.
Y Lidia se acaba de enterar.
Es otra víctima de ese hijo de puta.
- ¿Una víctima?
Y una mierda.
Lidia está jugando el papel de madre.
¿Qué oculta?
Joder con esta familia.
Hay algo que me ocultas, ¿no?
- No te estoy ocultando nada, créeme.
Y ten clara una cosa.
El único que sabe lo que le pasó a Paula, el único, es Fernando.
- La estás protegiendo.
No sé de qué, pero tú estás protegiendo a Lidia.
Por eso no le preguntaste a Paula lo que te hubiera gustado en la entrevista.
- Eso es algo que tenemos en común.
Los dos queremos cuidar a una mujer.
Así que no me lo puedes echar en cara.
- [Fernando] La última palabra todavía no está dicha.
Ten confianza.
Soy un hombre de recursos.
Ahora hay que mantener la calma y esperar.
Las cosas volverán a ponerse en su sitio.
Sí, claro.
Lo siento, tengo que dejarte.
- Tengo que contarte algo importante.
- ¿Qué pasa?
- El inspector de guía sabe quién soy.
Ha estado en Madrid investigando y sabe que mi nombre es Sara, que no soy Paula.
- ¿Lo sabe alguien más?
- Estábamos solos, no creo que se lo haya dicho a nadie más.
- No creo.
Si lo hubiese contado, esta casa estaría llena de policías.
Y por aquí no hay ninguno.
De momento.
[♪ música tensa] ¿Te estás acostando con él?
No tengas miedo, a mí me lo puedes contar.
Si lo haces bien, puedes manejarle como quieras.
Tú sabes cómo hacerlo.
Utiliza tus armas.
Has desmontado a ese periodista delante de toda España sin tirártelo.
Y no quiero imaginar lo que eres capaz de hacerle a ese policía.
- A ti todos te importamos una mierda.
Se te llena la boca hablando de tu familia, pero en realidad lo único que te preocupa es salir bien en la foto.
Y con una mujer guapa, su fortuna y dos hijos sales mucho mejor, ¿no?
Me das asco.
- Vaya.
Ya ha salido la psicóloga que todas las putas lleváis dentro.
[suspira] - ¿Qué estoy tapando haciéndome pasar por Paula?
- Nada.
Lidia perdió la esperanza.
Y tú has venido para devolvérsela.
Nada más.
Que no se te olvide.
No te enfades.
No es bueno irse así a la cama.
- No vuelvas a llamarme puta.
- Es lo que tiene el pasado.
Siempre vuelve.
[♪ música misteriosa] - [periodista] Iván Petrov ha sido puesto en libertad a la espera de juicio.
Una fianza de tres millones de euros ha permitido a Iván Petrov salir en libertad a la espera de que se celebre el juicio por los delitos que se le imputan.
El mafioso ruso controla desde su puerto base de Marbella el tráfico de armas, la trata de blancas... - Espero que te guste el pato porque no quedaba pollo.
- [periodista] ...a escala internacional.
No hay fecha para la celebración del juicio, por lo que... - ¿Qué te pasa?
¿Estás asustada?
- ¿Y con Petrov en la calle cómo quieres que esté?
- Ya te dije que estar en libertad bajo fianza no significa que no se esté vigilado.
Sabemos perfectamente en cada momento dónde está y aquí hemos doblado la seguridad.
- ¿Crees que eso va a servir para algo?
¿Cuánto crees que me queda?
- Bueno, venga, intenta comer algo, ¿eh?
Y no te montes películas.
Voy al baño.
- [periodista] ...bajo vigilancia policial a la espera de juicio, y no podrá abandonar el país.
La decisión del juez Matías Casablanca ha sido... - Abre la comida ya cuando quieras, ¿eh?
Ve comiendo.
- Vale, muy bien.
- Han metido ahí un calendario de esos.
Si te gusta, quédatelo.
A mí me da igual.
- ¡Ah!
¡Muy bonito!
[♪ música tensa] [♪ música de suspenso] - ¿Has visto pasar a una rubia por aquí?
[♪ música de suspenso] [timbre de teléfono] - [hombre] Sí, ¿quién es?
[♪ música de suspenso] - La chica se ha ido.
- ¿No la habéis visto pasar?
- ¡No!
[♪ música de suspenso] [♪ música dramática] - ¡Hijo de puta!
¿Qué cojones es esto?
¡Mi hija no ha podido firmar eso!
- Tu hija ha firmado lo que yo le he dicho que firmara.
¿Quién te crees que se ha ocupado de todo durante estos años?
- ¿Y cómo me tengo que tomar esto?
¿Como una amenaza?
- De ninguna manera, tómatelo como un aviso.
Igual que te ha llegado a ti, le puede llegar a cualquiera, a la prensa, a los jueces, y ninguno de los dos quiere que eso ocurra.
- Nunca confié en ti.
Querías formar parte de mi familia, pero siempre te ha venido muy grande.
- Esto no tiene nada que ver con la familia, estos son negocios.
Hay mucha gente cabreada porque no has querido firmar la venta del banco.
- ¿Te crees que no lo sabía?
Te has vendido por una puta comisión, no esperaba mucho más de ti.
- Piénsatelo.
Estás a tiempo.
- Te has equivocado de enemigo.
Como todos, te darás cuenta cuando sea demasiado tarde, cuando ya nadie pueda salvarte.
[♪ música tensa] [timbre] - Sí, claro que me pasaré a buscarte.
Recogerte en el aeropuerto a formar parte de mis funciones.
Suerte con la ponencia.
Hablamos luego.
- ¿Sigue fuera tu novia?
Si no está, puedo volver esta noche.
- ¿Para qué has venido?
Tengo que marcharme a trabajar.
- Si me cogieras el teléfono, no tendría que venir.
¿Qué pasa?
¿Te han entrado los remordimientos?
[suspira] Sé cómo te sientes.
Te gustaría borrar de tu mente todo lo que ha pasado aquí, pero no puedes.
A mí me pasa lo mismo.
No paro de pensar en tus labios.
[suspira] - ¿Para qué has venido, Sara?
- ¿Ahora vas a llamarme Sara?
- Bueno, te guste o no sé si es tu nombre.
- No, cariño, Sara no existe.
Murió en aquel sótano donde estuvo encerrada.
Yo soy Paula García.
Olvídate de todo lo demás.
- Ya.
Eso díselo a los miles de espectadores que vieron tu entrevista, pero yo no soy uno de esos.
¿Cuánto tiempo pretendes vivir una vida que no es la tuya?
- ¿Que no es la mía?
¿No es la mía?
¿Y cuál es la mía?
¿Eh?
¿Ser una puta?
¿Follar con mil tíos asquerosos?
¿No te das cuenta?
Yo nunca he tenido una vida, Marcos.
- Escucha, sé lo que has vivido y entiendo que quieras olvidarlo.
No puedes huir de tu pasado.
Siempre te persigue.
Y te lo digo por experiencia.
- Pero ¿por qué no pueden seguir las cosas como hasta ahora, Marcos?
Nadie más lo sabrá, será nuestro secreto.
- ¿Nuestro secreto?
Esto no es un juego, Paula.
Lo único que he intentado desde el principio es ayudarte.
- Siempre me has dicho que podía confiar en ti.
- Es verdad.
- Tú también puedes confiar en mí, Marcos.
- ¿Cómo?
- Nadie sabrá lo que hay entre nosotros, ni Laura ni en la comisaría.
Sería horrible.
- ¿Me estás amenazando?
- Solo te digo que podemos confiar el uno en el otro.
- Nunca, nunca he pensado en delatarte.
Me da igual quién seas.
Aunque ahora tengo un poco más claro quién eres.
- Marcos, por favor, perdóname, te juro que yo no quería.
- ¿Que no querías qué?
Mira, no intentes arreglarlo.
Escucha, desde el primer día me lo he jugado por ti.
He mentido, he ocultado pruebas, le he engañado a mi novia.
Pero eso no es importante, ¿no?
- Marcos, por favor, no te pongas así.
- Sé que has tenido una vida de mierda, pero yo no soy uno de esos tíos con los que te has cruzado.
Yo soy el único que se ha preocupado por ti, el único que se ha preocupado por ti de verdad.
Pero bueno, gracias por dejarme claro lo que puedo esperar de ti.
Ahora me voy a trabajar.
Vete cuando quieras.
O mejor quédate.
Laura llega esta noche.
Cuéntale lo que te dé la gana.
Me da exactamente igual lo que hagas, niña.
[puerta cerrándose] [♪ música tensa] [aves trinando] [♪ música triste] ♪ A dormir ♪ ♪ A dormir ♪ ♪ Mi pequeña princesa ♪ ♪ Tus ojitos ♪ ♪ Llévame allá ♪ [llanto] [♪ música triste] - [Alicia] Aquí son todos ciegos, mudos y sordos.
- ¿Y tú no conseguiste ver por dónde se fue el coche?
¿La matrícula?
¿Algo?
No sé.
- Si hubiera visto algo, no estaría aquí contigo hablando de gilipolleces.
Por lo menos Ana está estable.
He pasado yo a primera hora por el hospital.
- Pues, Laguna me ha pedido el parte de intervención de accidentes y tenemos que firmar los dos.
- Yo no pienso firmar ningún parte.
Para mí esa caída no ha sido ningún accidente.
- Bueno, Costa, ya hemos puesto que había alguien más ahí.
No podemos decir que alguien la empujó, porque no vimos si alguien la empujó.
- ¿No te parece mucha casualidad?
Está detrás del tío que se cargó a Ricardo y de repente localiza a un sospechoso y... - Joder, Costa, yo soy el primero que quiero dar con ese tío.
Lo que no podemos hacer es falsar el informe.
- No me puedo creer que seas precisamente tú el que me hable de integridad a mí.
- Estoy hasta la polla.
Mira, si quieres me dices cuántas veces más te tengo que pedir perdón, te las digo de corrido y acabamos con esto de una puta vez.
- ¡Eh!
¡Eh!
- ¿Qué?
- Que no hace falta que discutamos.
- Pues, no me busques, coño.
- ¡Eh!
Podemos ver lo que pasó.
El puerto está lleno de cámaras.
Y tú tienes mano, ¿no?
Con la autoridad portuaria.
- Pues, sí.
Puedo conseguir las imágenes.
Y sin una orden.
Costa, no voy a descansar hasta que demos con ese tío.
Esto me duele tanto como a ti.
- ¿Eso quiere decir que te vas a centrar?
¿Y que por fin vas a dejar el caso de Paula?
[suspira] ¿Eso es un sí?
[silbido] Es un sí, ¿eh?
[♪ música tensa] [risas] - Creo que eres el único escocés al que no le gusta el golf.
- [con acento escocés] Como decís vosotros, la excepción que cumple la regla, ¿no?
- Me impresiona tu nivel de español.
- Oh, y yo de tu buen juego.
Pero no estamos aquí para ver quién lo tiene más grande.
[risas] - ¿Ves?
Tienes sentido del humor.
Genial, eso me gusta.
- Fernando, no te molestes.
Ese rollo de colega no va a conseguir que me olvide de mi comisión.
- No se me olvida tu comisión, pero no te la voy a pagar yo.
Te lo va a pagar el banco escocés.
La negociación va a continuar y esta vez para cerrar el trato.
No seas tan desconfiado.
Ya te dije que yo era un hombre de recursos.
[risa] - Ya te creí una vez.
Por eso desconfío.
Eres un puto fullero.
- ¿Un qué?
- Ah, ¿que no me has oído?
He dicho que eres un puto fullero.
[risa] - Pero ¿dónde has aprendido idiomas?
¿En la cárcel?
Vamos a tomar una cerveza y me lo cuentas.
- Fernando, no te vayas por las ramas.
No me gusta la cerveza.
- No te gusta la cerveza, no te gusta jugar al golf... Pero ¿qué clase de escocés eres tú?
Yo me lo haría mirar.
- Mira, ¿cómo vas a lograr convencer a tu suegro?
- Mi suegro está a punto de cambiar de opinión.
Ya verás cómo pronto tenemos buenas noticias.
- Espero que sí.
- Álvaro, un 56.
[♪ música dramática] - ¿Qué haces?
- Buscar.
¿Has averiguado algo de salvamento marítimo?
- Poco.
El barco estaba vacío porque tenía una avería.
He hablado con la autoridad portuaria.
Me han prometido que a lo largo de la mañana me pasarían una copia de las cámaras de seguridad del puerto.
- ¿Cómo que una copia?
- Bueno, Costa, tranquila, afloja.
Que me están haciendo un favor.
Para conseguir las originales necesitaríamos una orden judicial.
¿Qué?
¿Tienes miedo de que puedan manipular las imágenes?
- Llegados a este punto, me creo cualquier cosa.
Quien está detrás de la muerte de Ricardo es el mismo que se ha cargado el estibador, para que no hable.
Pero bueno, si quieres le preguntamos a Ana, ¿no?
No, claro.
Perdona, Ana no, que no nos puede contestar.
- Oye, Costa, no seas borde, que eso no ayuda nada.
¿Qué es lo que estamos buscando?
- Ana creía saber quién era ese tal Johnny.
Y eso es lo que buscamos, saber quién es, qué hace en el puerto.
Mira, estas son las notas de Ana, las de los últimos días.
[♪ música tensa] - Vamos, no seas tímido, periodista.
Te estaba esperando.
- ¿Para qué quiere verme?
- Quiero acabar con mi yerno.
Quiero hundirlo.
Y necesito que usted me ayude.
- No creo que necesite mi ayuda para nada.
Usted es dueño de medio Santander, puede hacer lo que quiera con quien quiera.
- Ese tipo se ha guardado muy bien las espaldas.
- Lidia.
- Cualquier delito del que se le acuse implicaría también a mi hija.
Quiero que busque en su vida, en sus negocios, lo que sea.
- Usted me vetó.
Durante años no pude ejercer mi profesión.
¿Soy ahora digno de su confianza?
- No.
Pero los dos odiamos a Fernando.
Y los dos haríamos cualquier cosa para proteger a Lidia.
- Entiendo que quiere poner en orden sus asuntos antes de abandonar este mundo, ¿no?
Sé que se está muriendo y parece que le han entrado prisas para ponerse a buenas con Dios.
- ¿Qué sabrá usted de Dios?
- Absolutamente nada.
Pero sí sé cosas de hombres como usted.
¿Qué cree que pensará la gente a la que ha machacado durante toda la vida abusando del poder que le daba su dinero?
¿Qué pensarán las familias a las que su banco ha puesto de patitas en la calle?
¿A la gente a la que ha pisoteado como si fuese basura?
Le querrán mandar directamente al infierno.
- Mucha de esa gente hubiera hecho conmigo lo mismo si hubieran podido.
No se puede ser amigo de todo el mundo.
[risa] - ¿Amigos?
Usted no ha tenido un amigo en su vida.
La gente que le rodea solamente le tiene miedo.
Ni siquiera supo tratar con respeto a su mujer.
¿Cuántas veces la engañó?
¿O ha perdido ya la cuenta?
No creo que las puertas del cielo se le abran por mucho dinero que tenga.
- Todo eso está muy bien, pero ¿me va a ayudar o no?
[♪ música tensa] - [Rosario] Vamos a poner café.
Uy, pero esto se va a romper.
Mejor voy a buscar una caja para que se lo lleve.
Porque así... Bueno, yo creo que hay un poco de todo.
- [Juan] Está bien, Rosario.
De verdad, está bien.
- No sé si son lentejas o... Algo me falta, pero me acordaré.
Lidia.
- ¿Qué ha pasado?
- Está aquí el padre Juan.
¿Estás bien?
- Sí.
- Bueno, voy a por la caja.
Bashir le ayudará.
- Hace mucho que no te vemos por la iglesia, Lidia.
- Ya.
- ¿Ni siquiera para agradecerle al Señor el retorno de tu hija?
¿Estás bien, Lidia?
- Sí, sí, muy bien.
Son, son estos días, padre, muchas emociones.
- Si puedo ayudarte en algo... - No, no puede.
- Yo no, pero el Señor tiene todas las respuestas.
No hay sufrimiento que Él no pueda aliviar.
- ¿Cree que Él lo perdona todo?
- Solo pide una cosa a cambio.
Que el arrepentimiento sea sincero.
- Entonces, Dios me podrá perdonar, pero... yo no puedo.
Tengo que cargar con la culpa lo que me quede de vida.
- Nadie merece eso, hija.
Nadie.
¿Por qué no te confiesas?
Esta tarde estaré en la iglesia después del reparto de alimentos.
- Gracias.
[♪ música tensa] - Hemos mirado esto cien veces y nada.
No lo entiendo, Ana, es muy meticulosa cuando lleva un caso.
[♪ música tensa] - Señora McMahón, ¿pasa algo?
- Vengo a hablar con la comisaria Laguna.
- La comisaria no está, pero sí le puedo ayudar yo.
- No, tengo que contárselo a ella, tiene que ser ella.
- A ver, señora McMahón, ¿está usted bien?
- ¿Pueden ir a buscarla, por favor?
- Sí, sí, sí, claro, yo iré a buscarla.
Creo que está reunida con los de la brigada móvil, ¿no?
- Le espero aquí.
- No, no, aquí no, aquí no.
Es mejor que esperemos en su despacho.
Acompáñame.
[♪ música tensa] No tiene buen aspecto.
¿No quiere que le lleve a casa?
Puede volver cuando quiera hablar con Laguna.
- Quiero hacerlo ahora, tiene que ser ahora.
Quiero acabar con esto, por favor.
- ¿Acabar con qué?
¿De qué está hablando?
- Inspector, yo maté a mi hija.
[♪ música dramática] [timbre de teléfono] - Dime, Eguía.
- Lalo, tengo a Lidia aquí, quiere hablar con Laguna.
- Me cago en la puta, joder, qué día... Escúchame, escúchame, lo importante es que no hable con Laguna, que no le cuente nada.
Yo salgo ya para allá y te lo explico.
- Bueno, ¿y cómo quieres que la convenza?
- Bueno, pues, invéntate lo que quieras, pero sobre todo que no hable.
- De cojones, Lalo, de cojones.
- ¿Ha dicho qué quería?
- No, pero parece nerviosa y no tiene muy buen aspecto.
- Lidia, no puede decirle nada a la comisaria, ¿de acuerdo?
- Todo el mundo tiene que saberlo, inspector.
Yo ya lo sé.
Yo sé que Paula no es su hija.
- ¿Cómo que lo sabe?
¿Quién se lo ha dicho?
¿Desde cuándo lo sabe?
Pero ¿por qué no nos ha dicho nada?
- Coño, porque las cosas son más difíciles de lo que usted se cree.
Además, si queremos saber la verdad sobre lo que pasó con su hija, tiene que estar en silencio, por favor, ya habrá tiempo.
- Pero ¿es que no me escucha?
Se lo he dicho, yo ya sé lo que pasó con mi hija.
Yo maté a mi hija, inspector.
Yo la maté.
- Lidia, por favor, piénselo bien.
Si no quiere arruinar su vida y la de toda su familia, por favor, guarde silencio.
Es un consejo.
No le diga nada a la comisaria, ¿de acuerdo?
- ¿Ocurre algo, Lidia?
¿Estás bien?
¿Querías hablar conmigo?
[♪ música dramática] ¿Qué te ocurre, Lidia?
- Oye, Eguía, ¿de qué va todo esto, tío?
- No tengo ni idea.
No ha querido contarme nada.
- ¿Y este qué hace aquí?
¿A dónde vas?
- He venido a buscarla.
¿Está ahí dentro?
- Ah, ya está usted aquí.
He insistido en llevarla a casa, pero me ha dicho que vendría usted a recogerla.
- Gracias, yo me ocupo.
- Sole, mi intención no ha sido molestar.
- [Soledad] No te preocupes.
[♪ música tensa] - ¡Lalo!
Anoche dijiste que no me estabas ocultando nada.
- Lo sé y lo siento, pero necesitaba saber que puedo confiar en ti.
- Qué cabrón.
Pues, más te vale que lo hagas o la próxima vez te salva el culo tu madre.
- ¿Pasa algo de lo que me tenga que preocupar?
- No, no me ha contado nada.
Insistía en hablar con usted.
No sé qué le habrá contado.
- Nada.
Eso es lo raro.
Ha venido para contarme nada.
- ¿Has dicho algo en comisaría?
¿Estás segura?
Pues, mejor, porque, ¿sabes?
No entiendo que sigas dando por buena la versión de Fernando.
Te crees absolutamente todo lo que te dice.
Y no deberías, coño.
- ¿Sabes dónde he estado antes de ir a comisaría?
Frente a la tumba de mi hija.
Justo en el sitio donde Fernando la enterró.
Lalo, sabiendo eso, ¿todavía sigues pensando que es una mentira?
- Es que te puede haber enseñado cualquier sitio, ¡cualquier sitio!
Te maneja desde hace años y no te das cuenta, Lidia.
Solamente te quiere retener junto a él.
- Si lo que Fernando dice es una mentira, ¿me puedes decir, por favor, dónde demonios está mi hija?
¿Me puedes decir, joder, qué ha pasado con ella?
- Pues, lo escribí en un libro hace años, coño.
Hace años.
¿Cómo quieres que te lo cuente ya?
[suspira] - Y tu versión es la que vale, ¿no?
Fernando es el malo, yo soy la buena.
Y tú y yo acabamos juntos.
Lalo, eso solo pasa en las películas.
[suspira] - Lidia.
- ¿Sí?
Ah, gracias.
- Eguía también sabe que esa chica no es Paula.
- Ya, me lo dijo.
¿Se lo comentaste tú?
- No, lo descubrió él solito.
Pero no va a decir nada porque también quiere llegar al fondo del tema.
Déjame ayudarte, por favor.
Por favor.
- ¿Cómo, Lalo?
Si ya nadie puede.
- ¿Dónde ha dicho Fernando que había enterrado a Paula?
- En un claro del bosque que está muy cerca de casa.
Junto a la Fuente del Pastor.
- Muy bien.
- Lalo, por favor, te lo pido.
Yo ya no puedo con más, por favor.
[♪ música dramática] ¿Por qué me miras así?
- Es un poco pronto.
Igual te sentaría mejor un café.
¿Quieres que te lo prepare?
- ¿Por qué haces esto?
- ¿El qué?
- Preocuparte tanto por mí.
- Eres mi madre, claro que me preocupo por ti.
No me gusta verte así.
Cuéntame qué es lo que te pasa.
Igual te sienta bien hablar conmigo, con alguien.
- Debe ser muy duro crecer sin una madre, ¿verdad?
Sin una familia.
Supongo que estuviste muchas noches soñando con tener una.
- No había una noche que no soñara con vosotros, ya lo sabes.
- No te culpo.
Todos deseamos lo que no tenemos.
Aunque si supieras qué clase de madre soy seguramente no harías nada de esto.
No me, no me querrías.
- No creo que haya una madre mejor que tú.
[bufido] - Me voy a... Me voy a duchar y a descansar un poco.
- Dime que has ido a comer algo y no llevas aquí metida tres horas.
- He comido la especialidad de la casa.
- Sí, ya veo.
Un sándwich de la máquina.
- Tío, no me puedo quitar a Ana de la cabeza.
- Sí, igual.
Acabo de llamar al hospital.
¿Y tú?
¿Has encontrado algo?
- Dímelo tú.
Han enviado las imágenes de las cámaras de seguridad del puerto.
- Hostia, ¿qué ha pasado ahí?
- Que falta casi una hora de grabación.
Eso es lo que ha pasado.
He hablado con los del puerto y me dicen que, claro, como las cámaras son antiguas, pues, que a veces se desconectan.
- Hay alguien que no quería que viéramos algo.
- Sabía que esto iba a pasar.
Lo sabía.
Estoy segura de que Ana ha descubierto algo.
Lo sé.
- Si es que la respuesta tiene que estar en estos papeles.
El tal John tiene que estar aquí, coño.
[♪ música tensa] - No quisiera pensar que ha vuelto a las andadas, Enrique.
- Pero ¿te contó algo?
¿Te dijo para qué quería verte?
- Quería hablar conmigo, pero creo que no se atrevió.
Estaba... Ida.
No sé, a lo mejor era algo sobre Paula, algo de lo que no se atrevía a hablar.
Enrique, hay detalles sobre la aparición de tu nieta que no terminan de encajar.
Muchos.
En la entrevista Paula estuvo, no sé... extraña.
Es solo un pálpito, pero estoy pensando en reabrir el antiguo caso.
Entre esto y la actitud de tu hija hoy... - Deja en paz el pasado, Soledad.
Es lo último que necesitaba mi hija ahora mismo.
Perdona, perdona.
- No, no.
Supongo que Lidia ha estado sometida a mucha presión.
Y, además, ahora con tu enfermedad.
Imagino que solo es un bache.
- Agradezco tu discreción.
He perdido la cuenta de los años que hace de la última vez que me la trajiste a casa.
- Muchos.
- Sí.
- Tantos que ya casi me había olvidado de esa época de Lidia.
Yo no hubiera dado un duro por ella.
Pero tú creíste que saldría adelante y así fue.
Lo consiguió.
- Tú contribuiste a ello.
La prensa la habría destrozado de no ser por tu colaboración.
La ha salvado de muchas, muchas, muchas portadas.
- Sabes que siempre puedes contar conmigo.
Mi equipo tiene instrucciones y nadie hablará de ella.
- Gracias.
- Bueno, me tengo que ir.
- Espera, espera, espera, Soledad.
Ya sé que te han enviado la comunicación de que en unos meses te pasan a la segunda actividad.
No sé, ¿qué planes tienes?
- Pues, poca cosa, la verdad.
Mi hija ya no va a volver de Londres, ¿sabes?
- Pero me suena que querías hacer algo por esta ciudad desde el ayuntamiento.
[Soledad ríe] - Sí, es una vieja aspiración, pero no sé quién iba a querer a una excomisaria como candidata a alcalde.
- Yo mismo y algunos amigos míos.
Bueno, ya, ya hablaremos del asunto, que tienes prisa.
[♪ música tensa] - ¿Cuántos pelos rojos hay en Santander?
- ¿Cómo?
- Este es un caso que llevó Ana hace cinco años.
Mira, toma.
- Jonás Valverde alias Johnny.
A ver, investigado por tráfico... Oye, pero si este tío hace años trabajaba para Fonseca.
- No sé por qué no me sorprende.
- Está claro que a Ana le conocía.
- A ver.
Jonás Valverde Alfaro.
Mira, tiene antecedentes y trabaja... Hostia, trabaja como estibador en el puerto.
Vamos.
- Vamos antes de que le dé por coger un barco a Australia, venga.
[timbre de teléfono] - ¿Sí?
- Hola, Beily Golub.
- [Sara] ¿Quién es?
- Soy Irina, me dijiste que te podía llamar si necesitaba alguna cosa.
- ¿Qué pasa, dónde estás?
- [Irina] Me he escapado de la policía.
Por favor, tienes que ayudarme.
- ¿Cómo que te has escapado?
¿Por qué?
¿Qué ha pasado?
- ¿No te has enterado?
- ¿Enterarme de qué, Irina?
- Petrov está en la calle.
Pagó una fianza y lo han dejado en libertad.
- ¿Cómo que está en libertad?
No puede ser, la policía dijo que no saldría.
- Estoy segura que vendrá por mí, por ti también, Sara, por favor, tienes que ayudarme.
- [Sara] ¿Dónde estás?
- No estoy segura, en la carretera que va hacia Santander.
Vengo haciendo autostop.
Oye, ¿tú podrías dejarme dinero, por favor?
Quiero volver a mi casa.
- No, claro, claro, sí, no te habrá seguido nadie, ¿no?
- [Irina] No, no, no, tranquila, he tenido mucho cuidado.
Pero me ayudarás, ¿verdad?
- [Sara] Sí, no te preocupes, cuando llegues me llamas, ¿vale?
Te ayudo en lo que sea.
- Gracias.
Ahora tengo que dejarte, hasta luego.
[♪ música de suspenso] - Esta mañana no ha venido a trabajar.
Le he llamado al móvil, pero lo tenía desconectado.
Un momento.
¿Manuel?
¿Tú no vives en la misma pensión que el Johnny?
- Sí, pero dejó su habitación anoche, no me dijo dónde iba.
- Siento no poder ayudarles.
- Gracias.
[suspira] - Lo que yo te digo, este se ha ido a Australia.
- Oye, ¿y si hablamos con Fonseca?
Igual nos cuenta algo.
- No, no, no, que se confíe, que baje a la guardia.
No nos interesa que sepa que vamos tras de él.
¿Qué te pasa?
- Nada, que tenías razón respecto a lo de Ana y casi todo lo demás.
- ¿Cuánto hace que trabajamos juntos?
- No lo sé.
- Ese es el tiempo que has tardado en darte cuenta de que yo siempre tengo razón.
- ¿Cuándo ha recibido esto?
- Esta mañana.
- ¿Quién te lo ha enviado, papá?
- ¿Tú quién crees?
- Llevan tu firma, Lidia.
Dime, ¿los has firmado tú?
[suspira] - Sí, papá, seguramente sí.
Todos estos años Fernando me ha dado documentos para que firmara.
Y como confiaba en él, ni tan siquiera los leía.
- Con esto Fernando quiere presionarme para que venda el banco a los escoceses.
Y si no lo hago, hará públicos estos documentos que te implican en todos sus chanchullos.
- ¿Con quién he estado casada, papá?
¿Cómo he podido estar tan ciega?
- De nada vale lamentarse.
Nos han atacado y tenemos que ser más fuertes que nunca.
- ¿Cómo no me he dado cuenta antes?
Lo siento, papá, perdóname.
- No, no, no hay nada que perdonar.
Tenías un dolor que no te dejaba ver, pero ahora todo ha cambiado.
Ahora Paula está de nuevo en casa.
- ¡Papá!
¡Por favor, Paula...!
Nada, papá.
Nada.
Gracias por estar siempre a mi lado, ¿eh?
Y no quiero que te preocupes por nada, ¿de acuerdo?
Fernando no va a hacer daño a esta familia.
Pero quiero que tú estés tranquilo.
Todo va a ir bien, todo va a ir bien.
[♪ música de suspenso] - Mercedes, ¿están digitalizados todos los expedientes antiguos?
- Desde el 2001, pero aún no están todos metidos en red.
¿Cuál necesita?
- Año 2007, desaparición de Paula García.
- Aquí está, expediente 32/2007, Paula García.
¿Quiere que se lo envíe a su correo?
- No, me lo llevo así.
- Pero es la única copia que tenemos, ¿no prefiere que lo meta antes en red?
- No, ya lo hago yo cuando termine.
[♪ música de suspenso] - Gracias - Solicitaremos una orden de detención contra el tipo ese, pero a mí me da que este ha volado.
- Seguramente a alguien habrá ayudado.
- Paula García McMahón ha venido a veros.
- ¿Qué quiere?
- No me lo he dicho, ha preguntado por vosotros.
- ¿Por los dos?
- Sí, está dentro.
- Pero ¿no te ha dicho qué es lo que quiere?
¿Si buscaba algo?
- Que no.
- Bueno, vamos a ver qué le pasa.
Pero ya te digo que no sé cómo vamos a cerrar este caso si no paran de venir.
¿Qué?
¿Te vienes o qué?
- Sí, voy, voy, voy.
- [Alicia] Vamos a ver, Paula.
Que Petrov esté en libertad provisional no te pone a ti en peligro.
Hemos hablado con Madrid y nos aseguran que le tienen vigilado.
- Vosotros no lo entendéis, yo le conozco y sé cómo es y lo que hace con la gente que le traiciona.
- A ver, entiendo que tengas miedo, pero no va a pasarte nada, aquí estás segura.
- Y en la mierda.
O sea, ¿que ya está?
¿Eso es todo lo que vais a hacer?
Os digo que Petrov no se va a quedar de brazos cruzados y no vais a hacer nada.
- Petrov está vigilado por la policía 24 horas, está a la espera de juicio.
No tienes de qué preocuparte.
- ¡Marcos!
¡Testifiqué contra él y le conozco, joder!
¡He visto cómo asesina a gente simplemente por mancharle un traje!
¡Que es un puto psicópata!
Está visto que sois de gran ayuda.
Gracias por nada.
- Paula, ¿a qué viene esto?
¿Qué pasa?
¿Qué?
¿Estás enfadada con Eguía o algo?
- Pues, no lo sé, pero de un día a otro parece que dejó de importarle, ¿no?
¿Cómo era eso que me decías, Marcos?
"Puedes confiar en mí, Paula.
Estoy aquí para ayudarte".
¿Qué pasó?
¿Se acabó?
- [Marcos] O sea, ¿qué es eso?
¿Todo tu miedo a Petrov es para que te siga haciendo caso?
- Estoy en peligro, tienes que creerme, Marcos.
- De verdad, si ves algo raro, llámanos.
Estaremos ahí en cuanto podamos, pero de momento no podemos hacer nada más.
- Ahora que está todo más calmado, deberías centrarte en tu vida y olvidarte de todo lo demás.
- [Marcos] Vete a casa.
Seguro que tu madre te necesita.
- ¿Por qué lo dices?
- Lo dice porque tu madre estuvo aquí esta mañana y resulta que estaba un poco nerviosa.
- Sí, nerviosa.
- ¿Mi madre ha estado aquí?
¿Qué os ha dicho?
- No nos ha dicho nada, pero igual deberíais tener una conversación.
[♪ música de suspenso] - Perdonad si os he molestado.
[♪ música de suspenso] - ¿Así que se acabó el idilio?
- Tenía que dejarle las cosas claras, ¿no?
- ¿Y por qué precisamente ahora?
- Porque ahora el caso está cerrado.
Además, es lo que me llevas diciendo todos estos días, ¿no?
- Sí, pero nunca me has escuchado.
¿Quieres que te diga lo que pienso?
- ¿Qué piensas?
- Pues, pienso que esta chica, más que asustada, está despechada.
Le has roto el corazón, Eguía.
- Pues, será uno menos.
[timbre de teléfono] Sí, señor McMahón.
- La comisaria Laguna ha venido a verme.
- [Marcos] Supongo que será por la visita de esta mañana de su hija.
- [Enrique] Quiere reabrir el antiguo expediente de Paula.
Está con la mosca detrás de la oreja y aunque he intentado disuadirla, es muy terca y demasiado honrada.
Pero a ninguno de los dos nos interesa que escarbe en el pasado.
- Ya, bueno, pero ella es la comisaria.
Yo no puedo decidir qué es lo que investiga.
- [Enrique] Es un caso cerrado, inspector.
Y así debe permanecer.
Confío en usted para que nuestra Paula siga siendo eso, nuestra Paula.
[♪ música suave] - [Fernando] Lidia, deja de beber, por favor.
- Esta es la frase que más he oído a lo largo del día.
Pero si no bebo, todo me parece demasiado sucio.
- Sé que has estado en comisaría.
¿A qué has ido?
- A contar la verdad, a confesarlo todo.
Pero tranquilo, no he dicho nada.
¿Ves?
Eso es algo que tenemos tú y yo en común.
Somos un par de cobardes.
- ¿Eres consciente de lo que pasaría si contaras la verdad?
Arruinarías tu vida.
Nuestra vida.
¿Has pensado en Toni?
¿En tu padre?
- ¿Y tú has pensado cuánto tiempo seremos capaces de seguir escondiéndola?
- ¡Toda la vida!
¡Siempre!
Si la cuentas, irías a la cárcel.
- Eres un gran hijo de... ¿De verdad te preocupa que yo acabe en la cárcel, Fernando?
Después de los documentos que me has hecho firmar.
- Eso tiene una explicación.
- No, no la tiene, no.
Dices que te preocupas por mí y luego me clavas un puñal por la espalda.
- ¡Esos documentos son para presionar a tu padre!
¡Jamás los voy a utilizar en tu contra!
- A mí eso me da igual, me da igual.
Solo por el hecho de haberme los hecho firmar, ya me dice el tipo de persona que eres.
Pero, a-además, ¿tú, tú por qué quieres presionar a mi padre?
¿Te has olvidado que si no fuera por él no tendrías nada?
No serías nadie.
- ¿Qué pasa?
- Nada, hijo.
Se nos ha caído un vaso.
- No es eso.
Hacía mucho que no discutíais.
- Toni, no, no ha pasado nada, cariño.
Solo, solo ha sido un problema del banco y tu padre y yo no teníamos la misma opinión.
Por eso nos hemos puesto algo nerviosos y hemos discutido.
[♪ música de suspenso] - ¿Por qué dice Lidia que mató a su hija?
- Porque es, porque es lo que le ha contado Fernando.
Según él, la mañana que Paula desapareció se la encontró inconsciente después de haber ingerido cocaína y la enterró para tapar el escándalo.
- Y supongo que esa cocaína era de Lidia.
- Esa es la versión de Fernando y te puedo asegurar que es mentira.
- ¿Es mentira porque es lo que quieres o es mentira porque es lo que esperas?
- Porque no tiene ningún sentido.
A ver, te encuentras a tu hija en ese estado, ¿y no llamas a una ambulancia?
Bueno, piensas: "Yo voy a ser más rápido llevándola al hospital en mi coche", pero se te muere por el camino, ¿y no se te ocurre otra cosa que enterrarla?
- Fernando hizo lo mismo que hubieras hecho tú: proteger a Lidia, impedir que se sepa la verdad.
Y tú no tienes pruebas.
- Lo único que Fernando quería era retener a Lidia a su lado porque se iba a ir conmigo.
Coño, ¿es que no lo entiendes?
- Lo siento mucho que perdieras a la mujer de tu vida, tío.
- [Lalo] ¿Quieres tener cuidado, imbécil?
Lidia, te ha dicho que ha visitado la tumba de Paula, ¿verdad?
Bueno, pues yo sé dónde está.
Vamos juntos.
Te puedo asegurar que allí no hay nadie a quien desenterrar.
No hay niña ninguna.
- Mira, si crees eso, denuncia.
Denuncia a Fernando y cuando tengas la orden de exhumación, yo voy contigo, pero para mí este caso está cerrado.
- ¿Tú por qué tienes tanto interés en cerrar este caso?
¡Hace dos días, dos días, te fuiste a Madrid buscando la verdad!
¿Qué ha cambiado?
- Coño, que este caso va a arruinar mi vida, joder, y no me la quiero jugar.
- Hay algo que no termino de entender.
Algo que no me estás contando, ¿verdad?
Entiendo que quieres proteger a esa chica, pero es que hay una niña muerta.
¡Y eres policía, cojones!
No me puedo creer que ese detalle te importe una mierda.
- Me importa más de lo que crees.
- [mujer] Que te he dicho que no.
- [hombre 1] Tú, tú.
- Que yo no he sido.
- Tú me la has quitado, ¡puta!
- ¡Puta tu puta madre!
¿Eh?
Que yo soy bailarina.
- A ver, por favor, un poco de calma.
- A ver, señores, ¿qué está pasando aquí?
- A ver, hemos contratado a estas chicas para una despedida de soltero.
- Y ha llegado el momento de pagarme, dice el tío que no tiene la cartera.
Y lo que pasa es que no me quiere pagar.
¿Tú qué te crees?
- ¡Tú me la has quitado!
[discuten al unísono] - [hombre 2] Te la he encontrado.
- [mujer] ¿Lo ves?
Ahora me pagas.
- [Laguna] No nos hagan perder más el tiempo.
- Ahora me pagas, ¿eh?
Ahora me pagas.
300 euros.
- [hombre 1] Ah, ah, 150.
- ¡300!
- [mujer] 150 cada una.
- ¿Han visto mi bolso?
Lo he dejado aquí.
- No, jefa, no he visto nada.
¿Se lo han quitado?
- Sí.
- ¡Eh!
¡Que han robado a la comisaria!
- ¿Te vas?
- Sí, tengo una cena.
Lidia está durmiendo, no la molestes.
Bashir y Rosario tienen la noche libre, tu hermano tampoco está.
- ¿Has hablado con ella?
- Está más tranquila.
- Lo sabe, ¿verdad?
Sabe que no soy Paula, por eso está así.
- Ya te dije que de Lidia me encargaba yo.
¿Has hablado con Eguía?
- No va a decir nada.
- ¿Por qué estás tan segura?
- Porque le ha amenazado con arruinar su vida si lo hace, por eso.
- Ya.
- ¿Hasta cuándo?
Eguía lo sabe y Lidia también.
No vas a poder mantener esta farsa más tiempo.
- Eso es asunto mío.
Tú ocúpate de lo tuyo.
Nos vendrá bien a los dos.
[pitidos electrónicos] - ¿Cómo sigue?
- Igual.
Sin novedad y no sé si eso es bueno.
- [Lalo] Ana es muy fuerte, Ramiro.
- Si me quedo sin ella, me quedo sin nada.
- Madre mía, qué situación.
- El marido y... Parecemos nórdicos.
- El marido y el amigo... del marido.
Ana te quiere a ti, que no te quepa ninguna duda.
Y eres tú quien debes estar con ella.
Yo voy a dejar de ser un problema entre vosotros.
- Yo también la quiero a ella.
De hecho, hasta ahora no sabía cuánto la quería.
Pero no sé si estamos a tiempo de arreglar nada.
Joder.
La he cagado tantas veces que dudo que me quede vida para compensarla.
- Hay que perseguir lo que se quiere y currártelo día y noche, y, a lo mejor, con un poco de suerte, tienes un buen titular.
- ¿Todavía aquí?
- Sí, pero nos vamos ya.
Gracias.
- No se puede quedar nadie.
- [Lalo] Gracias.
¿Una copa?
- Necesito una ducha, pero gracias.
- [Laura] Justo lo que necesitaba.
En el congreso nos han tenido a pan y agua.
Unos pesados.
- Bueno, olvídate, ahora nos toca beber y disfrutar.
- No querrás emborracharme, que ya sabes que con dos copitas de esto yo pierdo el control.
- ¡Tonterías!
- Voy a tener que salir de viaje más veces para que me eches de menos y que valores lo que puedes perder.
- [Marcos] Pero ¿qué tonterías dices?
Si yo no quiero que te vayas nunca.
- Eso depende de ti, cariño.
- Laura, ¿qué tal?
- Hola.
- Así que este es tu famoso novio.
- [Laura] Sí.
Marcos, Patri, Patri, Marcos.
- Encantada.
No nos conocemos, pero somos compañeras de promoción.
He vuelto hace poco para abrir mi propio bufete en el Paseo de Pereda.
- Patri está especializada en divorcios.
- Como abogada.
Así que ya que estamos, aprovecho y te confirmo la asistencia a la boda.
- ¿Ah, sí?
¿Y, y vendrás sola o acompañada?
- Eso no lo sé todavía.
Tu novio no tendrá algún amigo, ¿no?
- Me quedé con el mejor.
- Hasta luego.
Chao.
- Adiós, Patri.
Chao.
Ten cuidado con esta.
No me llamo la suelta, ¿eh?
- ¿Y si nos vamos a casa?
Tus amigas parece que van de caza.
- Déjalas que sufran.
Por un día que salimos, no me pienso meter en casa.
[♪ música de suspenso] - Mamá.
Mamá.
[♪ música de suspenso] ¡Mamá, mamá, mamá!
- Yo pediría otra.
- ¡Vaya!
Hoy sí que quieres perder el control, ¿eh?
[timbre de teléfono] Joder.
- Será mejor que nos vayamos a casa.
- Dime, Costa.
¿Cómo?
- [Alicia] Está bien.
- Antes de irse mi padre, me dijo que estaba dormida.
- Pero ¿tu padre estaba allí?
- Sí.
Le había dado la noche libre a Rosario y Bashir, después se fue.
- ¿Qué quieres decir, Paula?
- Si no hubiera entrado en la habitación.
Es que no entiendo cómo ha podido hacer algo así.
- Paula, ella lo sabe.
Vino esta mañana a comisaría con la intención de contarle todo a Laguna.
Yo se lo impedí.
- Marcos, siento mucho todo lo que te he dicho esta mañana.
Sé que siempre me has protegido y, y no quiero perderte.
[♪ música melancólica] - Paula, tú y yo solo podemos ser amigos, nada más.
Seguro que pronto encuentras un chico que te quiera mucho y que te haga olvidarte de mí.
- No puedo.
No puedo olvidarme de ti, Marcos, no puedo.
¿Tú puedes olvidarte de mí?
¿Eh?
- Es que es lo mejor.
Pero este no es el mejor sitio para hablarlo.
- No me has contestado.
- Sí te he contestado.
Seguro que con el tiempo lo entenderás.
- No quiero entenderlo.
Te quiero a ti.
Sácame de aquí, por favor.
Vámonos juntos.
Lejos, los dos.
- Paula, tu familia.
- [Fernando] Hola.
- Hola.
- ¿Qué ha dicho el médico?
- Todavía nada, hay que esperar a que salga.
El médico de la ambulancia dice que no parece grave.
No sé.
- Gracias a Dios, no tenía que haberla dejado sola.
Les agradezco la ayuda y les pido que sean discretos, por favor.
- Claro.
- No se preocupe, de todas formas, me quedaré aquí para hablar con el médico.
- De todas formas, los dos nos quedaremos aquí para hablar con el médico.
- Se lo agradezco.
¿Dónde está?
- Por aquí.
[♪ música de suspenso] [timbre de teléfono] - Dime, Eguía, estoy en el hospit-- ¿Cómo?
Hijo de puta.
[♪ música dramática] - ¡Te voy a matar, hijo de puta!
- [Marcos] ¿A dónde vas?
- ¡Me voy a encargar de que todo el mundo sepa la clase de basura que eres!
- ¡Lárgate, coño!
¡No compliques más las cosas!
- [Lalo] ¿Quién complica las cosas?
- ¿Quién?
- [Marcos] ¡Lárgate de aquí!
- Si vuelve a acercarse a mi familia, tendremos un problema.
- Lo siento.
- ¿Por qué lo habrá hecho?
Primero se presenta a la comisaría y ahora esto.
- Pues, no tengo ni puta idea, la verdad.
- Yo os dejo.
- Sí, que ya es tarde.
- Mira, tenía una cena de aniversario con mi chica en el casino.
Pero claro, me ha llamado Paula y me ha dicho que estaba sola, que no te localizaba.
Pues, eso.
- Lo siento, Costa.
- Hasta mañana.
- [Marcos] Hasta mañana.
[sirena] ¿Qué te pasa por la cabeza?
- Mira, te voy a decir una cosa, chaval.
Si le pasa cualquier cosa a Lidia, cualquier cosa, lo mato.
¿Me estás oyendo?
Que no te quepa ninguna duda de que lo mato.
- Bueno, pero es que Fernando no tiene la culpa de todo.
Aquí todos tenemos... - ¡No, aquí todos no tenemos la culpa de nada!
¡Tú no tienes la culpa!
¡Lidia no tiene la culpa ni siquiera esa niña que vete a saber la vida de mierda que ha vivido!
¡Aquí el único culpable es ese hijo de la gran puta!
¡Y hasta que vosotros no os deis cuenta, se va a estar riendo de todos nosotros aquí!
- ¿Y si resulta que no tienes razón?
¿Y si resulta que Lidia tiene la culpa de la muerte de su hija?
¿Estarías dispuesto a correr ese riesgo?
- Mira, es muy fácil saber si miente o no.
Solamente hay que dar un paso.
- No pienso pisar esa tumba sin una orden judicial.
Ya me he saltado muchas normas y no pienso seguir haciéndolo.
- Muy bien.
- Estará dormida en las próximas 12 horas.
Ha tomado demasiadas pastillas, pero afortunadamente está fuera de peligro.
- Gracias.
- El abuelo.
[pitidos electrónicos] - [Paula] ¿No decías que estaba más tranquila?
- Eso pensaba yo.
- No tenías que haberla dejado sola.
- Estás mejor con la boca cerrada.
- Ya.
- [Enrique] Ya me ha dicho Toni.
Menos mal que estabas ahí, Paula.
Su ángel de la guarda.
- ¿A dónde coño vas?
- A hacer lo que tú no eres capaz.
No me voy a quedar de brazos cruzados.
- Coño, Lalo, que las cosas no se hacen así.
- ¿De qué tienes miedo?
¿De saber la verdad?
- ¿Y si la niña está ahí?
¿Eh?
¿Cómo coño justifico algo así?
- Inspector, no te queda ninguna norma que saltarte.
Tarde o temprano querrás saber la verdad, así que tienes dos opciones.
O te quedas ahí o te subes al coche.
- Hija.
Hija.
Vaya susto.
- Iros a casa.
- [Fernando] Iros vosotros.
Necesitáis descansar.
El abuelo os llevará.
- Me quedo yo con ella.
- [Enrique] Sí.
Mucho mejor.
[♪ música de suspenso] - Ese es el árbol.
[♪ música de suspenso] Es aquí.
¿Me ayudas o no?
[♪ música de suspenso] Déjalo ya.
Déjalo, déjalo.
Te lo dije, aquí la niña no está.
Y si quieres saber dónde está, solo te lo puede decir una persona.
Así que ya sabes quién es el malo, inspector.
Ahora solo tienes que atraparlo.
¿Qué vas a hacer?
¿Hmm?
[♪ música de suspenso] [timbre de teléfono] - [Paula] ¿Sí?
- Soy Irina.
- [Paula] ¿Dónde estás?
- [Irina] Estoy en Santander.
- Se han llevado el disco duro con el expediente de Paula García McMahón.
- Tengo algo que enseñarte.
Digamos que lo he cogido prestado.
- Que lo has... Venga, no me jodas.
- ¿Qué pasó?
- No fue un accidente.
- Estoy seguro de que Fernando se deshizo del cuerpo de la niña en algún lugar de este perímetro y voy a patearme cada camino que aparezca en el mapa.
- Alguno de sus amigos también es amigo mío.
- Entre leones no nos pisemos las colas.
- ¡Tú también tienes una relación personal con Paula y no te estás comportando como un policía especialmente ortodoxo!
¡Pero es que precisamente por eso estamos tú y yo aquí, tú y yo, haciendo el trabajo que nadie hace!
- [Irina] Ya sabes cómo son los policías, te protegen durante un tiempo y luego, adiós.
Él no va a parar hasta encontrarnos.
- Jonás Valverde, y el otro también.
- Laguna, por favor.
- ¿Había otro con él?
- No deberíamos habernos cargado a Ricardo Vega.
- No vuelvas a pronunciar ese nombre en mi presencia.
- De momento, él y yo ya no vamos a dormir juntos.
- [Fernando] Se te acaba el tiempo, Enrique.
Mañana quiero resuelta a la venta a los escoceses o difundo los documentos que comprometen a tu hija.
- ¿Te ha dicho que te quiero alguna vez?
- [Paula] Te importo una mierda.
Quiero oírlo de tu boca.
- Marcos es un policía muy entregado y le habrás dado pena.
Supongo que para una chica fácil como tú habrá sido muy sencillo.
- Yo le cantaba esta canción a mi hija.
- [Paula] ¿Qué has dicho?
Support for PBS provided by: