

Wounds
Episode 7 | 51m 1sVideo has Closed Captions
After saving her life, Maria goes to visit Lucia in the hospital.
In the hospital, Lucia learns that she is pregnant. She only shares this news with Isabel, as she’s unsure how she feels about Jose. Maria visits Lucia and warns her that if Joao finds out he would kill them all, including Samuel.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback

Wounds
Episode 7 | 51m 1sVideo has Closed Captions
In the hospital, Lucia learns that she is pregnant. She only shares this news with Isabel, as she’s unsure how she feels about Jose. Maria visits Lucia and warns her that if Joao finds out he would kill them all, including Samuel.
Problems playing video? | Closed Captioning Feedback
How to Watch The Accident
The Accident is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.
Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship[♪ música tranquila] - Lucía, necesito que me escuches un momento.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Necesito hablar contigo un momento, por favor.
- No quiero saber nada.
Quiero que te vayas de mi habitación.
- Hay algo que no sabes, hay algo que no sabes y te juro que te conviene saberlo, de verdad.
Y esto no va de tu marido para nada.
Es muchísimo peor.
Escúchame bien lo que te voy a decir.
João, mi marido, no es la persona que parece que es.
Es una persona que ha sobrevivido a una guerra y sabe lo que es matar.
Como él se entere de lo que has visto, podemos darnos todos por muertos.
- ¿Qué estás diciendo?
Sal de mi habitación.
- [María] Estoy hablando muy en serio.
Como se te ocurra decir algo, te juro que no va a haber lugar en el mundo donde ni José ni tú podéis esconderos, porque os va a encontrar.
Primero me va a matar a mí, pero luego va a ir a por cada uno de vosotros, incluido tu hijo.
Y a él le va a matar primero para que le supliquéis que os mate a vosotros también.
No se te ocurra abrir la boca.
- [Isabel] Lucía, no he conseguido pararlo.
- ¿Qué haces aquí?
- Lo siento, José, pero tenía que hablar con ella.
- ¿Qué hago?
¿La, la echo?
¿La echo?
¿Le doy una hostia?
¿La mato?
Di-dime qué quieres que haga.
- Por favor, no olvides lo que te he dicho.
- Vete de aquí, José.
- Déjame que te explique lo que ha pasado, por favor.
- No quiero que me expliques nada.
Vete.
- Necesito hablar contigo.
- Vete.
- Sal, José.
[♪ música dramática] [♪ Cecilia Krull: "La Verdad"] - María.
Habíamos quedado en que te iba a acompañar, mi niña.
- Ya, bueno, pues ha habido un cambio de planes.
Y además, Lula, no necesito niñera.
Por una vez en tu vida, déjame en paz.
Por favor.
[♪ música dramática] - Juan, dime que está todo bien, por favor.
- [Juan] Lo de Lucas está solucionado, sí.
Le he pagado al joyero los destrozos y por esta vez es suficiente.
Vale.
De nada, pero ya hablaremos de esto tú y yo con calma.
¿Cómo está Lucía?
Bien, pero tú quietecito con ella ahí hasta que le den el alta, ¿me oyes?
Ya, me encargo yo.
Te dejo.
Luego seguimos.
- Ya está, denuncia retirada.
- Gracias, Nacho.
¿Y el chico?
- Enseguida lo tiene aquí.
- [Tomás] Gracias.
- Un poquito de paciencia, Juan.
- Perdona, Nacho, es que tenemos un poquito de faena.
- Os podéis marchar los dos.
- A ver si voy a tener que hablar con un abogado.
A la gente no se la puede retener así sin más.
- No te hemos retenido.
Viniste voluntariamente a traerle unas medicinas a tu colega.
Y como estaba muy nervioso, te quedaste a hacerle compañía.
- Bueno, nos vamos, ¿o no?
- Qué suerte tener un jefe como Juan Espada, ¿eh?
Ha debido que pagar una pasta al joyero para que retirara la denuncia.
- Quieren mucho a mi padre.
Y yo no he hecho nada grave, ¿vale?
- Mira, chavales, yo no sé si solo sois jóvenes y tontos, o si alguien se está aprovechando de que seáis así de idiotas.
Pero no me gustaría volver a veros por aquí.
- No nos verá.
- [Ramón] Que no he terminado.
No me gustaría volver a veros por aquí por una tontería, pero me encantaría veros comer trullo como averigüe que estáis ocultando algo más gordo.
Y os aseguro que lo voy a averiguar.
¿Entendido?
¿Sí o no?
Pues venga.
Fuera de aquí.
- Me cago en su puta madre.
[♪ música de suspenso] - Pero ¿tú eres idiota o qué, Lucas?
¿Cómo se te ocurrió hacer una cosa así?
¿Tú sabes el lío en el que has estado?
- Vale.
Perdona, papá.
No sé qué me pasó.
- Ni perdona ni nada.
- Me cabreé y me lié por ahí.
- Ni perdona ni leches.
Parece mentira.
Le das las gracias a Juan, que te ha sacado de esta.
Pero le vas a pagar hasta el último céntimo.
- [Juan] Bueno, bueno, bueno.
Venga, ya, vamos pa fuera.
Que ya echaremos cuentas, ¿va?
Hasta luego.
- Hasta luego.
¿Cree que está metido en algo raro?
- Creo que le están utilizando, y no solo Manuel.
Por cierto, a ese no hay que perderle de vista.
Era amigo de Chupito y no me extrañaría que fuera él quien ha quemado todos los coches.
- Huele mal, ¿no?
- Huele como tu coche, calcinado.
¿Te encargas?
- Sí.
Qué cabrón.
- ¿Y esta tía cómo coño se atreve a colarse en tu habitación?
Así, a presentarse aquí, por la cara.
Perdona, pero es que alucino.
No me lo puedo creer.
Y que ha venido encima, se ha intentado justificar, ¿no?
¿Te ha pedido perdón?
No, eso seguro que no.
A lo mejor ha venido a darte pena.
¿No?
¿Qué ha hecho?
¿Qué quería?
¿Qué quería?
- Ya está, ya ha pasado, Isa.
- [Isabel] Es que no tenía que haberte dejado sola.
Pero te digo una cosa, ¿eh?
Que lo del hospital también tiene tela, porque es que tiene tela, tía.
¿Que dejan entrar a cualquiera así, colarse en la habitación de un paciente sin ningún control?
No, es que estoy por ir y montar un cirio, fíjate.
- Ven, ven un momento, por favor.
Para, para, para.
¿Vale?
- Sí.
- Eh, ve a llamar a la doctora, ¿vale?
Que... - ¿Te encuentras mal, cariño?
- No me encuentro mal.
Quiero que me den el alta.
- No, Lucía, no.
El alta no.
No llevas ni 24 horas ingresada y has tenido una conmoción, cariño.
Mira, nos lo pensamos un poquito, ¿vale?
Voy a ir a tu casa, cojo ropa, la traigo, y ya cuando venga, hablamos y llamo a la doctora.
¿Ah?
Quédate tranquila, por favor.
[suspira] - Eh, que ahí dentro está João, ¿vale?
- [Juan] Gracias, Sonia.
Mira a ver qué pasa con el camión y salid ya, ¿vale?
Buenos días, João.
- Ah, ¿son buenos?
Mira, muchacho, yo soy el primero en alegrarse de que el negocio os vaya bien.
Pero lo que no voy a aceptar es que retraséis un porte mío para beneficiar a otro cliente, ¿me entiendes?
- Tienes razón, João, y te pido disculpas.
Pero es que ese camión... Ahora mismo nos ponemos con el tuyo, de verdad.
Y, si quieres, le meto más prisa.
- No, espera.
Las prisas nunca son buenas para nada.
¿Qué ha pasado con tu cuñada?
Eh, ¿es grave?
- Sí, bueno, tuvo un accidente de coche, pero ya está bien.
Gracias por preguntar.
- No me gustan los accidentes.
Traen mala suerte.
¿Tú conoces la teoría del dominó?
- No.
- Pues es muy interesante.
Viene a decir que en todo accidente hay un conjunto de causas que se relacionan entre sí, como las fichas de un dominó, ¿me entiendes?
Pero si eliminamos uno de los factores, podemos evitar que el accidente se produzca.
¿Y tú sabes cuál es el factor más fácil de eliminar?
- Ni idea.
- El factor humano.
No, no, no.
Déjalos que sigan con lo que están haciendo.
Y a su tiempo, ya nos ocuparemos de lo mío.
- [hombre] ¿Qué pasa, jefe?
¿Necesita ayuda?
- No, gracias.
El mechero que se me ha caído.
Todo bien.
[♪ música de tensión] - ¿Qué es eso de que quiere irse?
- Eh, bueno, si no hay ningún inconveniente y está todo bien, la verdad... - Está todo bien, pero ha sufrido una fuerte conmoción y no estaría de más que siguiera en observación.
- Ya, pero bueno, preferiría estar en casa, la verdad.
- La analítica está bien, pero en su estado es muy precipitado darle de alta.
Ha tenido suerte que el traumatismo no ha afectado al embrión.
Pero a mí me gustaría que por lo menos... - ¿Qué?
Eh.
Perdone, eh, ¿cómo que el embrión?
- ¿No sabía que estaba embarazada?
- No, no lo sabía.
- ¿Y, y de cuántas semanas estoy?
- Poco, unas seis semanas.
- Eh, doctora, ¿me podría dar el alta voluntaria, por favor?
Que me quiero ir a casa.
- Con la condición de que vuelva a revisión en un par de días, ¿vale?
- Sí, sí, sí.
Se lo prometo.
- ¿Sí?
- Sí.
- Ahora mismo aviso para que le quiten la vía.
- [Lucía] Gracias.
- Tú pides el alta y yo voy a tener que pedir el ingreso.
Lucía, qué día.
Es que no, no falta un detalle.
- Bueno, no he dicho nada.
- [Juan] Hola.
Lo siento, Lucía, que no he podido venir antes.
Que me han entretenido en la empresa y... ¿Cómo estás?
- Estoy mejor.
- ¿Y qué haces con la ropa que no estás descansando?
¿Te han dado el alta ya?
- Eh, sí.
Juan, ¿tú nos podrías llevar a casa?
- Sí, claro.
Pero ¿y José?
- José está en casa con Samuel.
Voy, voy a cambiarme.
- Muy bien.
Os espero fuera.
Vale.
- A mi cuñado ni una palabra.
- No, no, ni se me ocurre.
Tampoco sabría ni por dónde empezar.
- [Samuel] Papá, ¿qué te pasa?
- ¿Qué?
- [Samuel] Que no has hecho ninguna broma en todo este rato.
- Es que tu padre es un tío muy serio, hijo.
Yo hago bromas para disimular solo.
¿Qué está pasando ahí?
Ay, ¿por qué se ha hecho de noche?
Está todo oscuro.
Que no se ve nada, que se ha hecho de noche otra vez.
¿Qué ha pasado?
¿Qué ha pasado hoy?
- [Samuel] !¡Papá!
- ¿Qué?
¿Qué?
- Pero una cosa, ya soy mayor.
Me puedes contar lo que tú quieras.
¿Por qué me dejaste ayer en la casa de Julián?
- A ver, niño mayor.
Ayer, mamá se dio un golpecito con el coche y tuvimos que llevarla al hospital.
Pero no te contamos nada, primero, porque no es grave.
Y segundo, para no preocuparte.
Volverá a estar en casa enseguida.
- ¿Seguro que va a volver?
- Si no vuelve, te llevo al hospital a verla, ¿vale?
- Solo quiero que sepas una cosa.
- ¿Qué cosa?
- Que si tú o mamá no estáis, os echo de menos.
Y quiero que los tres estamos siempre juntos.
- Claro que vamos a estar juntos.
¿Sabes que a mí me pasa lo mismo?
Que si no estáis conmigo, os echo mucho de menos.
- Bueno, ¿y qué te han dicho los médicos?
- Eh, nada, que tengo que volver a revisión mañana y ya está.
Estoy bien.
No, no te preocupes, Juan.
- No me estarás mintiendo, ¿verdad?
- No, no, no, no te está mintiendo.
Está bien.
Hombre, yo, yo no hubiese dejado el hospital y, sobre todo... - ¿Sobre todo qué?
- Sobre todo porque ha tenido una conmoción grande.
- Una conmoción.
Entonces te diste un buen golpe.
- [Lucía] Sí.
- ¿Y cómo fue?
¿Qué te pasó?
- Pues una tontería, que me despisté y ya está.
- [Juan] Ya.
¿Y qué hacías por ahí?
- Juan, dando una vuelta, no sé.
Que no tengo ganas de hablar ahora, además.
- [Juan] ¿Y tú, Isa?
- [Isabel] ¿Yo qué?
- Que si tampoco tiene ganas de hablar y explicarme lo que se calla esta.
- No, pues yo tampoco.
Pero vamos, que no es por ti, ¿eh?
Es que hemos pasado muy mala noche en el hospital y estamos reventadas.
- [Lucía] Juan, eh, no me pongas nada.
- Sí, muy bien, muy bien, escuchadme las dos.
Yo no voy a hacer más preguntas, de acuerdo.
Pero si Lucía necesita algo, y sabiendo cómo es que no pide ayuda ni que la estén matando, tú, Isa, me llamas, ¿vale?
- Sí, claro.
- ¿Vale?
- Bueno.
Vale.
- Muy bien.
- Gracias, Juan.
- Toma.
Te voy a decir una cosa.
- ¿Qué?
- Tu cuñado es un pedazo de tío.
Pero un pedazo de tío, ¿eh?
Lástima que no le puedas contar nada.
- No, ni puedo ni quiero, y tú tampoco lo vas a hacer, ¿eh?
- No.
No, no.
Hija, ahora me da no sé qué dejarte sola.
- No te preocupes, que estoy bien.
- ¿Sí?
- Sí.
- ¿Le vas a contar a José lo del embarazo?
¿Seguro no?
- Gracias, amiga.
- Venga, descansa, ¿eh?
- [Samuel] !¡Mamá, has vuelto!
- Hola, mi amor.
¿Qué tal?
Claro que he vuelto, cariño.
Aquí estoy.
- ¿Te has curado del todo?
- Pues ha sido un pequeño susto, pero estoy bien, la verdad.
¿Y tú qué tal?
¿Qué has hecho?
- Julián me dio una cena asquerosa.
No quiero que nunca más me dé él la cena.
- [Lucía] Vale, perfecto, pues ya está.
¿Y qué es lo que más te apetecería comer del mundo?
Que yo te lo preparo.
A ver.
- Macarrones con tomate y huevos fritos.
- Anda, ven aquí.
Ay, pues macarrones con tomate y huevo frito.
Me voy a lucir.
¿Qué?
¿Me acompañas?
- Sí.
- ¿Me ayudas?
Muy bien.
- [hombre] Acaban de salir de la empresa.
Estoy detrás de ellos.
- Bien.
Pero mantén la distancia.
Sigue así.
Si se desviara o hiciera algún movimiento extraño, me avisas.
Todo en orden.
[♪ música de suspenso] - Mírala.
¿No es preciosa?
- [Lula] Sí.
Es tan guapa que hasta da miedo.
[ríe] - Solo tú podrías decir algo así, Lula.
Vamos con ella.
- Por cierto, esta mañana fui a buscarla al hospital.
Ya sabes que quería acompañarla.
- No la agobies demasiado.
- Es que vi allí a tía José Espada.
- No es extraño.
A su mujer le han ingresado.
Por lo visto, ha tenido un accidente de coche.
¿No pasaste a verla?
- No.
Ni lo sabía.
Pero tal vez María sí.
Pregúntale.
[María tararea] - [João] Están preciosas tus rosas, mi amor.
- Sí.
Las que han sobrevivido al frío, porque este invierno está siendo muy duro.
- ¿Has visto a Lucía en el hospital?
- ¿Lucía?
- [João] Sí.
- No, ¿por qué?
¿Le ha pasado algo?
- Un accidente de tráfico.
Esta familia está pasando por un ciclo de mala suerte.
- Nosotros tampoco nos libramos.
Mira lo que le pasó a María.
- Ay, Lula, por favor, no me compares un accidente con un arañazo.
- ¿Te ha dolido la inyección?
Las antitetánica son muy dolorosas.
¿Dónde te la han puesto?
- Pues ahí, como todas.
- ¿No se te habrá inflamado?
A ver.
- !¡Ay, Lula!
No se me ha inflamado, no.
Estoy perfectamente.
Me voy a hacer el centro de mesa.
- No sé por qué, pero te miente.
- Estás obsesionada y celosa.
Como vuelvas a acusarla sin pruebas, te mando de vuelta a Portugal.
- Te equivocas, hermano.
Obsesionado estás tú.
Y tal vez deberías estar también celoso.
- !¡Ríndete!
Ahora lucharemos debajo del agua.
!¡Inmersión!
- [Lucía] !¡Samuel!
Samuel, ¿qué haces?
Que te puedes quemar.
Que esto es para la comida, cariño.
Ve qué ideas tienes.
- No te enfades.
- No, no me enfado, mi amor, pero... Toma.
Vamos a secarlos, que estos ya se han bañado.
Perdóname, cariño, que estoy muy nerviosa.
Ya está.
- Lucía, ¿podemos hablar?
- Estoy preparando la comida del niño.
- Ya lo sé, pero necesito hablar contigo.
Por favor.
- [Samuel] No pasa nada, mamá.
Tú habla con papá, que yo me voy a lavar las, las manos.
- Sé que ahora mismo me odias y me lo merezco.
Y sé que no puedo cambiar eso en dos días.
Te he faltado el respeto.
A ti y a Samuel, a nuestra familia.
Y lo siento.
Quiero que sepas que lo de María se ha acabado.
Y que siento asco y vergüenza por mí mismo, por haberte engañado.
¿Sabes lo que es más absurdo?
Que lo hice porque te echaba de menos, no porque dejara de quererte.
Te quiero tanto.
Siempre he sabido que eres la mujer de mi vida.
- ¿Has acabado ya?
¿Sabes qué me pasa, José?
Que no me creo absolutamente nada de lo que dice.
O sea, y lo peor de todo es que me da igual.
O sea, me da igual que sea verdad o que sea mentira.
Me da igual, me da igual.
- Escúchame, escúchame, por favor.
- [Lucía] No, ¿pa qué?
- Ya sé que no me puedes creer y que solo me ves como un gilipollas mentiroso.
Y no te puedo decir nada porque tienes razón.
- Claro.
- Pero también sé que lo que tenemos, lo que tú y yo hemos construido, eso no le pasa a todo el mundo.
- Ya.
Por eso lo mandas todo a la mierda, ¿no?
- Sé que me quieres.
Si me dejas, te juro que lo voy a arreglar.
Por favor.
Déjame encontrar la forma de arreglar el daño... - Que no hay manera de arreglarlo.
Que no se arregla, que ya está, que ya está hecho, José.
Ya está hecho, ya está.
Coño, se me está quemando la comida.
Eh, quiero que te vayas ahora mismo.
Vete.
- ¿Dónde quieres que me vaya?
¿A dónde me voy?
- Que te vayas de casa.
Y sin montarme ningún lío delante del niño, te lo pido por favor.
- ¿Cómo?
- Sí, que te vayas.
- Lucía, no puedo hacer eso.
Esta, esta es mi casa, es mi familia.
- Pues habértelo pensado antes, ¿eh?
- Lucía, no me puedo ir.
Déjame quedarme y lo arreglamos aquí, por favor.
Lo arreglamos tú y yo.
Si me voy, se rompe todo, joder.
Si me voy, te voy a perder.
Y no quiero.
- Que ya me has perdido, José.
- No digas eso.
- Que ya me has perdido.
O sea ya has perdido todo, se ha ido todo a la mierda.
Y te voy a decir una cosa.
Si quieres mi silencio, ya sabes lo que tienes que hacer.
- ¿Silencio de qué?
- Yo no sé en qué mierda te has metido, José, pero María me ha dicho que como João se entere, estamos todos muertos.
Así que ahora mismo haces tu maleta y te vas, que no quiero verte nunca más.
Haz tu maleta y vete.
- !¡Mamá!
- Seguro que la culpa fue de uno de esos tarados que circulan por ahí que parece que les ha tocado el carnet en una rifa.
Porque Lucía será lo que sea, ¿eh?
Pero es una mujer sensata.
Y bien sabe Dios que las mujeres conducimos mucho mejor que los hombres.
- Lucía se ha salido de la carretera, pero no sé por qué, mamá.
- Desde luego no gana una para sustos con ellos.
Parece que los ha mirado un tuerto.
Oye, ¿José y Lucía están bien?
- Pues sí.
Hombre, todo lo bien que pueden estar después de lo que ha pasado.
Pero vamos, que yo creo que sí, que están bien, mamá.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿Dónde vas?
¿Otra vez de viaje?
- No es un viaje.
Me quedo en el pueblo.
- ¿Qué ha pasado, José?
- [José] Nada.
- ¿Lucía te ha echado de casa?
- No me ha echado.
Han pasado muchas cosas.
Estamos nerviosos.
Y hemos decidido entre los dos que es mejor que pasemos unos días separados.
Ya está.
- ¿Unos días?
- Sí.
- ¿Cuántos días?
- No sé cuántos días.
- José, tienes un hijo y una mujer que acaba de tener un accidente.
- Vale.
- No es un momento para abandonar el barco, ¿eh?
Venga, vamos a hablar con ella.
- No vas a ningún lado.
Vamos fuera, por favor.
!¡Vamos fuera!
- ¿Ha pitado ya al horno?
- [Julián] No sé, pero José acaba de salir de su casa con una maleta enorme.
Ahí está su madre y su hermano.
- Bueno, Julián, no seas tan cotilla.
- [Julián] No soy cotilla.
Estaba mirando por la ventana y lo he visto.
Isa, ¿qué está pasando en esa casa?
- Bueno, pues que Lucía ha tenido un accidente.
Por lo demás, todo normal.
- [Julián] ¿Normal?
Esos no saben lo que es la normalidad desde hace meses.
Vea, ¿están peleados?
- ¿Tú has visto un táper que es así, alargadito con la, con la tapa verde?
Es que yo no sé.
Cada vez que necesito algo en esta cocina, desaparece.
- No creo que se vaya de viaje, sobre todo cuando ella acaba de salir del hospital.
Así que... - ¿Así que qué?
¿Así que qué?
A ver, ¿qué conclusiones sacas tú tan rápidamente de la vida de los demás?
- O ella le ha echado, o él se ha ido.
Una de las dos.
Pero detrás de esa maleta hay una pelea, eso te lo aseguro.
- Bueno, en todo caso, no es asunto nuestro.
- Justamente eso digo yo, que tú, que estás tan unida a Lucía, no te vayas a dejar influenciar por el ambiente.
- Pero ¿qué dices de dejarme influenciar por el ambiente?
Ni qué ambiente ni nada.
Por favor, Julián, de verdad, ¿eh?
- Madre mía, qué pinta tiene eso.
- [Isabel] ¿Verdad que sí?
Quita, que esto no es para nosotros.
- ¿Cómo que no es para nosotros?
Con lo que me gusta a mí el brownie.
- Las manos fuera.
Bueno, pues ya te haré uno a ti.
Es para Lucía.
- Ah, ¿para Lucía?
- Sí.
- ¿Has visto?
Algo pasa con Lucía y con José.
- Bueno, que acaba de salir del hospital.
Julián, que acaba de salir del hospital.
- [Lucía] A ver, Samuel.
Papá va a volver, ¿vale?
Así que no te preocupes.
- Sí me preocupo.
Porque cuando papá no está, el monstruo del jardín vuelve.
- Vamos a ver.
Eh, no hay ningún monstruo en el jardín, cariño.
- Sí existe el monstruo del jardín.
Y lo has echado tú.
!¡Eres mala!
- Bueno, vamos a verlo.
¿Podemos hablar?
!¡Samuel!
[♪ música de suspenso] - Venga, y ahora me dejáis un rato solo, ¿vale?
- Pero que no, hijo, que no.
¿Cómo voy a irme tan tranquila sin saber lo que os pasa?
- Vale, te lo cuento otra vez, mamá.
Una bronca de pareja.
Tú nunca discutías con papá, ¿o qué?
- [Teresa] Pues claro que discutíamos.
Pero nos perdonábamos enseguida.
Y nunca dormía uno fuera de casa, hijo.
- Bueno, mamá, relájate.
Tú también perdonabas a papá porque aguantabas lo que no está escrito.
Pero Lucía no tiene por qué ser como tú, ¿eh?
¿Qué le has hecho esta vez, José?
- No tienes ni puta idea, pero gracias por el apoyo.
- Es verdad, Juanito.
Deja en paz a tu hermano, hombre.
¿No ves que lo está pasando mal?
No hurgues en la herida.
- Juanito se va. - No, os vais los dos a discutir fuera, por favor.
Venga.
Mamá, por favor, por favor.
- Bueno.
Bueno, pero te vienes a dormir a mi casa esta noche.
- Esta noche duermo aquí.
- Pero ¿cómo?
¿Pero cómo vas a dormir en un despacho, hijo?
- Porque hay un sofá y van a ser dos días.
Por favor, por favor, te lo pido.
[♪ música triste] [timbre] - Hola.
- [Isabel] ¿Qué pasa, amiga?
Oye, Lucía.
Julián ha visto a José salir con una maleta y me he preocupado.
- Pues nada, que le he dicho que se fuera de casa.
[suspira] - Lo siento.
Vaya, vaya trago.
¿Tú cómo estás, cariño?
- Yo no lo sé.
Pero bueno, ahora que estás aquí, mucho mejor, la verdad.
- Mira, yo no sé si servirá de algo, pero aparte de a mí misma, he traído un kit de primeros auxilios.
- [Lucía] ¿Qué?
- [Isabel] Brownie.
Lo acabo de hacer.
Oye, que el chocolate es muy bueno, ¿eh?
Para el estrés.
Y este cura el mal de amores.
- [Lucía] Ay, Dios.
Gracias.
- [João] !¡María!
- ¿Sí, querido?
- [João] Cariño, siéntate un ratito con nosotros.
- Anda, mi móvil.
¿Qué hace aquí?
¿Dónde estaba?
- Lo ha encontrado Lula.
¿Qué móvil es ese?
Eh, no es el tuyo.
- No.
Este es uno desechable que compré un día, que me dejé el mío en la casa y tenía que pedirle cita a la fisio.
Qué bien, lo había perdido.
- Estaba en un sitio muy raro para guardar un teléfono.
- ¿Ah, sí?
¿Y dónde estaba?
¿Quiero decir que cómo lo encontraste si estaba en un sitio tan raro?
- No me estarás ocultando nada, ¿verdad?
- ¿Desconfías de mí?
- Si desconfiara de ti, no estarías aquí.
A mi lado.
En esta casa todos somos familia.
¿Lo ves, Lula?
María va a encender su teléfono para que te quedes tranquila.
- Que lo encienda.
Pero ¿te vas a poner de su parte en semejante tontería.
- Enciéndelo.
[♪ música de suspenso] [timbre de teléfono] - ¿No vas a contestar?
- Pues no, porque a mí nadie me llama a este teléfono.
- Ya, pero contesta.
[timbre de teléfono] María.
- ¿Mh?
- Contesta.
[timbre de teléfono] [♪ música de suspenso] Contesta.
- ¿Quién es?
[♪ música de suspenso] Colgaron.
¿Lo ves?
Equivocación.
- ¿Y Samuel?
- Pues en su habitación.
Enfadadísimo conmigo, que me ha visto discutir con su padre y echarlo de casa.
Y no entiende nada el pobre.
- Bueno, pues explícaselo.
Explícaselo, porque no es justo que piense que tú eres la mala.
- Claro, ¿y qué le digo?
¿Que se ha enamorado a su padre de una especie de top model o qué le digo?
- Bueno, bueno, no creo, no creo que se haya enamorado.
Y una top model tampoco es.
Es delgadita, sí, pero vamos, tú también.
- Y altita también.
Y negra.
- Sí, eso sí.
Ahí no puedes competir.
Pero vamos, que tú tienes un moreno precioso, ¿eh?
- Ya.
- [Isabel] Y de todas formas, ¿qué más da, Lucía?
¿Qué más da cómo sea ella?
¿Ah?
- Si ya lo sé que da igual, sí lo sé.
Pero bueno, no es lo mismo que te pongan los cuernos con una normalita, que te la pongan con un pedazo de pibona así.
Eso es así.
- Sí, eso es así.
- [Lucía] ¿Ves?
- Pero vamos, que lo importante es qué le vas a decir a Samuel.
Eso es lo importante.
- ¿Yo qué sé lo que le voy a decir?
Por ahora, me voy a comer el brownie este.
No voy a dejar ni pa'l desayuno, creo.
- No, pues para, paramos y le dejas al niño pa desayunar.
No, es que a mí me pasa como a ti, que los problemas me dan hambre.
¿Yo te he contado que en el entierro de mi abuela me empaché de bombones?
Imagínate, imagínate los bombones que me comí.
- Pues habría que verte, vamos.
- Malísima me puse.
[timbre de teléfono] - ¿Sí?
- [hombre] ¿Señor Espada?
- Sí, soy yo.
- [hombre] Su transporte está... - Disculpe, ¿con quién estoy hablando?
- [hombre] No importa quién soy, estoy de su parte.
Escúcheme bien, su porte no es seguro.
Está vigilado.
Un coche sigue al camión.
Lo estoy viendo en la carretera.
Voy a ayudarle.
- ¿Cómo que va a ayudarnos?
A ver, pero ¿a qué se refiere?
[timbre de teléfono] - ¿Sí?
Dime, José.
- Tomás, oye una cosa.
Es posible que os estén siguiendo.
Fíjate si tienes un coche detrás.
- [Tomás] Sí, creo que sí.
Hay un coche y me parece, me parece que yo lo he visto antes.
Bueno, tampoco estoy completamente seguro.
¿Qué hago?
- ¿Y esa moto?
- José, ahora tenemos una moto detrás y no nos adelanta.
¿Qué hago?
- Vale, sal de la carretera, a ver qué hacen.
- Papá, una gasolinera ahí.
- Vale.
- Vale, vosotros mantened la calma y no salgáis del camión por nada.
Si os siguen, abortamos.
[♪ música de suspenso] - ¿Qué?
¿A ti qué te pa...?
Hijo de puta.
- ¿Qué hace?
Hostia, pero qué... - [Lucas] Vámonos, papá.
- Sí, sí.
- [Lucas] !¡Papá!
[♪ música de suspenso] - José.
José, mira, seguimos adelante.
No sé ni lo que ha pasado, pero nos han quitado el coche de encima.
Parece que tenemos un amigo.
- [Rosario] Pero, hija, que tendrías que habernos avisado antes.
¿Te ingresan y no nos dices nada?
- Ya lo sé que llevas razón, mamá, pero es que no estaba pa avisar a nadie, de verdad.
Si además me sedaron y todo.
- ¿Que te sedaron?
- Sí.
- Ay, Dios mío.
Y tu madre sin saberlo.
- Ay, mamá, por favor, que, que la han sedado, ¿eh?
Que no la han operado a corazón abierto, que eso es muy dramática.
- Tú cállate, delincuente, que ya sabemos que para ti nada tiene importancia.
- [Lucía] De verdad, papá, por favor.
- Quien nos tenía que haber avisado era tu marido.
¿Dónde está?
- No está, papá.
No está en casa.
- Te deja sola el día que más le necesitas.
- Papá, que está trabajando.
Además, que estoy bien.
¿No me estás viendo que estoy bien?
Es que no entiendo, vamos.
- ¿Qué te han dicho los médicos?
Te han hecho la radiografía, te han mirado todo, ¿y estás bien?
- Pues claro que estoy bien.
- Con todo y con eso, hija.
A mí no me parece bien que estés aquí sola, nada bien.
¿Tú qué dices, Rosa?
- Que tampoco me parece bien.
Pero ¿a qué hora viene José?
Porque nosotros nos podemos quedar aquí hasta que vuelva.
- Mamá, cariño, no hace falta, de verdad.
- Hija... - Venga, vamos a la cocina a tomar una cerveza, ¿eh?
- [Rosario] Ten cuidado.
- Oye, ¿dónde vais, que estamos hablando?
- No, la estáis criticando.
- Pero bueno.
Es que no me lo puedo creer.
¿De verdad que os vais?
- Déjalo, déjalo.
Que le he pedido a la niña que hable con el hermano.
Venga, vámonos nosotros a ver a Samuel.
- ¿Cómo la niña con el hermano?
¿No podemos hablar nosotros como una familia normal los cuatro?
- [Rosario] Por favor.
- ¿Quieres algo?
- [Lucía] No, gracias.
Oye, ¿el coche qué?
¿Tiene mucho?
- Joder, Manuel, hijo.
Eres el único que me ha preguntado por eso.
- Ay, ¿yo qué sé?
Es por echarle un vistazo en el taller.
- Ya.
- Fue una hostia grande, ¿no?
- Bueno, más o menos.
Oye, que me ha dicho mamá que has pasado la noche en comisaría.
¿Y eso?
- Puto pueblo, joder.
Todo Dios te controla, ¿eh?
- [Lucía] Ya.
- Fui a hacer compañía a un colega.
Mi mamá se piensa que he matado a alguien, yo qué sé.
- Hombre, entenderás que lo de hacer compañía suena un poquillo raro, ¿no?
- Bueno, si fuera mentira, me hubiera inventado algo mejor.
- Pues no lo sé, pero toda a la verdad no parece.
- Tampoco es toda la verdad que José esté trabajando, ¿a que no?
- Pues no.
- Yo no te pregunto, ¿no?
Tú tienes tu, tu vida, hermana.
Cuando quieras contarme algo, pues me lo cuentas.
Y yo lo mismo.
- Vale.
- ¿Sí?
Pues te quiero igual, ¿eh?
- No eres liante ni nada.
- A ver, lo que nos dejan.
- No me gusta que discutamos, mi amor.
Dame un beso.
¿Sabes lo que estoy pensando?
Que quizá deberíamos hacerle un ramo de tus rosas a Lucía.
- ¿A Lucía?
¿Por qué?
- Porque está en el hospital, mi amor.
Sería un buen detalle, ¿no te parece?
Elige tú las rosas.
Ven.
- Estas.
Esta.
[♪ música de suspenso] Y esta.
Y esta.
- Sujeta.
[grita] Ay, se me ha ido la tijera.
Perdóname.
¿Te he hecho daño?
- !¡Lula!
- Casi te arranco el dedo.
Perdóname, mi amor.
- !¡Lula!
- !¡Lula!
- [Lula] ¿Qué pasa?
- Lula... - Llévala a curarse.
- Ven, que te vendo y te llevo al hospital.
- !¡Que se cure!
- [Lula] Vamos.
Venga, vamos.
[♪ música de suspenso] - Señor Ferreira, tenemos un problema.
Hemos perdido el camión.
Parece que les ha ayudado alguien, un motorista.
- El factor humano.
Siempre el jodido factor humano.
¿El localizador sigue en el camión?
- Sí, mire.
Los tenemos localizados.
- La técnica es lo único de lo que te puedes fiar.
Como no tiene corazón, no comete errores.
- [Nico] ¿Qué hacemos?
- De momento, dejar que sigan su camino.
Vamos a ver qué intenciones tienen.
Pero... ...como nos la estén jugando, los matas.
- [Nico] ¿Y a José Espada?
- A José Espada.
A él, el primero.
[♪ música de tensión] [♪ música de suspenso] [puerta chasquea] [puerta se cierra] [♪ música de tensión] [grita] - Pero ¿estás loco?
- ¿Y tú qué haces aquí tan temprano?
- Lo que haces tú, joder, José, que casi me estrangulas.
- Perdóname, perdóname.
- Pero ¿tú has dormido aquí?
- Sí, tenía un montón de trabajo y me quedé traspuesto, ya está.
- ¿Traspuesto?
¿Y qué hace ahí esa maleta?
Uy, uy, uy.
¿No te habrás ido de casa?
¿Te has peleado?
- Sonia, lo último que necesito es un interrogatorio de los tuyos, ¿vale?
Mira, ¿sabes lo que sí necesito?
Una toalla grande, para ducharme.
- Una toalla.
¿Y de dónde saco la toalla?
- Tú no vives acá al lado?
A ver, ¿quién tiene soluciones aquí para todo?
¿Quién es el ángel de la guarda de los Espada?
¿Quién es la secretaria guapa que tiene a [inaudible] y a Carlos atontados?
Que viene aquí, escucha.
Me dicen aquí, "que me desconcentro.
Cuando la veo, me concentro".
- Ay, qué camelita eres.
Te voy por una toalla y gel de baño, y pasta de dientes.
- [José] Gracias, guapa.
- Oye, ¿no tendrás una camisa limpia en la maleta o ni eso?
- [José] Sí, sí tengo, sí tengo.
- ¿Sí?
Y vete quitando los pantalones.
No te hagas ilusiones, que lo único que quiero es planchártelos.
- Espada se hunde sin ti.
[Sonia ríe] ¿Qué haríamos sin ti?
- Buscarte otra secretaria.
- [José] En la vida me busco a otra.
[Sonia ríe] [♪ música de suspenso] Tomás, ¿qué ha pasado con el intercambio?
¿Lo habéis hecho ya?
Bien, tío.
Qué bien.
Tú que volvéis mañana, ¿no?
Escucha, quiero que tengáis mucho cuidado con todo lo que pasa en la carretera, ¿vale?
Mañana todo esto habrá acabado para vosotros, te lo prometo.
- Y ahora sube a descansar, que el médico te ha mandado reposo.
[suspira] [suspira] [♪ música de tensión] [suspira] [♪ música dramática] - Perdona.
Perdona.
¿Me puedes dar cambio para la máquina?
- [hombre] Eh, un momento, por favor.
[timbre de teléfono] - Dime.
Entonces, ¿no vas a poder venir?
Pero a ver.
Pero ¿no se iba a quedar tu madre en el hospital hoy con Samuel?
Pero si el médico... Si nos ha dicho que está bien, que nos lo ha dicho hoy.
Joder.
No, pero es que es una puta noche lo que estoy pidiendo.
Que no pido tanto, una noche al año.
Vale.
- Perdona.
- Sí, te aviso luego.
Sí.
Adiós.
- [María] Perdona.
- ¿No te hace caso?
¿Necesitas cambio?
- No, no.
No, gracias.
- Cinco euros.
Si te van bien, todos tuyos.
- Gracias.
- De nada.
- Oye, que muchas gracias, ¿eh?
- [José] Perdona.
Esto va a sonar muy triste, pero es lo que hay.
Es mi cumpleaños y me acaban de dejar plantado.
- Felicidades.
- Gracias.
¿Te tomarías una caña conmigo?
- Eh... Venga, una y me voy.
- Perfecto.
Oye, nos pones dos cañas, por favor.
- Disculpe.
Su mesa está lista para cenar, caballero.
Cuando quiera.
- [José] Vale.
- Bueno, pues dejamos esa caña para otro día, ¿vale?
- Oye, oye.
[ríen] Aquí estamos.
¿A cenar no te quedarías?
- No, no.
Lo siento, pero no.
No puedo.
- Vale.
Encantado.
- Igual.
- [José] Perdona, que no me voy a quedar a cenar.
¿Me traes el abrigo?
- No, no se lo traigas.
No se la traigas.
- ¿No?
- ¿Has pedido champán?
- No.
- ¿No?
Pues hay que pedir champán.
Una cena de cumpleaños se merece un buen champán.
- Perfecto.
Por favor.
[suspira] - [José] Hola, soy José.
En este momento no puedo atenderte.
Por favor, deja un mensaje después de la señal.
- José, soy yo.
Sé que no quieres que te llame, pero necesito, por favor, hablar contigo.
[golpe lejano] João me va a matar.
No sé cuándo, pero me va a matar.
Por favor, por favor, te pido que me ayudes a salir de aquí.
Por favor, llámame.
Por favor, por favor.
Llámame.
[suspira] [♪ música dramática]
Support for PBS provided by: